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Los heridos en las protestas contra Maduro ahora enfrentan la escasez de medicinas

La violencia desatada durante las protestas a lo largo del país en contra del gobierno de Nicolás Maduro ha dejado heridas graves entre jóvenes y adultos, quienes ahora enfrentan un largo camino para recuperarse y comprar medicinas.
Imagen vía Miguel Gutiérrez/EPA
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Jesús Ibarra, un estudiante venezolano de Ingeniería de 19 años, apenas habla y camina con dificultad. Hace unas semanas, lo golpeó una bomba lacrimógena que le pulverizó una parte del cráneo durante una de las protestas contra el presidente Nicolás Maduro que sacudieron el país entre abril y julio.

Después de cinco operaciones y tratamientos contra infecciones tras caer a un río altamente contaminado, la recuperación de Jesús Ibarra aún no termina. Falta atravesar con éxito un sexto procedimiento, en el cual le colocarán una pieza quirúrgica para cubrir el fragmento de cráneo que le falta.

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El joven es uno de los 1.934 heridos que han dejado los cuatro meses de protestas, según las cifras oficiales. Para muchos de ellos, sus tratamientos parecen una batalla cuesta arriba debido a la escasez de medicinas y material quirúrgico en el país petrolero.

"Yo converso mucho con mi hijo y a veces me hace entender que no valió la pena, que se arrepintió y que fue un error", dijo José Ibarra, padre de Jesús, recordando que ha tenido que pedir donaciones para comprar las medicinas que están disponibles en las farmacias.

"Pero otras veces me dice claramente que sí valió la pena, porque estaba luchando por un cambio en el que él cree", agregó al lado de su convaleciente hijo, en su casa en Petare, una de las barriadas más grandes de América Latina.

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El día en que fue alcanzado por el cartucho de la bomba lacrimógena, Jesús Ibarra había acudido a manifestarse para mostrar su descontento con la crisis económica del país. Hoy, tras 45 días en coma inducido, apenas camina apoyado de una andadera y debe recibir a una terapista para tratar de recuperar sus funciones.

Un equipo del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas entrevistó a expertos que sugieren que en Venezuela se ha hecho un uso excesivo y sistemático de fuerza, y que los uniformados son responsables de, al menos, 46 de las 124 muertes vinculadas a las protestas.

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"Yo simplemente me tapaba, esperaba que no me hicieran nada, a ver si salía con suerte. Pero, de repente, llegó uno de ellos y me disparó a quemarropa en los pies y me dejaron ahí tirado", dijo Brian Dalati, desde Caracas, acostado en su cama con clavos ortopédicos en la pierna derecha y un yeso en la izquierda.

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Varios hospitales sufren una escasez de material quirúrgico y medicamentos. Imagen vía Manuel Gutiérrez/EPA.

Brian Dalati, de 22 años, se dirigía al instituto donde estudia cocina, cuando pasó por una barricada y fue interceptado por agentes de seguridad que lo patearon y robaron.

"Yo no estaba haciendo nada, no había la necesidad (…) fue pura malicia", agregó, mientras su papá, sentado a su lado, confesó que se le dificulta conseguir los implementos para curarlo.

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Al menos cinco muertos durante las protestas se produjeron por "crímenes de odio", según un informe de la Defensoría del Pueblo, en manos de aliados del presidente Maduro.

Inés Esparragoza, madre de Orlando Figuera, un joven de 21 años que murió dos semanas después de haber sido quemado en una protesta en Caracas, ha mantenido que su hijo fue atacado por ser simpatizante del gobierno socialista.

"Si no es a mi hijo, hubiera sido a otra persona, pero esta vez le tocó a mi hijo (…) que lo apuñalaron, lo quemaron como a un animal", dijo Esparragoza llorando ante las cámaras de un canal estatal, días antes de que su hijo falleciera en junio.

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