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Luchar contra la naturaleza y la sociedad: conoce la historia de John, transgénero en Kenia

En Kenia los transgénero son públicamente humillados y los intentos de suicidio y el abuso de alcohol o drogas se ofrecen como única salida a una situación en la que raramente los familiares brindan su apoyo. Además, encontrar trabajo es misión...
Primer plano de John Karanga. (Imagen por María Ferreira)
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Dorcas Wangui Kariuki nació el 27 de Noviembre de 1993 en un poblado de Kiambu, al norte de Nairobi, Kenia. "¡Es una niña!", anunció la enfermera del dispensario Ndundu Mission a sus padres. La niña creció sintiéndose diferente. En el colegio le decían que tenía rasgos de chico y se reían de ella.

A medida que iba creciendo intentaba con esfuerzo ser como sus compañeras de clase; se ponía pendientes llamativos, faldas llenas de colores, hablaba de chicos y se trenzaba el pelo en recogidos imposibles. Pero Dorcas estaba triste. Dorcas odiaba los pendientes, detestaba las faldas y no se sentía atraída por los chicos. Empezó a aislarse y ponía excusas para no tener que acudir al colegio.

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La adolescencia lo complicó todo aún más; sus compañeras de clase empezaron a tener la regla mientras a Dorcas le empezó a salir barba. Sus compañeras tenían pecho y a Dorcas le cambió la voz. La situación con sus compañeras era tan insoportable que una mañana, cuando tenía diecisiete años, intentó suicidarse tomando pastillas. Su hermano mayor fue quien la encontró y la llevó al Nairobi Hospital, donde le salvaron la vida y le dijeron que no era rara. Dorcas era un chico.

"Ahora me llamo John", les dijo a sus padres en la consulta del médico. Estos escuchaban atónitos las explicaciones del Doctor Safwat Saleh, cirujano urólogo; no acaban de entender que su niña era en realidad un hombre.

Mutilación Genital Femenina, corrupción y silencio. Leer más aquí. 

John sufría de un defecto congénito conocido como "genitales ambiguos" debido a un Trastorno de Diferenciación Sexual. "Los órganos reproductores masculino y femenino y los genitales provienen del mismo tejido fetal", explica a VICE News el Doctor Julius Lynn Teague, cirujano urólogo estadounidense. "Si el proceso de diferenciación sexual se interrumpe puede conllevar al desarrollo de genitales ambiguos. John es genéticamente un hombre (XY) pero ha desarrollado la apariencia del sexo femenino", añade.

El Doctor Julius Lynn y el Doctor Safwat Saleh Andrawes llevan diez años practicando cirugías de reconstrucción genital en Kenia de forma altruista, y ambos realizaron la tercera y última intervención de John en Noviembre de 2015. John tiene ahora veintidós años y a pesar de que la reconstrucción genital ha sido satisfactoria, no es feliz.

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Tuvo que abandonar su aldea a causa de las continuas agresiones verbales y físicas a las que estaba expuesto. Sin embargo le fue imposible empezar de cero en Nairobi. El cambio de género no se contempla en la Constitución de Kenia, por lo tanto John no ha podido registrarse en un colegio nuevo para continuar sus estudios. "Mis notas están a nombre de Dorcas Wangui", explica John a VICE News. "Las tres veces que he intentado registrarme en un instituto me han rechazado. Tampoco puedo abrirme una cuenta en el banco o buscar trabajo. Dependo de mi hermano", añade.

John junto a su hermano, su principal apoyo. (Imagen por María Ferreira)

Kenia es un país donde las personas transgénero son públicamente humilladas, los intentos de suicidio y el abuso de alcohol o drogas se ofrecen como única salida a una situación en la que raramente los familiares brindan su apoyo y en la que encontrar trabajo es misión imposible. "La última vez que intenté que me contrataran, el director de la empresa me dio una Biblia y me pidió que saliera de allí, como si mi presencia diera mala suerte", cuenta John.

"En 2013 empezó la batalla legal para que nuestro hijo contara con un certificado de nacimiento como hombre, y no como mujer. El Doctor Safwat mandó todas las pruebas necesarias para que se aprobara el cambio de género. No tuvimos éxito", lamenta Joseph, el padre de John.

Sin embargo, en el mismo año, Audrey Mbugua lograba registrarse como mujer en el Consejo Nacional de Educación, lo que suponía que Audrey (antes Andrew) podría continuar con sus estudios después de haber vivido una historia similar a la de John: rechazo por parte de la sociedad, intento de suicidio y depresión.

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"El éxito de Audrey y el fracaso de John a la hora de exigir su derecho a constar con sus nuevos nombres en los documentos oficiales demuestra que no hay una ley que prohíba el cambio de género. Si el juez que llevó el caso de John rechaza a las personas transgénero por un motivo personal, no hay mucho que hacer en este país", explica a VICE News Philip Kamau, abogado keniano. "Es triste, es injusto, y debemos luchar por acabar con la corrupción y el mal uso de la Ley en Kenia".

Las ideas equivocadas y los mitos que rodean la cuestión, la confusión entre orientación sexual y género, junto al vacío legal, ofrecen muy poca protección. "Legalmente nuestra Constitución protege a todas las personas de cualquier tipo de discriminación bajo el Artículo 27", explica a VICE News Linda Kroeger, abogada y periodista keniana. "En teoría se espera que todos los kenianos, independientemente de su estado de salud o sus opciones de vida, no serán discriminados o sometidos a ridículo o linchamiento social", añade.

Nada más lejos de la realidad si nos atenemos a las vivencias de las personas transgénero que pueden llegar incluso a ser amenazadas de muerte. "Estas personas se enfrentan a la casi imposibilidad de cambiar sus documentos de identificación a causa de la desinformación y los prejuicios de los actores estatales", condena Linda Kroeger. "Estos se amparan en cláusulas discriminatorias como en el caso de los Registros de Nacimiento y Defunción que no contemplan el cambio de género."

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En las comunidades musulmanas del país la situación se complica todavía más. Amina Yusuf pertenecía a una familia de somalís en un campo de refugiados cerca de la frontera con Somalia. Su padre era un líder religioso y desde pequeña llevó niqab. Se comprometió con uno de sus primos cuando tenía doce años, sin embargo la boda se retrasó porque a Amina no le llegaba el periodo. Cuando cumplió los quince su madre la llevó preocupada a uno de los puestos de salud, y desde allí la trasladaron a Nairobi donde le diagnosticaron un Trastorno de Diferenciación Sexual.

Su familia no aceptó la evidencia de que Amina era un hombre. "Le habían practicado la ablación, pero en vez de extirparle el clítoris lo que le habían extirpado era el pene atrofiado, por lo tanto la reconstrucción genital fue complicada", relata Martha Karuri, enfermera que estuvo presente en la primera cirugía de Amina. La Mutilación Genital Femenina es una práctica a la que se someten el 98 por ciento de las mujeres en Somalia.

"Sus padres prefirieron que su hijo siguiera actuando como si fuera una mujer para evitar el deshonor que conllevaba para ellos el cambio de género", explica el Doctor Lynn. "En la comunidad somalí los Trastornos de Diferenciación Sexual son mucho más comunes que en el resto de las comunidades de Kenia, debido a la tendencia a los matrimonios intrafamiliares, sin embargo no contamos con datos oficiales ya que la mayoría de estos casos jamás salen a la luz", puntualiza.

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Hasta que no alcanzó la mayoría de edad no pudo someterse a la transformación médica y fue entonces cuando empezó a identificarse como Ahmed. Su familia le repudió, y cuando volvió al campo de refugiados su vida se convirtió en un infierno. El que fue su prometido cuando era una niña intentó asesinarle, así que pidió a las Naciones Unidas que le cambiaran de campo de refugiados.

Última operación de John, realizada por el Doctor Lynn y el Doctor Safwat en el Coptic Hospital de Nairobi. (Imagen por María Ferreira)

Hablamos con la primera entrenadora transgénero del fútbol italiano. Leer más aquí. 

Mientras esperaba, Ahmed trató de aprender a vivir con su identidad masculina sin éxito; jamás le dejaron acudir a la mezquita, jamás nadie volvió a dirigirle la palabra más que para insultarle. "Sus orejas estaban agujereadas y cada persona con la que se cruzaba le humillaba y le pedía que se cubriera como una mujer", explica el Doctor Lynn.

En muchos países europeos y americanos, donde estos casos tienen más visibilidad, aún hay cierto rechazo, cierta incomprensión. En Kenia esta incomprensión se torna en maltrato. "La sociedad cree que ser transgénero supone una decisión, pero no lo es", insiste el Doctor Lynn. "Ahmed y John fueron diagnosticados erróneamente al nacer, pero los casos en los que el sexo no coincide con los genitales tampoco son una elección", añade.

Ahmed se suicidó siendo un hombre, pero en su parte de defunción consta como Amina. "A mi hija se la llevó la locura", cuenta su madre con aparente disgusto antes de dar por terminada una conversación que acababa de empezar.

Luchar contra el estigma social no es fácil, sin embargo personas como John viven sin esconder su historia. "Quiero que todo lo que he sufrido sirva para algo. Quiero que otras personas puedan ver en mí que es posible, que no tenemos nada de lo que escondernos", declara.

"Es necesario concienciar a los políticos y a los ciudadanos a través de campañas que ayuden a acabar con el estigma, esto acelerará la implementación de las leyes necesarias que aseguren los derechos de las personas transgénero", insiste Linda Kroeger. "Al fin y al cabo se trata de defender los derechos humanos".

Se trata sobre todo de evitar que alguien sea agredido, caiga en depresión o intente suicidarse por atreverse a ser quien es.

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