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VICE World News

La mara Barrio 18 exhibe su fuerza sembrando el terror sobre los transportes públicos

Cuatro personas, entre ellas el conductor del autobús, fueron asesinadas el miércoles en el último ataque contra el sistema de autobuses de El Salvador. El servicio fue interrumpido la semana pasada a instancias de la mara Barrio 18.
Imagen por Saul Martinez/VICE News

El miércoles un grupo de pistoleros se subió a un autobús cerca de la capital del país y abrió fuego contra el conductor y los pasajeros. El balance fue de 4 muertos, incluido el conductor y 4 heridos. La tragedia se produjo solo una semana después de que una cadena de ataques provocara que el sistema de autobuses de El Salvador tuviera que ser suspendido.

Con la tragedia de ayer son ya 9 los conductores asesinados en las rutas metropolitanas de El Salvador. El "ataque" ha sido orquestado por una facción de la poderosa mara Barrio 18 cuyos ataques han generado ya más de 60 millones de dólares en pérdidas a la economía del país.

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Los autobuses salvadoreños regresaron finalmente a la normalidad, después del demoledor golpe padecido a principios de la semana pasada, que provocó que cientos de miles de usuarios se quedaran varados durante días y que evidenciaron la estimable debilidad del gobierno que preside Salvador Sánchez Cerén, ante las organizaciones criminales locales.

El ataque del miércoles volvió a sembrar la tensión entre los aterrorizados usuarios del transporte público.

El fin de semana del 25 de julio empezó a correr la voz de que la mara Barrio 18 estaba interrumpiendo a la fuerza los itinerarios de las líneas de autobuses de todo el país. La organización criminal "ordenó" a los conductores que se declararan en "huelga" y amenazó con asesinar a todos aquellos que fueran a trabajar.

El llamamiento a la huelga fue proclamado — como todas las directrices importantes — por los líderes de los Revolucionarios, una facción de la mara integrada por varios delincuentes que cumplen condena en las prisiones de máxima seguridad del país. La banda, también conocida como Barrio 18, se dividió en dos grandes facciones en 2005: los Revolucionarios y Mara 18.

La otra gran pandilla salvadoreña es Mara Salvatrucha. Ambas organizaciones criminales se fraguaron en las calles de Los Ángeles, California. Su fuerza se multiplicó después de que el gobierno de Estados Unidos ordenara la deportación de varios de sus miembros de las cárceles de la nación rumbo a sus países de origen.

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La detención forzosa de los buses es el último alarde de poder de la organización, en un país en el que las actividades diarias están cada vez más en manos del crimen organizado. En otra muestra de la flaqueza de las instituciones del país, el presidente abandonó el país el pasado 29 de julio, cuando este se encontraba sumido en el más absoluto caos tras el parón de los autobuses.

Antes del ataque de ayer, los autobuses estaban regresando a la normalidad, aunque no se esclareció si el paro había sido suspendido o si no.

La oficina del fiscal federal señaló el miércoles que el conductor, el revisor y otros dos pasajeros perdieron la vida en el ataque registrado en el departamento de Cuscatlán, población situada en el nordeste del país, a 21 kilómetros de la capital. Transcendieron pocos detalles más.

Al terminar el día, el balance fue de 5 conductores asesinados, una terrorífica declaración de poder por parte de la mafia. En total, ya son 9 los conductores asesinados.

Varios autobuses vacíos fueron incendiados durante el parón, lo que provocó el cierre de decenas de rutas. Durante días, cientos de miles de salvadoreños se quedaron varados, incapaces de desplazarse para ir a trabajar o visitar a sus familias.

Los usuarios terminaron apelotonados en la parte posterior de rancheras, de taxis privados y de camionetas. Sin embargo las maras también persiguieron a quienes facilitaban transporte alternativo. El jueves pasado, el periódico El diario de hoy informaba que los miembros de una pandilla habían abierto fuego contra una furgoneta que transportaba a varios pasajeros en la ciudad de Zacatecoluca. Algunos de ellos resultaron heridos.

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La gente se acumula en la parte de atrás de una ranchera durante la suspensión del servicio de transporte público en San Salvador el pasado 27 de julio. (Foto de Saul Martínez/VICE News)

El gobierno ha emplazado a las compañías de autobuses a que no den marcha atrás y ha prometido que redoblará la seguridad en las rutas de todo el país para proteger a los trabajadores y a los usuarios.

"Fue casi imposible llegar al trabajo", declaró un trabajador voluntario que no quiso revelar su nombre el pasado jueves. "Los buses van llenísimos y me sentí con miedo de lo que podría pasar".

El gobierno movilizó a cientos de miles de policías y de militares que se pertrecharon por todas las grandes autovías y en las estaciones centrales de autobuses y hasta en los mismos vehículos. Muchos de ellos llevaban pasamontañas para ocultar su identidad frente a las pandillas.

Sin embargo, durante la mañana del día 27 de julio, el día 1 del paro, un conductor fue encañonado y ejecutado por un miembro de Barrio 18 en la ruta 301, entre San Miguel y San Salvador.

Mientras las noticias del asesinato empezaban a propagarse, muchos conductores empezaron a no presentarse a trabajar. Los compañías de autobuses cerraron decenas de rutas, en particular aquellas que tenían que cruzar el territorio de Barrio 18, como Zacatecoluca, partes de La Libertad y de la capital, San Salvador.

Al terminar el día, el balance fue de 5 conductores asesinados, una terrorífica declaración de poder por parte de la banda criminal. En total, ya son 9 los conductores asesinados.

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Un miembro de la mara Barrio 18 durante una rueda de prensa en 2012. (Foto de Luís Romero/AP)

La tasa de homicidios y de crímenes violentos de El Salvador ha crecido de manera sostenida e imparable desde 2014, especialmente después de que fracasara en 2012 la tregua que habían suscrito las dos grandes pandillas rivales del país: Barrio 18 y Mara Salvatrucha.

A pesar de que los índices de asesinato se rebajaron significativamente durante los dos años que durante los que se prolongó la tregua, el número de desapariciones se ha disparado dramáticamente. De acuerdo con el responsable del Instituto de Medicina Legal de San Salvador, trabajadores de la morgue siguen conduciendo autopsias en las fosas comunes que se han descubierto mientras se suponía que reinaba el alto el fuego.

En junio, el promedio de personas asesinadas alcanzó las 22 diarias — una cifra que no contempla a los desaparecidos. Las tasas de homicidios del año pasado han coronado a El Salvador como uno de los países más violentos del mundo.

El pasado martes por la noche, el presidente del país, Salvador Sánchez Cerén se dirigió al país entero en un comunicado que leía que el gobierno, bajo ninguna circunstancia, negociaría con las bandas mafiosas. Y prometió, además, que se desplegarían fuerzas de seguridad adicionales para proteger a conductores y usuarios.

Al día siguiente, pese a todo, se dirigió a Cuba, donde tenía que someterse a un chequeo médico. Su plan original contemplaba que estuviera de vuelta el día 11 de agosto.

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'Las mara hacen cosas malas para mostrar a todos su poder'.

Más allá de cuestionar el poder y de luchar contra las ofensivas del gobierno contra el crimen organizado, sigue sin estar claro qué es lo que las pandillas quieren negociar.

Según El Diario de Hoy, las empresas de transportes perdieron a razón de 750.000 dólares por cada día que el servicio estuvo interrumpido. Se estima que las pérdidas generadas a nivel nacional son ya de 60 millones de dólares, que contemplan desde la depresión padecida por los vendedores de fruta que trabajan al pie de las carreteras, hasta las pérdidas de las mayores empresas nacionales.

Muchos empresarios se vieron obligados a cerrar temporalmente sus negocios debido a la imposibilidad de desplazarse, y tanto las universidades como los institutos tuvieron que suspender sus clases, ya que los estudiantes ni podían llegar hasta ellas, ni querían arriesgarse a hacerlo.

El paro también ha afectado al turismo en el país.

El miércoles pasado, la embajada de Estados Unidos divulgó un mensaje de seguridad dirigido a todos los ciudadanos de su país que tuvieran previsto viajar a El Salvador. "La embajada de Estados Unidos está al corriente de que la delincuencia en El Salvador amenaza con escalar y que se han anunciado ataques contra hoteles, restaurantes, centros comerciales y otros espacios públicos" decía el mensaje, a pesar de que la embajada no tenía constancia de que ninguno de los ataques estuviese específicamente dirigido a ciudadanos de su país.

Es posible que todavía no se sepa cuál será el resultado del paro, pero, tal y como relató a VICE News un niño de 12 años que se había quedado varado la semana pasada, "Las maras hacen cosas malas para mostrar a todos su poder".

En ese sentido, el paro forzado del transporte en El Salvador podría ser calificado como un éxito.

Sigue a Lauren Markham en Twitter: @LaurenMarkham_

Associated Press colaboró en este artículo.