Cómo la tecnología espacial podría producir la mejor hierba del universo

Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard.

Mike Dixon quiere enviar plantas a Marte. Cosechar en el espacio es la mejor manera de proveer la nutrición adecuada a la tripulación en una misión de larga duración, un grupo de investigadores de la Universidad de Guelph así lo cree — aunque dado que no hay ninguna misión con destino a Marte programada es muy difícil conseguir fondos para su proyecto.

Mientras tanto, Dixon y un número cada vez mayor de especialistas en botánica están elaborando un proyecto que gozaría de los fondos necesarios, al menos en Canadá: cannabis.

"Vamos a llevar plantas [al espacio], dice Dixon, director del Controlled Environment Systems Research Facility de Guelph, un edificio de baja altura que recuerda a un bunker y donde los expertos trabajan en la creación de sistemas capaces de permitir que la vida vegetal pueda viajar al espacio. [Se refiere a cultivos como la lechuga y los tomates]. "No tenemos presupuesto, ni suficiente energía para alimentar a una misión de forma indefinida. Tienes que contra con un sistema bioregenerativo de producción, así que no vamos a abandonar el planeta sin contar con él".

El problema es que diseñar, construir y perfeccionar este sistema es muy caro. Así que Dixon también está trabajando con las industrias horticulturales, centrándose en plantas que producen frutos y plantas ornamentales y que están interesadas en resolver problemas similares a los que los astronautas deben hacer frente: cuál es la mejor forma de encontrar agua y nutrientes y cómo evitar el uso de químicos tóxicos como desinfectantes.

"Desarrollaremos tecnologías necesarias para el espacio y las readaptaremos a las industrias terráqueas", explica Dixon. Eso incluiría que las floreciente industria del cannabis, que siempre ha apostado por la comercialización de productos y ha buscado la aceptación de la comunidad médica.

Los productores del cada vez más prospero negocio de cultivo de cannabis están más que dispuestos a apostar por la investigación acerca de las mejores formulas para mejorar sus procesos de producción. Estos agentes podrían aportar fondos muy cuantiosos. "Ninguna tecnología para el cultivo de cannabis es demasiado cara", considera Dixon ante una brillante escena en la que hileras de platas habitan diversos compartimentos estancos, una especie de pequeñas habitaciones coloreadas por luces de LED.

La mayor preocupación de la industria de la marihuana medicinal es conseguir plantas que puedan producir de forma consistente las cantidades necesarias de activos químicos con propiedades medicinales. Dixon asegura que la tecnología para conseguirlo ya existe, debajo del hall de su oficina.

En un espacio compuesto por diversas habitaciones selladas que albergan desde un cilindro de acero inoxidable del tamaño de un cubo de basura hasta una caja blanca que podría ser el gran congelador de un restaurante, Dixon puede manipular los seis principales factores ambientales que determinan el crecimiento de la planta — luz, agua, carbón, dióxido temperatura, humedad y nutrientes — para controlar su desarrollo y el de su composición química, creando lo que él llama "organismos ambientalmente modificados".

Mediante la adopción de tecnología espacial, las compañías dedicadas a la producción del cannabis serán capaces de producir la cantidad THC, CBD y de cualquier otro tipo de cannabinoide que necesiten, de la misma manera que a los astronautas podrían reproducir las condiciones y parámetros ambientales necesarios para cultivar nutritivos tomates.

"Estandarizar el producto ayudará a conseguir el estatus de un artículo farmacéutico convencional que un doctor puede prescribir con confianza", sostiene Dixon.

Es lo que los colaboradores de Dixon en ABcann, un productor de cannabis medicinal en Napanee, Ontario, quieren hacer — estandarizar el producto para conseguir que la marihuana alcance el estatus y la posición que merece en el ámbito de la ciencia y la comunidad medicinal.

La relación entre la comunidad botánica y los productores de cannabis puede ser tensa ya que la mayoría de productores tienen muy poca experiencia con las estrictas reglas que se aplican en la investigación académica. "Antes, el cannabis estaba en la rebotica", dice Dixon."Nunca había estado sujeto a las exigencias de los experimentos científicos" particularmente en el ámbito de la horticultura.

Como resultado, puede ser duro para ciertos productores dejar de usar sus métodos basados en la propia experiencia y abrazar los métodos científicos. Pero una generación de expertos en botánica está ansiosa por explorar esta nueva frontera e importar al sector la rigurosidad propia del ámbito científico. "Siempre he sabido que quería hacer investigación con plantas", afirma Katya Boudko, una botánica que ahora es jefa de investigación en Tweed, una productora de cannabis medicinal en Smiths Falls, Ontario. "¿Y quién no va a querer trabajar en una industria tan nueva?

Boudko asegura que hay mucha expectación entre los botánicos sobre las oportunidades laborales que pueden surgir entorno a un sector centrado en el cannabis, una planta que aún no ha sido objeto de una verdadera investigación. "Una de los atractivos de sumarse profesionalmente es que somos los primeros en explorar este sector". "Es algo que se refleja en el número de candidaturas que hemos recibido".

Dixon asegura que con los recientes cambios legales y los que están por venir , Canadá tiene la oportunidad de abanderar la investigación en este campo de la botánica. "Tenemos que ocupar un rol de liderazgo", concluye.

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