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Marruecos: ¿La nueva Turquía con la que la UE se deshará de personas en situación irregular?

El reino alauí intentaría obtener concesiones de la Unión Europea (UE) emulando el acuerdo firmado con Turquía. El conflicto saharaui podría ser uno de los detonantes.
Migrantes tratan de saltar la valla de Melilla desde Marruecos. (Imagen por Paco Guerrero/EPA)
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Turquía ha sabido sacar tajada de la crisis de refugiados que, en los últimos meses, ha hecho tambalearse algunos de los pilares fundamentales de la Unión Europea (UE). El acuerdo cerrado el pasado 18 de marzo es fruto de un entente a la desesperada: mientras no se resuelva el debate sobre su legalidad, la UE podrá apaciguar a su vecindad balcánica durante el verano, momento crítico por el efecto llamada que provoca el buen tiempo.

Desde el domingo 20 de marzo y según lo firmado, todas las personas en tránsito que lleguen a las islas griegas de forma irregular serán devueltas a Turquía. Es una lógica de "uno por uno": por cada sirio devuelto a este país se reasentará a otro en la UE. El compromiso de reasentamiento de suelo turco a los estados que integran la Unión Europea es de 72.000 personas.

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Las autoridades turcas harán todo lo que esté en sus manos para taponar las vías hacia territorio comunitario, y a cambio el gobierno de esta república recibirá fondos y se desbloquearán las negociaciones de algunos de los capítulos de acceso a la UE, de la que aspira formar parte.

Además de las dudas legales, otros tantos interrogantes planean sobre lo acordado: si no se ha llegado a un consenso sobre las cuotas de reubicación en otros países de los solicitantes de asilo que ya estaban en la Unión, ¿Es creíble este entente? ¿No pone esto en cuestión el papel de la Comisión Europea como garante del cumplimiento de los tratados? ¿Primó la opinión de los estados nacionales? ¿Abrirá esto nuevas rutas y más peligrosas?

Y algo que concierne directamente a España: ¿Marruecos querrá subirse al carro?

Un viejo aliado en política migratoria

España lleva décadas explorando soluciones parecidas a las que la UE y Turquía acaban de rubricar, como bien apunta la colaboradora de VICE News Elena González en eldiario.es. Firmó con España un acuerdo bilateral de readmisión en 1992, un entente que nunca ha llegado a aplicar.

Las readmisiones están sujetas a coyunturas políticas y a la relación con su vecino del norte. Y hasta ahora Marruecos ha ejercido su papel de guarda fronterizo a costa de vulnerar los derechos fundamentales de aquellos que han intentado llegar a territorio español.

Varios miles de solicitantes de asilo sirios esperan en la localidad marroquí de Nador una oportunidad para entrar en Melilla, enclave de España en el Norte de África. Y solo la semana pasada fueron rescatadas 5.000 personas en el Canal de Sicilia, la gran mayoría venidas desde Libia. Un eventual efecto tapón en Turquía puede llevar a los migrantes a explorar nuevas vías, y cruzar Marruecos hacia España puede ser una de ellas.

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El investigador del Instituto Universitario Europeo (EUI en inglés) Jonathan Zaragoza analiza en su tesis doctoral 25 años de cooperación en el control de migraciones entre España y Marruecos. Su amplio conocimiento en la materia le permite afirmar que hoy la monarquía alauí "está cooperando muchísimo", y sin hacer ascos a la violencia.

"Tarde o temprano Marruecos va a tener que sacar beneficio de todo ello", afirma Zaragoza, quien recuerda que, en los últimos meses, las relaciones entre los gobiernos español y marroquí han sido buenas.

La crisis de refugiados deja en papel mojado la regulación de la Unión Europea. Leer más aquí.

Guardia fronteriza a cambio de concesiones

Desde principios de los 90, Marruecos ha explotado su rol de agente fronterizo dejando pasar a migrantes a conveniencia. Lo ha hecho para conseguir concesiones políticas o para cuestiones mucho menos trascendentales, como berrinches de su monarca. En agosto de 2014, después de que una patrulla de la Guardia Civil parara a Mohamed VI mientras montaba una moto de agua, en 48 horas llegaron a España tantas pateras como en todo lo que iba de año.

"Hay momentos en los que Marruecos parece aflojar el control para negociar en otros campos", sostiene Lorenzo Gabrielli, investigador del GRITIM (Grup Interdisciplinari de Recerca sobre Immigració) de la Universidad Pompeu Fabra (UPF).

Pero el objetivo de sus iras siempre había sido el gobierno español, recuerda Zaragoza: "Hasta el momento lo había hecho para presionar a España. Nunca hasta ahora lo ha hecho para presionar a la Unión Europea". Y motivos no le faltarían. A finales de 2015 el Tribunal Europeo de Justicia emitió un fallo que anulaba la aplicación de la liberalización de aranceles acordada en 2012 en el territorio en disputa del Sáhara. Marruecos anunció en febrero la suspensión de todo contacto con la UE en protesta.

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Aunque el enfado duró poco y el pasado 17 de marzo se retomaban las relaciones, la cuestión saharaui se ha postulado como un posible incentivo para tratar de conseguir un acuerdo a la turca. Hace pocos días el gobierno marroquí expulsó a la misión de Naciones Unidas para el referéndum del Sáhara Occidental. Algo que contrasta con el apoyo que la Unión, Rusia y Estados Unidos brindan al país en relación a esta cuestión.

Para que la presión sobre la UE fuera efectiva, Marruecos necesitaría que aumentara la presión migratoria, y que ésta fuera mayoritariamente siria, más que subsahariana como hasta ahora, de acuerdo a Blanca Garcés, investigadora del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB).

Como Jonathan Zaragoza, Garcés entiende que bloquear la ruta balcánica con la colaboración de Turquía puede abrir nuevas rutas en el Norte de África, y añade que los refugiados antes probarían de acceder a través de Libia que por el reino alauí. En tiempos de Gaddafi Italia transigió e invirtió fondos con los que compensar las tareas de control que su régimen llevaba a cabo. Este tipo de acuerdos son habituales con países norteafricanos.

Pero el investigador del EUI descarta la posibilidad de que, por el momento, los solicitantes de asilo sirios tomen embarcaciones para tratar de llegar a las costas españolas por los riesgos que ello lleva asociado.

Las ONG Gadem y Migregroup se refieren a Melilla en un informe conjunto como a un "laboratorio de externalización de las fronteras europeas en África". El acuerdo con Turquía es un paso más hacia el reconocimiento de este país como parte de facto del sistema de asilo europeo.

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Aunque entre Marruecos y la república turca existen diferencias sustanciales: el país norteafricano no ha hecho méritos para acceder a la Unión y muchas de las personas que tradicionalmente lo han transitado de camino a Europa no entrarían dentro de lo que la convención de Ginebra establece como refugiado.

Para Garcés, la aportación de Marruecos será "pura política de control fronterizo, de represión policial y deportaciones". Ve complicada una dinámica de "uno por uno" hoy, cuando la mayoría de personas que transitan por el reino son de origen africano y buena parte de ellos no cumplen con los requisitos para obtener el estatus de refugiado.

Lorenzo Gabrielli ve poco probable que este grupo ejerza una presión suplementaria, al entender que estamos ante un número marginal de refugiados si lo comparamos con el de Turquía.

Al cierre de este artículo trascendía que el gobierno español realizó devoluciones colectivas en Melilla tras oponerse a ellas en Bruselas en relación a lo firmado con Turquía.

Lo que no se cuenta del conflicto del Sahara denunciado por un marroquí y una saharaui. Leer más aquí.

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