FYI.

This story is over 5 years old.

Derechos Humanos

En este matadero de España 'los trabajadores se mean encima porque no pueden ausentarse'

Las condiciones infrahumanas del matadero Le Porc Gourmet, en la comarca catalana de Osona, incluirían jornadas de hasta 19 horas y no poder abandonar el trabajo para ir al lavabo. Los sindicatos hablan de neoesclavismo y dicen que no es un caso...
Said Belkacem y otro extrabajador que también fue expulsado de Le Porc Gourmet en la entrada del matadero. (Imagen por Maria Altimira/VICE News)

Síguenos en Facebook para saber qué pasa en el mundo.

Said Belkacem tiene tres hijos, una mujer y una madre a su cargo. También tiene una espalda que le duele y molestias en los brazos causadas por su antiguo empleo en Le Porc Gourmet, el matadero del Grupo Jorge que opera en Santa Eugenia de Berga, en la comarca catalana de Osona, al noreste de España.

Este marroquí de 47 años guarda con celo la carta de su expulsión temporal, que se convirtió en definitiva y que forma parte de los documentos que engordan el dossier de su denuncia por despido. Pero pese a todas las vicisitudes, Said puede decir algo que la inmensa mayoría de sus excompañeros de trabajo no están ni en disposición de pronunciar: esta boca es mía.

Publicidad

Sus palabras ilustran con detalle las precarias condiciones de los trabajadores de Le Porc Gourmet, que portavoces de Càrnies en Lluita, una plataforma constituida por los sindicatos COS y CGT y otras organizaciones del ámbito social, califican de neoesclavismo desde la zona de acampada que instalaron ayer al lado del matadero. Un campo base que permanecerá allí durante tres días y donde informan a los empleados de sus derechos y visibilizan una situación que se repite, sostienen, en otros mataderos de la zona.

Un grupo de activistas reunidos ayer en la carpa del campamento situado a pocos metros de Le Porc Gourmet. (Imagen por Maria Altimira/VICE News)

Sueldos bajos, despidos injustificados y sin indemnización alguna, y jornadas maratonianas e ininterrumpidas que han provocado imágenes tan infames como las de aquellos empleados que se han visto obligados a mearse encima o al lado de la cadena de producción [donde los trabajadores vacían las entrañas de los cerdos] porque el encargado no les ha permitido ir al lavabo.

"Los trabajadores se mean porque no les dejan abandonar su puesto de trabajo, porque no hay nadie para sustituirles y, si se van, la cadena de producción se para. Yo he visto un chico que se hizo pipi encima de su mono y otro, que lo hizo a un metro de la plataforma que transporta la carne", dice Said. Así le pasó a un maliense que, como este marroquí, perdió su trabajo en febrero: "tuve que trabajar todo el rato con la ropa meada".

Los mataderos como Le Porc Gourmet utilizan falsas cooperativas

Una dramática situación de "explotación" que, según Said y Càrnies en Lluita, la empresa ha enmascarado bajo la bien sonante fórmula del cooperativismo. Se supone que los empleados, casi todos extranjeros y con un escaso conocimiento del castellano y del catalán — procedentes de países como Ghana, Mali, Polonia o Rumania —, son socios de la cooperativa. Pero la realidad, aseguran estas fuentes a VICE News, es que pagan por esta condición sin tener ningún retorno y bajo un régimen de autónomos que permite su despido a coste cero, condenándolos a una situación de total desamparo.

"Estamos volviendo al siglo XIX", asegura a VICE News, Montse Castañé, miembro del sindicato COS, de la Plataforma Càrnies en Lluita y presidenta del comité de empresa de Esfosa, el matadero cuya huelga destapó las miserias del sector en la comarca. "No es excepcional, en otros como Patel, Càrniques d'Osona o Mafriges se repiten las mismas condiciones infrahumanas", añade.

Publicidad

La plataforma Càrnies en Lluita recogía la voluntad para reunir recursos económicos que reviertan en la lucha en favor de los trabajadores ayer en el campamento. (Imagen por Maria Altimira/ VICE News)

Castañé lleva 40 años trabajando en el sector y asegura que las condiciones han ido de mal en peor: "antes no existían estas cooperativas, todos estaban contratados en régimen general y si trabajabas muchas horas podías ganar dinero". Así lo suscribe el también sindicalista de COS Jordi Sala, quien en una entrevista con VICE News asegura que la transformación del sector empezó hace unos diez años.

"Las empresas se hicieron grandes para competir en el proceso de globalización y se han convertido en monstruos que exportan gran parte de su producción a países como Polonia o Rumanía", explica Sala. La industria porcina se concentra en Osona, pero también en muchas otras comarcas catalanas como la Noguera, en la provincia de Lérida. Así, en la región de Cataluña se produce más 40 por ciento del total estatal.

Los trabajadores de la industria del pollo llevan pañales porque tienen prohibidos los descansos. Leer más aquí.

"Yo he llegado a trabajar 16, 17, 18 y 19 horas, parar durante 4 y volver a la cadena de producción. A veces volvía a casa, otras me quedaba durmiendo encima de una mesa del comedor de Le Porc Gourmet, los hay que han dormido en furgonetas en una esquina al lado del matadero", relata Said. Aquí, asegura, un trabajador "vale menos que un cerdo".

Anna Franquesa, alcaldesa de Santa Eugenia de Berga, asegura que las condiciones inhumanas de estos trabajadores "repercuten en la vida social del municipio en ámbitos como la salud y la escuela". En este sentido, las fuentes consultadas para este artículo relatan episodios en los que los trabajadores se han visto obligados a ir andando o en bici tras un corte o una herida producidos en el centro de trabajo. Algo a lo que debe añadirse los problemas de tendinitis y contracturas asociadas la falta de rotación de trabajos muy físicos y mecánicos, sostiene Sala.

Publicidad

Si no les gustas o hablas de derechos, dice Said, simplemente te echan. Eso es lo que le pasó a él y a su excompañero maliense cuando, el pasado 19 de febrero, 74 empleados dejaron de trabajar durante unas horas a modo de protesta. "¿Por qué nos echaron a nosotros, si todo el mundo se plantó", se pregunta el excolega de Said.

Los dos coinciden en señalar que necesitaban culpables y que ellos no se acallaban ante las prácticas abusivas del matadero. Ambos, juntamente con otros cinco trabajadores, recibieron una carta de la cooperativa Trabajadores Asociados de la Industria Cárnica (TAIC), de la que son socios y a la que pagan 50 euros de cuota mensual, donde se les eximía "de acudir a su puesto de trabajo" durante 10 días. Pasado el período señalado, trataron de reincorporarse sin éxito y, tras diferentes intentos frustrados por llegar a un acuerdo, decidieron denunciar a TAIC.

500 euros al mes por nueve horas de trabajo diarias

"El problema es que casi todos somos extranjeros y la mayoría no saben expresarse — ni en español, ni en catalán —, no conocen sus derechos, no saben nada y no tienen otras opciones", explica el maliense. "Tienen mucho miedo a denunciar", sostiene Castañé, quien asegura que hay muchos casos de personas que cobran solo en torno a 500 euros al mes por nueve horas de trabajo diario. Los sueldos se empequeñecen tras descontar la cuota de autónomos, la de la cooperativa, pagar la ropa e instrumentos de trabajo como el cuchillo para desentrañar a los puercos.

Pero el sueldo, afirma Said, no está asegurado: "aquí nadie sabe lo que va a cobrar, ni cuando". De acuerdo con este afectado, TAIC y Clavial, la otra cooperativa que también trabaja al servicio de Le Porc Gourmet, les pagan a mediados de mes, a veces poco y a veces menos, incluso cuando han trabajado más y pese a haberse alcanzado mayores índices de producción. "Me decían que los clientes no habían pagado a tiempo pero que nos iban a compensar al mes siguiente, pero nunca lo hacían y cada vez era peor".

Publicidad

"Funcionan como una mafia", denuncia Castañé. No lo dice sólo ella, también lo apunta Antoni Iborra, que representa a Said, al extrabajador de Mali entrevistado y a afectados de este y otros mataderos. El abogado asegura que muchos de estos trabajadores le han contado como hay personas que ocupan posiciones destacadas en Le Porc Gourmet que obtienen rendimiento económico de la contratación de inmigrantes.

Sobre cómo la industria del pollo trata a sus trabajadores como basura. Leer más aquí.

"El encargado que está en la línea [donde vacían a los cochinos y les sacan la lengua], se lleva 500 euros por cada nueva entrada y facilita contratos a personas por 400 y 500 euros para quedarse con el resto, luego está toda la gente que paga para tener papeles falsos, suplantando la identidad de otros", asegura Said.

El citado encargado que aparece en documentos de TAIC como "jefe de equipo" no contestó a las llamadas de VICE News. Asimismo pasó con el gerente del matadero y algunos responsables de TAIC, a quienes tampoco fue posible visitar en el centro de trabajo de Santa Eugenia de Berga.

Un activista reparte información sobre recursos disponibles para que los trabajadores puedan recibir asesoramiento sobre su situación laboral en la puerta de Le Porc Gourmet. (Imagen por Maria Altimira/ VICE News)

"Si hoy hicieran una inspección, más de la mitad del personal estaría en situación ilegal", asegura Said. Las colas durante el cambio de turno de inmigrantes que esperan a que los contraten en la puerta de Le Porc Gourmet, afirma, son usuales. Aquí cada día echan a alguien y cogen a gente nueva.

Entre la salida y la entrada de los trabajadores, que se produjo ayer a las 14 horas, Said nos indica que algunas de las personas que estaban allí presentes eran inmigrantes que aguardaban una oportunidad y que posiblemente habían pagado por ella.

"A mi me contaron que esto funcionaba así, que las condiciones no eran nada buenas y que hacían cosas raras, pero que quieres si no tengo ninguna otra alternativa", lamenta un empleado que sale de Le Porc Gourmet tras completar su jornada.

Sigue a Maria Altimira y Quique Badia en Twitter: @MariaAltimira

Sigue a VICE News en español en Twitter: @VICENewsES