FYI.

This story is over 5 years old.

Afganistan

Un afgano asegura que mataron a su hijo de 7 años porque trabajó para el gobierno español

Ex empleados afganos de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo pidieron ayuda a la embajada en Kabul en octubre de 2014, y ésta les respondió un año más tarde cuando ya habían asesinado al hijo de uno de ellos.
El ex trabajador de la AECID Elyasudden Shams con su hijo de 7 años antes de que lo asesinaran. (Mònica Bernabé)
Síguenos en Facebook para saber qué pasa en el mundo.

La policía afgana encontró el cuerpecito sin vida de Elhamuddin dentro de una bolsa de plástico y tirado como si fuera basura en una acequia en Kabul, la capital afgana. El niño, de 7 años, hacía una semana que había desaparecido.

"Nos pidieron un rescate de cien mil dólares", explica con la voz entrecortada el padre, Elyasudden Shams, que trabajó entre abril de 2010 y noviembre de 2012 para la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) en la provincia de Badghis, en el noroeste de Afganistán.

Publicidad

El hombre, de 31 años, cree que por eso raptaron y mataron al niño. Los secuestradores pensaron que él era rico porque había trabajado para los españoles. No consiguió reunir tal cantidad de dinero a pesar de que lo intentó por todos los medios.

Los hechos ocurrieron en febrero del año pasado e inmediatamente después Elyasudden pidió ayuda a la embajada española en Kabul. También lo había hecho antes, en noviembre de 2014, porque ya se temía lo peor ante la creciente inseguridad que dominaba Afganistán.

Entonces él y otros ex empleados afganos de la AECID presentaron una carta conjunta ante la legación diplomática, pero recibieron el silencio como respuesta, a pesar de que tanto Elyasudden como los otros firmantes de la misiva fueron empleados cualificados de la AECID. Ahora, tras más de un año, estos ex trabajadores afganos continúan esperando una ayuda en forma de un visado para huir de Afganistán.

España pone fin a su misión en un Afganistán sumido en el caos. Leer más aquí.

"La embajada española en Kabul se puso en contacto con ellos el pasado octubre. Les envió un e-mail", explica Ana Vidal, una joven española que trabajó como coordinadora del programa de agricultura y ganadería de la AECID en Afganistán entre marzo de 2011 y septiembre de 2012, contratada por la empresa pública Tragsa.

Algunos ex trabajadores afganos de la AECID recurrieron a ella al ver que los canales oficiales no servían de nada, así como para pedirle que les tradujera el e-mail de la embajada. "La embajada les escribió en español. Es absurdo. Ninguno de estos afganos sabe español. Nosotros nos comunicábamos con ellos en inglés", declara Vidal.

Publicidad

En concreto, el e-mail que la embajada envió en octubre pasado a estos ex trabajadores decía así: "De acuerdo con su correo electrónico con fecha de 17 de octubre de 2014 en el que expone, junto con otros ciudadanos afganos, la actual situación de riesgo para su vida con motivo de haber prestado servicios profesionales en el Equipo de Reconstrucción Provincial de Badghis, se le requiere que se ponga en contacto telefónico con esta embajada con objeto de acordar la fecha para una entrevista personal en la que pueda hacerse una valoración de su caso".

El Equipo de Reconstrucción Provincial es el nombre con el que se conocía en Afganistán a los grupos de trabajo formados por militares y personal civil, tanto extranjero como local, para fomentar el desarrollo de una provincia. La AECID trabajó en la provincia de Badghis, en el noroeste de Afganistán, hasta septiembre de 2013.

En noviembre, el personal diplomático de la embajada española en Kabul entrevistó a algunos de estos ex empleados afganos de la AECID, pero el proceso quedó interrumpido al cabo de pocas semanas, tras el ataque contra la legación del pasado 11 de diciembre.

Ahora ni tan siquiera existe una embajada a la que estos afganos puedan recurrir. El edificio de la delegación quedó destruido en el asalto y nadie contesta su teléfono de atención al público, según ha podido constatar VICE News.

"Es muy importante aclarar que, desde el primer momento, se analizan los casos uno a uno, verificando cada situación en particular. El grado de vinculación y situación de riesgo personal entre ese colectivo es sin duda muy variado", han respondido a través de un correo electrónico fuentes de la AECID y de la Oficina de Información Diplomática a la pregunta de VICE News sobre por qué la embajada tardó un año en contestar a la petición de ayuda de los ex empleados afganos de la agencia de cooperación.

Publicidad

El 'aberrante ataque' al hospital de Afganistán fue un crimen de guerra, denuncia MSF. Leer más aquí.

Sobre si el gobierno español prevé ayudar a estos ex trabajadores, la respuesta también es ambigua: "En este momento se está considerando con especial interés el caso de una persona cuyo nombre no vamos a confirmar por razones de seguridad por su situación personal", afirman las mismas fuentes.

Se supone que la persona a la que se refieren la AECID y la Oficina de Información Diplomática es Elyasudden, cuya su situación es tan desesperada que en diciembre huyó a India con su mujer e hija. La policía afgana detuvo a cuatro de los siete responsables del asesinato de su hijo. No eran talibanes. Uno era su primo, y los otros, sus vecinos.

Todos sabían a la perfección que había trabajado para los españoles por un buen sueldo. "El tribunal los ha condenado a muerte y ahora mis familiares me presionan para que retire los cargos y no los ahorquen", explica Elyasudden por teléfono desde Nueva Delhi.

Este afgano ssegura que también ha solicitado ayuda en la embajada española en India, donde tampoco se hicieron cargo de su situación.

Pero ¿y los otros ex trabajadores? Wahid Ahmad Habibi, de 27 años, fue técnico del programa de infraestructuras de la AECID entre octubre de 2010 y noviembre de 2012, también en la provincia de Badghis.

"Hace seis meses lanzaron un explosivo contra mi casa y mataron a mi sobrino de ocho meses", se lamenta. Wahid vivía con sus padres, hermanos, cuñadas, esposa e hijos en una misma vivienda, como es tradicional en Afganistán. Envió fotografías a la embajada española en Kabul del niño muerto, de la casa calcinada, y del destrozo familiar. No obtuvo respuesta alguna.

Publicidad

[¿Por qué la producción de opio afgana está cayendo en picado? Te explicamos las claves. Leer más aquí.](¿Por qué la producción de opio afgana está cayendo en picado? Te explicamos las claves)

Ana Vidal ha hecho gestiones por Elyasudden y Wahid. Consiguió, por ejemplo, un certificado de Tragsa que demuestra que estos dos afganos trabajaron para la AECID, documento que antes no tenían y que ahora les sirve como prueba ante la embajada española.

La joven no entiende que el Ministerio de Asuntos Exteriores, la embajada y la AECID ignoren de tal manera a unos afganos que trabajaron codo con codo con los cooperantes españoles, y está moviendo cielo y tierra para ayudarles. Ha contactado con entidades como CEAR, Red Acoge, Rescate y COMRADE, sin éxito.

En 2013 una campaña en change.org, impulsada también por la sociedad civil, sirvió para que el gobierno español concediera visados a una treintena de jóvenes afganos que habían trabajado como traductores de las tropas españolas. En la iniciativa también se implicaron altos mandos militares del Ministerio de Defensa, que consideraron una injusticia dejar a estos personas a su suerte en Afganistán.

Sin embargo, en el caso de los ex trabajadores afganos de la AECID, el Ministerio de Defensa no ha jugdoa ningún rol y la dirección de la Agencia Española de Cooperación no parece estar por la labor.

"Ya nos hemos gastado diez mil dólares en intentar salir de Afganistán", dice Mojtaba Afshin, un afgano que trabajó para la cooperación española y ha probado cuatro veces huir del país junto a su esposa, Sahar, que también fue empleada de la AECID.

Lo intentaron por Islamabad, Dubai, Teherán e Istambul. Siempre con mafias y siempre con el mismo resultado: los repatriación a Afganistán. Se lamentan de que ya no les queda dinero para intentarlo nuevamente. Lo peor es que ahora ni siquiera pueden llamar a la puerta de la embajada española.

Sigue a Mònica Bernabé en Twitter:@monicabernabe1

Sigue a VICE News en Español en Twitter: @VICENewsES