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VICE World News

La mayor amenaza de Estado Islámico en Jordania no es la violencia, sino la economía

La lucha de Estado Islámico y otros grupos islamistas suponen una seria amenaza para Jordania, aunque más allá de bombas y armas se teme el efecto de su acciones sobre la economía del país.
Imagen por Jordan Pix/Getty Images

Durante décadas, Jordania ha mantenido una relación de beneficio mutuo y excelentes relaciones con Occidente. Mientras que el país carece de los recursos naturales que han enriquecido algunos de sus estados vecinos, su estabilidad, la política moderada y su posicionamiento geográfico han hecho de Jordania un socio estratégico fundamental para Estados Unidos y otros países en Oriente Medio.

Esta íntima relación con las naciones occidentales en medio de la agitada situación regional generalizada ha llevado al reino Hachemí a tener que hacer frente a una amplia variedad de grupos insurgentes que han establecido una presencia inquietante a lo largo de las fronteras del país. La guerra civil de Siria ha sido testigo recientemente de cómo la franquicia local de al-Qaeda, el Frente al-Nusra, ha llevado a cabo una ofensiva en la que ha capturado el único paso fronterizo funcional entre Siria y Jordania. Y el ascenso meteórico de Estado Islámico (EI) en Irak ha atrincherado a tan solo 180 kilómetros de la frontera de Irak con Jordania.

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Pero la mayor amenaza planteada por los yihadistas no es la guerra. Es la economía.

Algunos efectos de EI en la economía de Jordania son difíciles de cuantificar: a principios de este año, EI emitió un comunicado amenazando con lanzar ataques en Jordania, y tres semanas más tarde, la embajada de Estados Unidos advirtió a los extranjeros que permanecieran lejos de los centros comerciales en Ammán. Otros son más directos: Miles de camiones que transportan mercancías dentro y fuera de Jordania utilizan las fronteras con Irak y Siria cada día. Hoy en día, cerca de 50 camiones hacen a diario el viaje gracias al consentimiento de Estado Islámico, el Frente al-Nusra y una amplia variedad de grupos sirios rebeldes moderados que han bloqueado muchas rutas comerciales regionales.

[Estado Islámico reivindica la autoría del ataque durante el concurso de caricaturas 'Dibujar a Mahoma' del domingo, en Texas. Leer más aquí.](Estado Islámico reivindica la autoría del ataque durante el concurso de caricaturas 'Dibujar a Mahoma' del domingo, en Texas. Leer más aquí.)

El resultado es que la industria del transporte comercial está perdiendo entre 20 y 30 millones de dólares por día desde el inicio del mes de abril. Esto, unido a la escasez de recursos naturales sumamente necesarios debido en parte a los ataques de Estado Islámico a los conductos transnacionales, ha obligado a Jordania a aumentar su dependencia de las importaciones de países como Arabia Saudí, China y los EEUU. Ello ha provocado que la deuda pública del país se sitúe actualmente en más de 35 mil millones de dólares. Ante estas proyecciones económicas tan pesimistas, existe la duda de si el rey Abdullah será capaz de pagar los préstamos.

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En un esfuerzo por relanzar las exportaciones de Jordania, Abdullah ha tendido la mano a sus vecinos y aliados para reforzar las fronteras de Jordania y enfrentarse a los islamistas. Mientras el gobierno jordano e iraquí estaban coordinando el despliegue de miembros de tribus sunitas iraquíes en la región fronteriza entre los dos países, Estado Islámico atacó el paso fronterizo de Tureibil con tres coches bomba el pasado 25 de abril, a menos de 32 kilómetros de la ciudad de Rutbah, en la provincia de Anbar, bastión de EI en Irak. Si bien los funcionarios jordanos se han apresurado a restar importancia a la presencia de Estado Islámico en Rutbah, el grupo yihadista ha impuesto una tasa de entre 400 y 1.000 dólares por cada vehículo comercial que trata de cruzar.

Los problemas de Jordania con el grupo yihadista comenzaron mucho antes de la horrible ejecución del piloto jordano Moaz al-Kasasbeh a principios de este año; además el fundador del EI, Abu Musab al-Zarqawi, un jordano, está acusado de haber planeado los atentados de 2005 en los hoteles de Amman. Y al menos 2.000 ciudadanos jordanos han abandonado el país y se han unido a Estado Islámico y el Frente al-Nusra en Siria e Irak. Y la economía del país puede resentirse durante años. Standard and Poors y Moody rebajaron las perspectivas financieras del país para los próximos cinco años. Mientras tanto, el Gobierno subió las tarifas de electricidad y elevó las tasas de impuestos para muchas empresas; la Cámara de Comercio de Jordania espera que los precios de los alimentos puedan aumentar hasta en un 20 por ciento este año.

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'Nuestro país se está quedando sin recursos. Imagine si un millón de refugiados se presentaran en California — ¿Cómo afrontaría la situación?'.

La masiva llegada de 1,5 millones de refugiados sirios e iraquíes también ha puesto trabas a la economía y ha contribuido al aumento de los precios de los alimentos y el precio de la vivienda. El aumento en el coste de la vida ha contribuido a lo que el responsable del ACNUR, Antonio Guterres, ha apodado como "la acogida debilitada" en una reciente reunión del Consejo de Seguridad de la ONU.

Estado Islámico ataca la mayor refinería de petróleo de Irak con terroristas suicidas. Leer más aquí.

"Nuestro país se está quedando sin recursos", un agente de logística jordano me dijo el año pasado, haciéndose eco de un sentimiento que he oído una y otra vez en el país. "Va a llegar un momento en que simplemente no podremos hacer nada más sin que suframos. Por un instante imagine si un millón de refugiados se presentaran en California — ¿Cómo afrontaría la situación?".

Mientras la situación económica castiga el país, Abdullah sigue envalentonando a sus enemigos — y creando de nuevos — con su participación tanto en la Coalición Internacional contra EI y la intervención saudí en Yemen. Las milicias chiítas apoyadas por Irán en Irak, no demasiado satisfechas con la alianza de Jordania con Arabia Saudí y los EEUU, están avanzando lentamente hacia la frontera en la batalla que se libra en la provincia de Anbar.

Abdullah está poniendo buena cara en público, como se desprende de sus recientes discursos en los que habla de los logros militares del país contra Estado Islámico. En privado, está pidiendo a sus aliados occidentales el apoyo financiero suficiente para evitar que el país se derrumbe. Pero si sigue confiando en sus, a veces, polémicos aliados — Jordania ha firmado recientemente un acuerdo para comprar gas natural a Israel — sin abordar la creciente crisis económica de su país, este hecho podría llevar a los sectores conservadores a mostrar una mayor oposición a la monarquía. Los Hermanos Musulmanes de Jordania, que históricamente han tenido un efecto mínimo en la política interna del país, podrían capitalizar esta posición precaria de Abdullah. Y los grupos islamistas más radicales, como aquellos que llevan a cabo mítines pro Estado Islámico en Ma'an, podrían animar a su regreso a casa a algunos de los 2.000 yihadistas jordanos.

Sin embargo, es probable que la mayoría de ciudadanos jordanos no representen mayor amenaza para Abdullah. La Primavera Árabe de 2011 no conllevó cambios significativos en Jordania. Pero el elevado coste de la vida combinado con decisiones políticas impopulares, tanto en casa como en el extranjero, la furia que hace cuatro años se extendió en tantos otros lugares en del mundo árabe, finalmente podría afianzarse.

Benjamin T. Decker es analista de inteligencia en el Levantine Group. Síguelo en Twitter: @btdecker