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‘Mein Kampf’ vuelve a las librerías alemanas 70 años después de la muerte de Hitler

La reedición, que contiene muchas referencias académicas sobre los desastres del régimen nazis, es una forma de anticiparse a las probables ediciones más laudatorias que saldrán a la calle el año que viene, cuando expira el copyright del texto original.
Foto di EPA/HO
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Una de las autobiografías más infames de todos los tiempos volverá ocupar los escaparates de las librerías alemanas a partir de enero, y se anticipará al 70 aniversario del suicidio del dictador nazi Adolf Hitler.

Mein Kampf es la pieza que expresa la ideología política del fascista, y cuál era su visión de Alemania, una visión enferma y criminal, que pasaba por trazar un programa macabramente diseñado para exterminar a todo el pueblo judío, y que desembocó en las muertas de decenas de millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial. El manifiesto fundacional del fascismo será reimpreso una vez el copyright del texto original — que se conserva en el estado de Bavaria — expira a finales del próximo año. El precio de salida por ejemplar se ha cifrado en 59 euros.

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Los derechos de copyright alemanes tienen una vigencia de 70 años tras la muerte de su autor, de tal manera que el año que viene es el último en que Bavaria puede ejercer el derecho de veto a las nuevas ediciones del libro en Alemania.

El instituto de Historia contemporánea alemán, que lidera la reedición, ha anunciado que su versión estará plagada de anotaciones y que será una edición académica en alemán, para anticiparse a las probables reediciones laudatorias del texto que podrían proliferar una vez se extinga el copyright. Mein Kampf es un libro rebosante de odio y de escaso vigor narrativo, lo que lo convierten en una perorata de lectura soporífera.

En un momento en que la xenofobia vuelve a propagarse por Europa, la controvertida iniciativa ha sido saludada con toda suerte de respuestas. Desde la indignación de los supervivientes del Holocausto, hasta la aceptación de algunos judíos, que creen que el acceso general al libro puede ser beneficioso para que sea crítica y adecuadamente diseccionado.

A pesar de que la reproducción de los símbolos nazis, como la esvástica, están expresamente prohibidos en Alemania, el país nunca prohibió Mein Kampf. De hecho, todavía existen cientos de miles de copias de la época del Tercer Reich, cuando los súbditos del dictador se encargaron de distribuir los ejemplares de su ídolo indiscriminadamente.

"En realidad todavía es posible leer Mein Kampf en Internet, en librerías de segunda mano o hasta en traducciones a otros idiomas sin ningún problema. Se trata, sin embargo, de ediciones desprovistas de anotaciones y de comentarios", explicaba a VICE News Simone Paulmichi, portavoz del instituto de Historia Contemporánea de Alemania, durante el pasado mes de febrero.

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Dos individuos dicen haber encontrado el tren nazi extraviado que contenía un tesoro. Leer más aquí.

Alemania todavía dispone de una poderosa comunidad de vendedores de libros independiente. Una vez expire el copyright "decidirán qué ediciones vender y lo más posible es que opten por esta versión, por la académica", piensa Fritz Breithaupt, profesor de estudios alemanes en la universidad de Indiana. "En ese sentido, se trata de un acto de pensamiento preventivo.

La edición del instituto incluirá material académico y anotaciones que convertirán el texto original, de 700 páginas, en un trabajo de 2.000. En el mismo, se documenta hasta qué punto el pensamiento de Hitler es fruto de la apropiación de las ideas de muchos otros.

"Lo que buscamos con nuestras completísimas anotaciones es dejar constancia de las consecuencias de las afirmaciones de Hitler, descubrir sus medias verdades y desgranar la mística de la propaganda hitleriana, punto por punto", ha explicado Paulmichi.

Hitler dictó gran parte de su infumable palabrería — inicialmente titulada Cuatro años y medio de lucha contra las mentiras, la estupidez y la cobardía, fue convertida en un mucho más eficaz y contundente Mi lucha por el editor de las publicaciones del régimen, Max Amann — mientras cumplía condena en la cárcel por traición. Había sido acusado a cinco años en la sombra por haber planificado y ejecutado el fallido golpe de Munich de 1923. Así que aprovechó su encierro para dictárselo a su acólito Rudolf Hess. Su narración bascula erráticamente entre los pasajes autobiográficos y su frustración ideológica, y sus arremetidas contra los judíos, a los que señala como el gran peligro contra la raza aria alemana.

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"Si no identificamos el problema de la raza de la manera más clara, y, por extensión, el de la cuestión judía, no existirá el necesario alzamiento de la nación alemana", escribió execrablemente.

En la siete décadas que han transcurrido desde el Holocausto judío, Mein Kampf se ha convertido en una suerte de libro de cabecera para los grupos fascistas y de extrema derecha de todo el mundo, aunque sigue sin estar muy claro cuántos de esos seguidores lo han leído realmente. El libro se puede comprar en librerías de otros países europeos, tanto online como físicamente. En Grecia, la formación política de ultraderecha Amanecer Dorado, que ha adoptado una forma de saludar que recuerda bastante a la nazi, ofrece una versión traducida en sus librerías.

"Es un mal libro — está pobremente redactado, es errático, está plagado de ideas muy inocentes y ha envejecido muy mal", asegura Breithaupt. "Yo creo que poner este libro en manos de la gente no es una idea tan mala. Se darán cuenta de lo mucho que cuesta leerlo".

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Kenneth Jacobson, subdirector nacional de la Liga Antidifamación ha señalado que la publicación del trabajo en alemán era inevitable, pero ha advertido que el hecho de que esté acompañado de anotaciones aclaratorias es muy importante.

"Siempre ha despertado reacciones encontradas", cuenta. "Sabemos que parte del interés por el libro procede de grupos radicales, pero también sabemos que es una herramienta importante para entender la Historia y para descubrir lo que la historia puede crear".

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Algunos miembros de la comunidad judía alemana, entre ellos los supervivientes del Holocausto, se han opuesto vigorosamente a la publicación de Mein Kampf, sin perjuicio de cuál sea la intención.

"Creo firmemente que Mein Kampf nunca debería de ser legal y que tampoco debería de ser puesto al alcance del público. De ninguna forma ni de ninguna manera. Ni en Alemania ni en ningún otro lugar del planeta", explica Charlotte Knobloch, ex responsable del Consejo Central de los Judíos en Alemania. "Defender que se puede defender la lectura del texto para comprender el contexto histórico, me parece una afirmación más bien espuria, y para nada constructiva".

Paulmichi proclamó que los investigadores y los intelectuales del judaísmo de Alemania, Estados Unidos e Israel han prestado su ayuda para elaborar la edición, a la que ha descrito como una "mayúsculo alegato contra el antisemitismo".

"Supongo que no cabe duda y que es perfectamente comprensible entender que, para nosotros, la reedición de Mein Kampf y de su discurso del odio antisemita resulte un tema muy delicado. Especialmente por las víctimas y los supervivientes del Holocausto", advierte.

Thomas Kuhne, responsable y especialista en estudios sobre Holocausto y genocidio en la universidad de Clark, confía en que la reedición del texto y sus apéndices escolásticos no serán leídos por tanta gente como sugiere el gran revuelo que se ha armado con la noticia de su publicación.

"Estamos hablando de un texto académico — no tendrá impacto mucho más allá del que pueda tener en círculos escolásticos, y es posible que despierte el interés en algunos sobre la historia del nazismo", relata Kuhne. "Se me hace muy difícil imaginarme que un texto así pueda desatar el fervor por Hitler entre los filonazis. No les hace falta un libro así para hacerlo. Tienen alternativas más sencillas", concluye.

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