En México, más de la mitad de los niños y adolescentes son pobres o muy pobres

El 53,9 por ciento de niños y adolescentes en México vive en pobreza, es decir, más de 21 millones de infantes de entre 0 y 17 años vive en un hogar donde el ingreso no es suficiente para satisfacer sus necesidades básicas.

Estos datos los dieron a conocer el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social [Coneval] del país, junto con el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas [Unicef, por sus siglas en inglés] en el estudio llamado "Pobreza y derechos sociales de niñas, niños y adolescentes en México", que se presentó en abril de este año.

De la población de niños y jóvenes en pobreza, 4,6 millones viven en pobreza extrema, lo que significa el 11,5 por ciento de la población total infantil. Esto quiere decir que en su situación no gozan de tres o más de sus derechos sociales — educación, acceso a la salud, a la seguridad social, alimentación y una vivienda de calidad y con servicios básicos — y en su hogar el ingreso no alcanza para adquirir los alimentos necesarios que le ayuden a obtener los nutrientes esenciales.

En el otro extremo, sólo el 17 por ciento de niños y adolescentes en México, es decir 6,8 millones, no se encuentran en condición de pobreza ni vulnerabilidad.

Según el estudio, a partir de éste, el gobierno mexicano se comprometió como parte de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a "reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones, con arreglo a las definiciones nacionales".

La tendencia de condición de pobreza en la población infantil se ha mantenido estable desde el 2008 y sólo con leves variaciones en la disminución de la pobreza extrema, explicó Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del Coneval.

Además, dijo que el "talón de Aquiles" es el ingreso del gasto familiar, el cual hay que mejorar para terminar con el círculo de pobreza que pasa de generación en generación.

Isabel Crowley, representante de Unicef en México, comentó su preocupación por la cifra tan alta, ya que si ésta se vuelve permanente, las consecuencias negativas en los niños y adolescentes podrían ser irreversibles.

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