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Migrantes africanos en las Américas — cuando EEUU y Europa cierran sus puertas

La llegada de personas de África a América Latina es un fenómeno de pequeñas dimensiones pero que cada vez cobra más importancia. El cierre de fronteras en Europa y el endurecimiento de políticas migratorias en EEUU podrían explicar esta realidad.
Festival para celebrar el Día de San Juan, dedicado a las raíces africanas y europeas del pueblo venezolano (Imagen por Jorge Dan Lopez/REUTERS)

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De África hacia las Américas, de nuevo. Un degoteo lento pero constante de migrantes africanos viajan dirección al continente americano ante una Europa y unos Estados Unidos que les cierran sus puertas.

La mayor parte de ellos viene de Eritrea, Etiopía, Ghana, Nigeria, Senegal y Somalia, de acuerdo con datos proporcionados por la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). En todos estos países y en algunas regiones de los mencionados, el conflicto y la represión gubernamental han llevado a miles a abandonarlos. Es el caso de Eritrea, donde la ONU ha reportado amplias violaciones de los derechos humanos que podrían constituir "crímenes de lesa humanidad".

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La OIM detectó que el flujo de migrantes africanos tiende a aumentar en términos cuantitativos a partir de 2008, hecho que achacan a la mejora de las condiciones económicas de la región y a que países como Brasil o Ecuador dan facilidades a personas provenientes de Angola o Liberia.

Pero situémonos: en 2013 en Ecuador hubo 93 solicitantes de asilo de origen africano y en 2009 fueron 274 en Colombia; muy lejos de los datos de Europa. España multiplicó por 10 la cifra en 2013.

Los datos sobre peticiones de asilo en Latinoamérica están fragmentados. Son los gobiernos los que registran la información a falta de un organismo que la centralice, como lo hace la Oficina Europea de Estadística Eurostat, en la Unión Europea (UE).

Aunque las cifras que ofrece Argentina de peticiones de asilo entre 2010 y 2014, por ejemplo, constatan la tendencia: en ese periodo la nacionalidad con más peticiones registradas es la senegalesa, con 1.035 solicitudes.

"El cierre cada vez más evidente y decidido de las fronteras en Europa, el endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos, y la restricción de las políticas de solicitud de refugiados en Canadá, por ejemplo, se vuelven unos ejes clave para entender el cambio en la orientación de las migraciones africanas hacia América Latina", señala el profesor especializado en migraciones de la Universidad Nacional de Colombia, Maguemati Wabgou, en un artículo sobre el tránsito de inmigrantes africanos hacia Latinoamérica.

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La crisis de refugiados deja en papel mojado la regulación de la Unión Europea. Leer más aquí.

La planteada por el profesor Wabgou es una cuestión difícil de constatar, pues los investigadores en el área de las migraciones explican las dificultades de monitorizarlas.

"La entrada a Colombia la hacen desde África por Brasil, algunos hasta llegar a Ecuador y ahí entran: esa es la ruta más común. Pero [los de las agencias gubernamentales] no son unos datos totalmente precisos, porque ellos llegan por puestos no habilitados: hay puestos difíciles de control migratorio por lo extenso, por lo poroso y por lo difícil de las fronteras", explica a VICE News Clemencia Ramírez, oficial de investigaciones de la Unidad de Planeación, Investigación y Evaluación de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

"Nosotros tenemos una gran extensión en la frontera con Venezuela, en la frontera con Ecuador, que es por donde ellos generalmente ingresan. Y estando en territorio colombiano se pueden mover libremente y siguen su recorrido hasta el eje cafetero, que es donde está Pereira, Manizales y Armenia; toda la zona de las fincas cafeteras es una zona de mucho comercio y también de mucha explotación sexual de niños", sigue contando Ramírez.

"Entonces ellos llegan a esa zona y de ahí hay vuelos directos para los que logran tener el dinero para un vuelo directo hasta Panamá, y entonces no hay problema. Pero hay otros que no y se van, por ejemplo, a la costa atlántica hacia un municipio muy pequeño que se llama Turbo, y allí toman una lancha por 200 dólares y entran a Colón, en Panamá. Ahí siguen su recorrido de Panamá, a Guatemala, a México y finalmente ingresan en los Estados Unidos", constata la investigadora las afirmaciones de Wabgou.

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"El problema es que en ese recorrido o los coyotes les quedan mal o no tienen suficiente dinero y muchos se quedan en muchos de esos países. Si tu vas a Colón, por ejemplo, eso está lleno de africanos, nepalíes, asiáticos en general que muchas veces se quedan ahí, pues la economía de Panamá es mejor que la nuestra", matiza Clemencia Ramírez. "No quieren quedarse. Pero sin embargo te quiero decir que a nosotros se nos está quedando gente. Además de convertirnos en un país de tránsito nos estamos convirtiendo en destino, pero más que todo temporal, como una forma temporal".

"Es un privilegio tener en la Argentina a hermanos que vienen de África y, así, poder aprender de primera mano de la cultura africana. Ahora, ante la llegada de senegaleses, muchos afroargentinos se preguntan por sus orígenes", declaró a principios de septiembre a la Revista Veintitres Federico Pita, presidente de la Diáspora Africana en la Argentina (Diafar). Diafar es una organización que lucha por una buena acogida de este colectivo.

Las negras raíces de América

La presencia de africanos en el continente data del periodo Olmeca (entre el 1.500 y el 500 antes de Cristo) a juzgar por hallazgos arqueológicos encontrados en Argentina, Brasil, México y Venezuela que lo atestiguan. Pero está fuera de discusión que el grueso de la llegada de africanos se produce entre los siglos XV y XIX, con el comercio de esclavos.

Cerca de 12 millones de africanos fueron llevados a la fuerza a Latinoamérica. "Buenos Aires y Montevideo se constituyeron en los puertos más importantes del Atlántico Sur y surtieron todo el interior de Sudamérica mediante puertos de transferencia en Valparaíso y Río de Janeiro", recuerda en un artículo la activista por la defensa y difusión de la cultura afrodescendiente y profesora de literatura en la Universidad de Buenos Aires, Miriam Gomes.

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Un episodio de la historia de Argentina sujeto a gran controversia fue el de la coacción ejercida por la llamada "Ley de rescate", que empujó a miles de africanos al ejército del país andino. Las infames Compañías de Granaderos de Pardos y Morenos son un ejemplo de ello. La norma otorgaba la libertad a los esclavos — negros en su práctica totalidad — que prestaran cuatro años de servicio militar.

"La muerte masiva de africanos y afroamericanos reclutados para el Ejército de Los Andes fue un hecho reiterado durante la campaña de Chile, Perú y Ecuador, entre 1816 y 1823: de los 2.500 soldados negros que iniciaron el cruce de Los Andes fueron repatriados con vida 143", escribió Gomes en su artículo. Y el gobierno no cumplió su promesa: cuatro años después, los libertos fueron enviados a la guerra contra el Brasil, en 1825. Las guerras sostenidas por este país se extendieron hasta 1870, con el fin de la contienda de Argentina contra Paraguay.

El episodio contrasta con el casi legendario ejército armado por el libertador Simón Bolívar, formado por cerca de 5.000 antiguos esclavos de Cundinamarca (Colombia) y Venezuela para la campaña del Guayaquil, en Ecuador. Algunos de ellos llegaron a oficiales. A mediados del XIX se fueron sucediendo aboliciones de la esclavitud en paralelo a las independencias que se iban logrando.

Los sin cuotas: los inmigrantes que podrían quedarse fuera de la solidaridad europea. Leer más aquí.

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Este pasado irradia nuestros días en las leyes de países como Colombia o Ecuador, quien aprobó en 2006 una ley de derechos colectivos de los pueblos negros afroecuatorianos. Una de las últimas reformas legislativas la llevó a cabo el Brasil de Rousseff, con una ley que obliga a reservar el 20 por ciento de los puestos de la administración a negros o mulatos.

En ese sentido, la ONU da inicio este año al Decenio Internacional de los Afrodescendientes, una apuesta para sugestionar a los estados para que definan normas con las que "restablecer los derechos y la dignidad de los afrodescendientes".

Mira el documental de VICE News Huyendo a Ruanda: Burundi al borde del abismo (Dispatch 1):

Sigue a Quique Badia en Twitter: @qbadiamasoni