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Millones de grifos quedan sin agua en Ciudad de México por la reparación de sus decrépitas cañerías

Las reparaciones no están combatiendo la gravísima crisis que sacude a las aguas profundas de México, donde los acuíferos subterráneos se aproximan cada vez más a la sequía más absoluta.
Imagen por Mario Nulo/EPA
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La perturbadora sequía que golpea silenciosamente los cimientos de Ciudad de México es cada vez más difícil de disimular.

El acuífero subterráneo encargado de suministrar el agua fresca de la capital del país azteca se está secando a marchas forzadas. A día de hoy la ciudad depende más que nunca de los suministros alternativos de las presas, cañerías y surtidores del sistema Cutzamala, una red hidráulica que trae agua a la ciudad desde fuentes a casi 90 kilómetros de distancia.

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Las labores de mantenimiento del sistema han provocado el corte del suministro para una cuarta parte de la población de la enorme megalópolis, habitada por 22 millones de personas.

"Se trata de unas medidas de emergencia ciertamente importantes para la ciudad", cuenta Ramón Aguirre, responsable de la gestión del agua en la capital mexicana. "Todo el mundo tendría que ser más cuidadoso con el agua. Deberían de lavar los platos con un cubo y un bol".

El corte del suministro se produjo a medianoche del pasado miércoles y las autoridades aseguran que el servicio completo no será restablecido hasta el viernes que viene.

Las interrupciones de este calibre en el suministro de agua de Ciudad de México se han convertido en algo habitual en los últimos cinco años. Sin embargo, esta vez la interrupción del servicio se ha extendido durante mucho más tiempo que nunca antes.

El gobierno federal se ha comprometido a no disminuir los recortes más que en un puñado de ocasiones hasta que terminen de construirse las nuevas cañerías del sistema hídrico de Cutzamala, que fue construido en la década de los 70. Sin embargo, la solución sigue sin combatir el mayor problema, y ese es que la remisión del acuífero subterráneo sigue siendo imparable.

Se estima que cada año la ciudad extrae más de 1.300 millones de metros cúbicos de agua. Sin embargo el agua que se recaba con la lluvia y la que se inyecta anualmente en el sistema, solo alcanza los 700 millones de metros cúbicos, lo cual significa que las pérdidas doblan la cantidad de las recargas.

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Virginia Cervantes trabaja en el Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de México (UNAM). Según ella, el problema a la hora de encontrar agua fresca está agravado por las desigualdades sociales, lo cual garantiza que los mayores consumidores casi nunca se queden sin servicio, mientras que los más pequeños padecen a menudo los estragos de los recortes.

"La desigualdad y la enorme brecha que separa a los ricos de los pobres en este país tienen mucho que ver con el problema", escribió Cervantes en un informe que presentó el año pasado. "El consumo per cápita es de solo 28 litros por persona en las zonas más pobres de la capital. En cambio, en las zonas ricas oscila entre los 800 y los 1.000 litros".

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Mientras los ricos disponen de grandes cisternas en sus tejados, lo que significa, básicamente, que pueden abastecer sus necesidades siempre que quieran, incluso cuando el suministro ha sido cortado durante días, muchos residentes de los barrios más deprimidos padecen los recortes constantemente. De hecho, a menudo abren sus grifos y se encuentran con que no cae ni una gota.

La existencia de grandes cantidades de personas viven con un suministro de agua tan ineficaz como impredecible, supone un inagotable foco de tensiones sociales en algunas partes de la capital mexicana.

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Ahora que la interrupción del suministro está afectando a millones de personas, la policía ha desplegado un dispositivo de alerta a lo largo de toda la ciudad. VICE News ha tenido acceso a una fuente policial que asegura que, pese a todo, hasta la fecha solo se ha registrado un "incidente menor". La fuente ha relatado que algunos vecinos furiosos y la policía se enfrentaron en el deprimido barrio de Itzapalapa, donde el suministro de agua lleva siendo irregular desde hace demasiado tiempo.

Quizá el conflicto más serio tuviera lugar en 2014 cuando decenas de personas fueron heridas durante los enfrentamientos desatados entre los manifestantes y la policía en el barrio de San Bartolo Ameyalco, en los suburbios montañosos de la ciudad. Entonces, los manifestantes esgrimieron estar defendiendo una fuente volcánica fresca de los planes del ejecutivo de desviar el agua hacia una rico vecindario cercano.

Brenda Rodríguez, que trabaja para la ONG Coalición de Organizaciones Mexicanas por el Derecho al Agua, también subraya que uno de los problemas más graves es la calidad del agua. Un problema que, una vez más, resulta especialmente dramático en las zonas más pobres.

"En México hay 13 millones de personas que, al igual que en Itzapalapa, tienen acceso a agua en las canillas de su casa. El problema es que esta fluye a menudo mezclada con excrementos y con metales pesados", explica Rodríguez.

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