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medioambiente

La mitad de las zonas productoras de café del mundo podrían desaparecer para 2050

Los efectos del cambio climático siguen cuestionando el futuro de cultivos consumidos masivamente a nivel global. Es el caso del café, cada vez más asfixiado por los devastadores efectos del calentamiento global y por la irrupción de plagas.
Imagen vía Flickr/Torbus

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Este artículo fue publicado por originalmente en Munchies

Si eres de los que confía en el café para sobrellevar y avanzar durante tu jornada, te esperan malas noticias. El cambio climático podría provocar la extinción de los proverbiales campos de cultivo cafetero tan pronto como en el año 2050.

Un nuevo informe elaborado por The Climate Institute, el instituto del Clima de Australia, ha disparado el alarma. Según sus conclusiones, el café, tal y como lo conocemos hasta ahora — barato, ubicuo e inagotable — podría convertirse en un bien de lujo en el futuro.

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Actualmente, la gran parte del suministro del café mundial procede del llamado "cinturón del grano", formado por un grupo de países enclavados cerca del Ecuador, como Brasil, Etiopía, Colombia, Vietnam e Indonesia. Sin embargo, conforme el cambio climático sigue provocando la ascensión de las temperaturas y cambiando los patrones de comportamiento de la lluvia, gran parte de las vastas superficies en las que crece el preciado grano podrían verse inutilizadas en los próximos años. Se estima, que la plantación de café se extinga en 2080.

Algunas de las corporaciones mundiales que gestionan el negocio del café, como Starbucks o Lavazza llevan tiempo advirtiendo de los peligros que el cambio climático podría tener en la producción de café. Hoy en día, los índices de consumo del grano tostado son los más elevados de la historia — 2,25 mil millones de tazas al día— y su consumo crece un 5 por ciento al año.

"Tenemos una nube negra sobre nuestras cabezas", comentó el año pasado Mario Cerutti durante una conferencia sobre café y cambio climático celebrada en Milán. Cerutti, que trabaja para la productora italiana Lavazza considera que la situación "es totalmente dramática. El cambio climático podría tener efectos devastadores a corto plazo. Ya no se trata de una discusión sobre el futuro: estamos hablando del presente".

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Basta con un cambio de medio grado de temperatura "para cambiar las cosas radicalmente en la cosecha del café, en su sabor y en su aroma", señala el informe. El aumento de las temperaturas también está provocando enfermedades y plagas en los cultivos. En 2012, después de que se registraran lluvias torrenciales en alturas muy elevadas y de que las temperaturas aumentaran fuera de temporada, un hongo al que se conoce como Hemileia vastatrix y que horada las hojas de café devoró la mitad de la cosecha de todo Centroamérica, y aniquiló el 85 por ciento de las plantaciones guatemaltecas.

Igualmente, la plaga desatada por un minúsculo coleóptero al que se conoce como Hypothenemus hampeitambién ha provocado daños valorados en miles de millones de dólares en las cosechas anuales del grano. La presencia del pequeño insecto se había limitado a zonas del Congo, especialmente las ubicadas en latitudes más bajas. Sin embargo, parece que el calentamiento global está fagocitando la irrupción del correoso insecto por las plantaciones de todo el planeta.

De hecho, a nadie escapa ya que muchos productores de café podrían verse dramáticamente afectados por el aumento de las temperaturas. En países como Guatemala, Vietnam, Nicaragua u Honduras las exportaciones del preciado grano podrían verse particular y nefastamente perjudicadas. En países como México el cultivo del café podría ser un vestigio del pasado tan pronto como en 2020. Igualmente, Brasil y Tanzania podrían padecer pérdidas igual de significativas en las próximas décadas.

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Sin embargo, algunas de las pérdidas serán equilibradas por las ganancias en otras latitudes. Las tierras altas del África Oriental, de Nueva Guinea y de Indonesia, además de las escarpadas alturas de la cordillera andina, podrían ser los próximos destinos más boyantes del cultivo cafetero. Sin embargo, para los estimados 25 millones de cultivadores mundiales de café, muchos de los cuales son pequeños agricultores, dejar la latitud ecuatoriana en busca de territorios más elevados será un imposible, sino un suicidio.

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Podrían pasar años hasta que las nuevas plantas empiecen a dar sus frutos, un lujo que la gran mayoría de pequeños productores ni se pueden permitir ni pueden contemplar. A día de hoy, los agricultores están intentando maximizar sus cultivos, una medida egoísta que podría cuestionar la futura sostenibilidad y diversificación del preciado grano.

Pese a lo agorero del panorama, lo cierto es que todavía hay esperanza. Un estudio ha descubierto que aumentar la emisión de dióxido de carbono puede beneficiar inmensamente tanto al cultivo del café como a sus plantas. Sin embargo, no está claro hasta qué punto una medida parecida podría provocar un desequilibro climático.

De momento, el informe concluye que lo que debería de hacerse ahora sería pagar el importe justo y necesario para que los cultivadores puedan sostener sus producciones. Y ya que estamos, si te preocupan en algo los efectos medioambientales de tu consumo matutino de café, considera dejar de consumirlo en saquitos.

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