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"La alcaldesa de Molenbeek habla con reporteros sobre los retos y el trabajo que llevan a cabo en la comunidad".Ahmed, que tiene una tienda de ropa y de artículos para el hogar, se enoja cuando se le pregunta por qué Molenbeek parece haberse convertido en un foco de extremismo. "No tendríamos porqué justificar a todo el mundo las acciones que llevan a cabo unos pocos radicales", expresa iracundo. "Nada tiene que cambiar aquí. Los problemas que tenemos tienen que ver con las políticas de Bélgica y de Francia".Para la alcaldesa de Molenbeek, Francoise Schepmans, es doloroso saber que la comunidad de esta municipalidad culpa a su gobierno. Cuando se le pregunta sobre la reputación del municipio, responde sacudiendo la cabeza con un: "Me duele, me duele"."El problema de una municipalidad como la mía es que necesitamos más policías, más dinero para tomar medidas enérgicas. Hacerlo solos es muy difícil."Rodeado de coloridas pinturas de Frida Kahlo, Mr. T, y Marilyn Monroe, Malika Saissi se sienta en un café ubicado en la calle que albega la oficina de la alcaldía. Es el lugar donde artistas locales, familias y activistas suelen reunirse semanalmente."Me encanta mi ciudad y creo que aquí suceden muchas cosas buenas", dice Saissi, que trabaja con una agrupación llamada De Vaartkapoen. "Pudes encontrar muchos universitarios, una gran cantidad de activistas, personas que sueñan con un futuro mejor".Mayor of Molenbeek tells reporters about the struggles of her community — Rachel Browne (@rp_browne)November 17, 2015
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"Pasar el día en Molenbeek".Sigue a Rachel Browne en Twitter: @rp_browne Sigue a VICE News En Español en Twitter: @VICENewsESSpending the day in Molenbeek — Rachel Browne (@rp_browne)November 17, 2015