FYI.

This story is over 5 years old.

VICE World News

Molenbeek, el 'corazón del yihadismo' europeo, es un barrio más difícil de lo que crees

"Nadie quiere venir porque creen que somos peligrosos. Estamos tratando de decirle al mundo que en Molenbeek hay gente buena", afirma una vecina de esta municipalidad belga donde residían los dos hermanos que participaron en el ataques de París.
VICE News
Síguenos en Facebook para saber qué pasa en el mundo.

Un día después de que la policía belga atacara y llevara a cabo arrestos en el distrito de Molenbeek en Bruselas en busca de personas vinculadas con los atentados de París, un grupo de musulmanes locales colocaban carteles de papel en cada puerta para pedir la paz en su ciudad.

Al anochecer, Molenbeek, municipio que empieza a ser conocido como el corazón del yihadismo en Europa, estaba empapelado.

Publicidad

"Nadie quiere venir aquí porque piensan que somos peligrosos, pero estamos tratando de decirle al mundo que hay gente buena aquí", afirma Louiza, que lleva una bolsa de la compra repleta de carteles que dicen 'Molenbeek', con un signo de la paz dibujado en la letra 'o'. "Esta es nuestra manera de tratar de conseguir que todos se unan para que podamos estar orgullosos de este lugar otra vez".

Algo que, a juzgar por la ira que ha provocado la masacre de París y la mirada de miedo con la que el mundo observa Molenbeek, no va a ser una empresa fácil. Desde que las fuerzas de seguridad revelaron que los dos hermanos  que participaron en la sangrienta masacre del viernes eran de este barrio belga, Molenbeek está en el punto de mira.

Borrar este estigma, sobre todo cuando todo es tan reciente, es una misión imposible. Además, llueve sobre mojado, pues no es la primera vez que se vincula Molenbeek con el terrorismo y la radicalización de signo islámico.

La pequeña municipalidad de Bruselas, de alrededor de 100.000 habitantes y de mayoría musulmana, tiene la mayor tasa per cápita de combatientes extranjeros yihadistas que toman las armas en Irak y Siria, según diversas informaciones. Bélgica tiene, según las estimaciones, unos 40 combatientes extranjeros por cada millón de habitantes, cuatro veces el ratio de Reino Unido y el doble que Francia.

A principios de este año, las fuerzas policiales recorrieron las calles de este barrio en busca de los sospechosos de los ataques de Charlie Hebdo del pasado enero. Además, también se sospecha que un francés acusado de matar a cuatro personas en el Museo Judío de Bruselas en 2014 vivía en esta zona.

Publicidad

"Casi siempre [que tienen lugar ataques terroristas] hay un vínculo con Molenbeek," dijo el primer ministro belga, Charles Michel, el domingo. "Hemos tratado prevenir. Ahora tendremos que reprimir. Hemos funcionado con el laissez-faire y hemos aplicado una política laxa. Ahora estamos pagando la factura".

Queda por ver cuáles serán las consecuencias concretas de este giro anunciado por Michel. Mientras tanto, ciudadanos de Molenbeek dicen que están decididos a llevar esperanza y prosperidad al barrio.

Si bien no hay duda que la zona, la segunda más pobre de Bélgica, registra altos índices de delincuencia y desempleo, resulta reduccionista imputar los casos de yihadistas que residen en Molenbeek a la paupérrima realidad del barrio. Sea como sea, muchos se preguntan por qué esta preocupante realidad sigue repitiéndose.

Puedes llamarle ISIS, ISIL o Daesh, pero el caso es que Estado Islámico quiere matarte. Leer más aquí.

La policía custodia una calle en la que las fuerzas de intervención especial buscan una casa en Molenbeek. Imagen por Geert Vanden Wijngaert/AP

Marc, un hombre belga que ha vivido y trabajado como ingeniero en Molenbeek durante más de 40 años, se detiene frente a una de las 22 mezquitas de la municipalidad. Este ciudadano, que es testigo del desarrollo de este barrio y ha visto crecer a muchas generaciones, ofrece una mirada en perspectiva.

"La primera ola de inmigrantes, que provenía de lugares como Marruecos y Turquía, tuvo que priorizar el trabajo para poder alimentar a sus familias. No disponían de tiempo libre para cuidar de sus hijos como deseaban", sentencia.

Publicidad

En Molenbeek, añade, tenemos un problema con el acceso a la educación de calidad, la gente se olvida de lo que necesita este lugar. Por eso, tenemos un gran problema, el de una joven generación que se ha volcado a Internet para aprender acerca de la vida, exponiéndose así a las malas influencias".

"Si estas familias hubieran tenido la oportunidad de transmitir sus valores — yo soy un cristiano con muchos amigos musulmanes — tal vez las cosas serían diferentes. Lo que yo he aprendido es que el Islam no tiene nada que ver con matar, sino más bien con la paz".

Marc asegura que en de Molenbeek el alquiler es barato y la gente puede entrar y salir sin apenas dejar rastro.

Un hombre que trabaja para esta municipalidad, y que se negó a revelar su nombre, dice que a veces se siente inseguro trabajando en Molenbeek. La prevención del delito es una lucha y está conectada con el tejido social de la comunidad. Este testimonio reconoce que todavía está "muy sorprendido por los últimos acontecimientos. Nadie lo esperaba, la verdad".

"Al mismo tiempo puedo decir que muchas lugares de Bélgica y Europa se sienten de la misma manera que nosotros. Algo así podría ocurrir, y de hecho ocurre, en otros sitios", concluye.

Caminando a través de Molenbeek — a sólo un par de kilómetros del centro de Bruselas —  puede oírse como la risa de los niños jugando en un patio de la escuela se apodera del lugar. Una solitaria pelota de fútbol rueda por la calle. Alrededor de la plaza principal hay una gran iglesia y los hombres sentados fuera beben café y té de menta o chai.

Publicidad

Mayor of Molenbeek tells reporters about the struggles of her community — Rachel Browne (@rp_browne)November 17, 2015

"La alcaldesa de Molenbeek habla con reporteros sobre los retos y el trabajo que llevan a cabo en la comunidad".

Ahmed, que tiene una tienda de ropa y de artículos para el hogar, se enoja cuando se le pregunta por qué Molenbeek parece haberse convertido en un foco de extremismo. "No tendríamos porqué justificar a todo el mundo las acciones que llevan a cabo unos pocos radicales", expresa iracundo. "Nada tiene que cambiar aquí. Los problemas que tenemos tienen que ver con las políticas de Bélgica y de Francia".

Para la alcaldesa de Molenbeek, Francoise Schepmans, es doloroso saber que la comunidad de esta municipalidad culpa a su gobierno. Cuando se le pregunta sobre la reputación del municipio, responde sacudiendo la cabeza con un: "Me duele, me duele".

"El problema de una municipalidad como la mía es que necesitamos más policías, más dinero para tomar medidas enérgicas. Hacerlo solos es muy difícil."

Rodeado de coloridas pinturas de Frida Kahlo, Mr. T, y Marilyn Monroe, Malika Saissi se sienta en un café ubicado en la calle que albega la oficina de la alcaldía. Es el lugar donde artistas locales, familias y activistas suelen reunirse semanalmente.

"Me encanta mi ciudad y creo que aquí suceden muchas cosas buenas", dice Saissi, que trabaja con una agrupación llamada De Vaartkapoen. "Pudes encontrar muchos universitarios, una gran cantidad de activistas, personas que sueñan con un futuro mejor".

Publicidad

Esta foto fue manipulada para simular un atacante de París y algunos medios picaron. Leer más aquí.

El hermano de Mohamed Abdeslam, Brahim, que murió durante un ataque suicida París. Su otro hermano, Salah, se encuentra prófugo. Imagen por Leila Khemissi/AP

Saissi está de acuerdo con Schepmans en que Molenbeek es, a menudo, el último de la lista a la hora de recibir recursos del gobierno central. Con todo, reconoce, "se necesitan mucho tiempo para que las cosas mejoren aquí", opina. "Hablé con mi propio hijo ayer, me contó que le da vergüenza decir que es de aquí, que si lo hace no va a conseguir trabajo. Resulta preocupante".

Esta activista cuenta que es tiene estrechas relaciones con la familia de los dos hermanos, Salah e Ibrahim Abdeslam, involucrados en los ataques terroristas. Su otro hermano, Mohamed, fue detenido y finalmente puesto en libertad el domingo.

"Por supuesto que los conozco y no me avergüenzo de decirlo. Me identifico mucho con esta familia", dice. "Su madre es una persona de mente muy abierta, moderna y muy amable. Ella les dio un montón de amor, nunca fue radical en sus puntos de vista y les transmitió buenos valores a cada uno de sus hijos. La raíz del radicalismo no está en el seno de las familias sino en el contexto social y político en que se mueven".

Para Saissi, es como si estos terroristas hubieran llevado una doble vida, como si les hubieran lavado el cerebro. De hecho esta ciudadana de Molenbeek cuenta que le impactó mucho saber que los hijos de esta mujer estaban implicados en los atentados de París. Nunca dieron señales que advirtieran de su radicalización, afirma. Creo, explica, que lo que necesita su comunidad es ayuda y no condenada.

Publicidad

"Tratamos de encontrar soluciones para frenar el terrorismo, pero también para apoyar a las familias que están perdiendo a sus hijos de esta manera", expresa. "Necesitamos que el gobierno intervenga, que nos ayude a crear un futuro de esperanza, un futuro mejor. Tenemos que dar a los ciudadanos la oportunidad de vivir en paz".

Spending the day in Molenbeek — Rachel Browne (@rp_browne)November 17, 2015

"Pasar el día en Molenbeek".

Sigue a Rachel Browne en Twitter: @rp_browne 

Sigue a VICE News En Español en Twitter: @VICENewsES