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MSF exige respuestas después de que el balance del bombardeo alcance ya los 22 muertos

Médicos Sin Fronteras exige “un cuerpo internacional e independiente” para investigar la masacre orquestada, presuntamente, por Estados Unidos. La organización ha negado que los insurgentes talibanes hubiesen abierto fuego desde sus dependencias.
Photo by Jawed Kargar/EPA
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La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) declaró ayer domingo que el balance de víctimas del despiadado bombardeo de uno de sus hospitales en Afganistán es ya de 22 muertos. Estados Unidos, el presunto autor del atentado, aniquiló a 10 trabajadores de la organización, a 10 pacientes del hospital y a tres niños.

MSF emitió un comunicado en el que negaba que los milicianos talibanes abriesen fuego desde su hospital en Kunduz. No lo hicieron. Ni contra las fuerzas afganas, ni contra las de las OTAN. Tal habría sido el desencadenante del macabro bombardeo, que ha dejado a decenas de víctimas y de heridos inocentes, muchos de los cuales se debaten entre la vida y la muerte.

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La violencia sigue escalando en los alrededores de Kunduz. La provincia del norte del país lleva padeciendo 7 días de enfrentamientos. Las fuerzas del ejército afgano, que actúan respaldadas por las tropas de Estados Unidos luchan por deshacerse de los talibanes que sitiaron la ciudad hace casi una semana. El lugar se ha convertido en un dantesco escenario plagado de cadáveres en descomposición. Los vecinos ya han advertido que la comida escasea.

El ejército de Estados Unidos afirmó tras la catástrofe haber ejecutado un bombardeo en "los aledaños del hospital" contra insurgentes talibanes que estaban disparando directamente contra sus posiciones. Más tarde, un portavoz del ejército estadounidense reconoció que el bombardeo "podría haber provocado daños colaterales en unas instalaciones médicas que no estaban muy lejos de allí".

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La coalición militar que dirige Estados Unidos en Afganistán emitió un comunicado ayer domingo en que reconocía que sus fuerzas habían dirigido un bombardeo el sábado a las 2:15 de la madrugada, hora local. Según ellos, el ataque iba dirigido "contra insurgentes que habían abierto fuego contra integrantes del ejército estadounidense que están asesorando y asistiendo a las fuerzas de seguridad afganas en la ciudad de Kunduz".

El comunicado reconoce que el ataque se produjo "en los aledaños de las instalaciones médica de una sucursal de Médicos Sin Fronteras. Y señala igualmente que la actual misión de Apoyo y Resolución de la OTAN en Afganistán, "ha conducido una investigación preliminar transnacional para desentrañar lo sucedido. Se espera que los resultados se sepan "en cuestión de días".

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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró el sábado que su departamento de Defensa ha iniciado una investigación paralela del pavoroso episodio. El responsable de Derechos Humanos en Naciones Unidas ha proclamado que el bombardeo estadounidense ha sido "completamente trágico e inexcusable" y que constituye un crimen de guerra.

En el comunicado emitido ayer, MSF exige "una investigación completa y transparente del crimen que sea desplegada por un cuerpo internacional independiente. Para los miembros de la organización de ayuda humanitaria "una investigación interna auspiciada por uno de los bandos del conflicto, sería completamente insuficiente". MSF ha expresado sin ambages que presume "que se ha cometido un crimen de guerra".

"Ni un solo miembro de nuestro personal denunció ni informó que hubiese disparos ni enfrentamientos en nuestras instalaciones. Lo siguiente fue saber que Estados Unidos había bombardeado nuestras instalaciones, llenas de personal médico y de pacientes", continua el comunicado. "Queremos subrayar que el principal edificio en que se encuentra nuestro hospital, donde nuestro personal médico se encontraba atendiendo a sus pacientes, fue alcanzado de manera precisa y continuada durante bombardeos sucesivos. Y queremos reitera también que las inmediaciones del hospital quedaron completamente intactas".

Los bombardeos suponen un revés para la política del presidente afgano Ashraf Ghani. El líder está trabajando para tender puentes y estrechar vínculos con Estados Unidos, después de que su predecesor, Hamid Karzai decidiera romperlos. Karzai rescindió su confianza en Washington después de que el ejército estadounidense orquestara varios bombardeos en Afganistán que costaron la vida de muchos civiles.

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Ahora, sin embargo, Ghani tendrá que dirimir si prescinde de Washington en un momento crítico para su país. Las tropas de los insurgentes talibanes han conseguido hacerse con el control de Kunduz. Se trata de la mayor victoria de la insurgencia en los últimos 14 años. Y combatir su avance sin el apoyo militar estadounidense podría resultar sumamente complicado.

Obama emitió un comunicado para ofrecer sus condolencias a las víctimas. El presidente describió el brutal atentado como "un trágico incidente".

'Los miembros del personal y los cuidadores estaban dentro del hospital cuando se ejecutó el bombardeo'.

"El departamento de Defensa de EEUU ha abierto una investigación completa. Esperaremos a obtener los resultados antes de hacer ningún juicio de valor sobre las circunstancias de la tragedia", proclamó Obama.

En Kabul, el Ministerio de Defensa afgano ha asegurado que los combatientes talibanes atacaron el hospital y que las fuerzas de defensa afganas se defendieron y emplearon el edificio como "un escudo humano". Sin embargo, Médicos Sin Fronteras desmintió esta versión.

"Las puertas del complejo hospitalario estuvieron cerradas toda la noche, de manera que solo los pacientes, los miembros del personal y los cuidadores estaban dentro del hospital cuando se ejecutó el bombardeo", aseguró MSF en su comunicado de ayer. "Sea como sea, bombardear un hospital que está plenamente operativo siempre resultará un acto injustificable".

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Los testigos contaron que los bombardeos provocaron que los pacientes se quemaran vivos por todo el concurrido hospital. Además, tres niños que fueron trasladados a la unidad de cuidados intensivos, no lograron sobrevivir.

La enfermera de MSF Lajos Zoltan explicó que "intentamos echar un vistazo a uno de los edificios que se estaban quemando. Su memoria de lo que vio es salvaje. "No puedo describir lo que me encontré. No hay palabras para describir un horror de esas dimensiones. Vi como seis pacientes ardían vivos en la unidad de cuidados intensivos".

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El hospital de MSF se había convertido en uno de los grandes sustentos para miles de vecinos de la zona. Sin embargo, después de los ataques se ha evacuado a la mayoría de sus trabajadores ya que el hospital ya no está operativo. Algunos de los miembros del personal se han desplazado hasta las afueras de Kunduz para asistir a las víctimas que todavía respiran.

La batalla por la reconquista de Kunduz ha despertado interrogantes sobre hasta qué punto las fuerzas de seguridad afganas están preparadas para luchar en solitario. Si bien han sido entrenadas por el ejército de la OTAN, lo cierto es que ahora que la mayoría de tropas extranjeras han abandonado el país, la situación ha vuelto a complicarse. Las fuerzas de seguridad afganas se dedicaron a ir puerta a puerta para registrar todas las casas de los aledaños durante el domingo. Mientras tanto, el gobernador de la provincia de Kunduz, Hamdullah Danishi, ha señalado que los enfrentamientos se siguen librando en algunas partes de la ciudad.

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Danihi ha afirmado que ya han muerto 480 guerrilleros talibanes y 35 soldados. El ejército ha izado la bandera nacional en la plaza principal de la ciudad, una zona que ha cambiado varias veces de manos a lo largo de los últimos siete días.

"Nuestras fuerzas de seguridad han conquistado posiciones estratégicas en Kunduz", asegura Danishi. "En estos momentos seguimos trabajando para liberar la zona".

El ministerio de Defensa ha informado que los helicópteros del ejército afgano lanzaron ayer 6.000 folletos en los que urgían al pueblo a colaborar con el ejército. "Si os encontráis con vehículos militares abandonados o con equipamiento militar en cualquier sitio, entregadlo enseguida a las fuerzas de seguridad", rezan los folletos.

Los cadáveres yacen en las cunetas y la gente está demasiado asustado para abandonar sus casas, ha contado un vecino llamado Gulboodin. "Puede oírse el estertor de los disparos por toda la ciudad", señala Gulboodin, quien, como la mayoría de los afganos, no tiene apellidos. "Muchos de los cuerpos están en estado de descomposición".

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