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ESPAÑA

"Muelle", el primer grafitero que tendrá una plaza con su nombre en España

Madrid dedicará una plaza en el distrito de Latina a “Muelle”, precursor del arte urbano en España, a pesar de mantener una normativa que sanciona con multas de hasta 6.000 euros a los que lo practican.
Firma de Muelle en la calle Montera de Madrid. (Imagen vía Wikipedia)

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La historia del grafiti en Madrid tendrá su rinconcito en el distrito de Latina. El pasado jueves se aprobó la concesión del nombre de una plaza a Juan Carlos Argüello, más conocido por su nombre artístico, "Muelle", con los votos a favor del Partido Socialista (PSOE) y Ahora Madrid.

El fallecido artista estampó su firma a mediados de los 80 en los muros de la capital española, convirtiéndose, así, en un pionero del espray. Su fama llegó a ser tal que cuando la policía le arrestaba le pedía una firma a modo de autógrafo "para sus niños", de acuerdo con el doctor en Historia del Arte y experto en arte urbano Fernando Figueroa, miembro de la campaña organizada para conseguir que la firma de "Muelle" sea declarada Bien de Interés Cultural (BIC).

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Argüello dejó de "tagear" [hacer grafitis] Madrid en 1993 tras una afección hepática que acabó en un cáncer de hígado mortal. Nos dejó en 1995. Pasados 20 años y a pesar de la importancia de su figura, la relación entre el grafiti y la ciudad sigue siendo compleja.

En las "Medidas para el embellecimiento, limpieza y calidad de vida de nuestras ciudades" de la Comunidad de Madrid la realización de grafitis o pintadas en la vía pública se penaliza con multas que pueden llegar hasta los 6.000 euros. A pesar de que la norma prevé la cesión excepcional de espacios públicos para llevarlos a cabo, no existe, hoy por hoy, una normativa municipal que regule la cesión.

El Portal de Gobierno Abierto de la ciudad ya ha acogido propuestas en ese sentido.

"Yo creo que hay una intención por parte de algunos de los partidos del Ayuntamiento de Madrid de abrir la legislación para entender que ciertas expresiones artísticas, aunque sean espontáneas, son lícitas, y no hay porque borrarlas o multarlas", se muestra confiado a VICE News Fernando Figueroa.

El académico defiende la necesidad de elevar el arte urbano a arte público, entendido como una planificación institucional del reparto de murales en la ciudad. Para ilustrar formas de hacerlo cita ejemplos existentes gestionados directamente por comunidades de vecinos.

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Entrevista a "Muelle", en el metro de Madrid.

En el mismo distrito de Latina está El Campo de Cebada, presentado por sus vecinos como una dotación ciudadana en el centro de Madrid. Figueroa cuenta a este medio que las peticiones de grafitis las gestiona la asociación de vecinos a través de un calendario. Las obras se exponen por un período determinado y luego se renuevan.

Fuentes del Partido Socialista de Madrid, el grupo promotor de esta iniciativa, aseguran a VICE News que han iniciado una ronda de contactos con personas vinculadas al arte urbano con el fin de exigir a la corporación municipal una reglamentación. Las mismas proponen el establecimiento de un grupo de trabajo con el que desarrollar un ordenamiento para regular esta actividad.

Poner el nombre de "Muelle" a una plaza es solo el comienzo. El siguiente paso es declarar Bien de Interés Cultural su firma, a pesar de las dificultades asociadas al hecho que el edificio en el que se encuentra esta firma es propiedad de una familia que no vive en él. El PSOE en Madrid afirma que ha emplazado al Ayuntamiento a contactar a la empresa que gestiona el inmueble en ausencia de los propietarios.

Pero para que la propuesta sea creíble, Figueroa entiende que iniciativas como las de El Campo de Cebada deben extenderse por la ciudad. El académico sostiene a VICE News que el hecho de que Argüello fuera oriundo de Campamento, uno de los barrios de Latina, ha jugado un papel clave en el desarrollo de esta propuesta.

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"Muelle" se convirtió en los 80 en el héroe de una generación por su doble condición de músico (tocaba la batería en una banda de punk-rock) y artista callejero. El pionero del grafiti ya pintaba antes de que la cultura hip hop invadiera España. Era un referente.

"Los barrios de periferia han arrastrado una mala fama, un estigma como barrios suburbiales, llenos de delincuencia, drogadicción, etcétera. Y tener un personaje como este en el barrio era un ejemplo también para los chavales", opina Figueroa.

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