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Más de un millón de firmas: la campaña de la oposición en Venezuela para destituir a Maduro

Después de una batalla burocrática, los críticos del "chavismo" ya tienen una plantilla oficial para buscar el 1 por ciento de las firmas del padrón electoral y convocar a un referéndum que saque al presidente Nicolás Maduro de su cargo.
Imagen por Wilfredo Riera/Getty Images
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Ya no sólo es Brasil: en Venezuela, la oposición también calienta motores para echar a su presidente.

El martes 26 de abril, el Consejo Nacional Electoral (CNE) — el máximo órgano electoral del país, controlado por el oficialismo – entregó a la oposición un documento que parecía imposible de conseguir: un formato de plantilla para que recauden el 1 por ciento de las firmas del padrón electoral de Venezuela y se inicie un proceso de destitución contra Nicolás Maduro.

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El plazo legal para recabar esas 197.978 firmas es de 30 días, pero este viernes por la mañana, el líder opositor y dos veces candidato presidencial, Henrique Capriles, anunció en su cuenta de Twitter que en menos de 80 horas la campaña "antichavista" ya consiguió más de un millón y medio de rúbricas contra el presidente.

Vamos más de 1.500.000 firmas,NO hacen falta más ahora,miles de gracias! — Henrique Capriles R. (@hcapriles)29 de abril de 2016

Obtener esa plantilla para recabar cifras no fue fácil para la oposición: el proceso tomó meses de gestiones que parecían estar destinadas a perderse en la burocracia del CNE y sólo después de amenazar con una jornada de protestas masivas en la calle el documento fue entregado.

Esta jugada política de la oposición llega en un momento ideal para sus planes, pues el país enfrenta una crisis energética que ha llevado al presidente a declarar un impopular plan de ahorro que implica semanas laborales de dos días en el sector público, así como un desplome en el crecimiento económico, el incremento de la inflación por encima de 100 por ciento, una crisis de inseguridad y la presión internacional para liberar a los presos políticos.

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Ahora, la oposición venezolana usa todo ese descontento a su favor y ha recorrido el país con copias de esa plantilla. Sin embargo, las firmas no pueden recabarse en sólo los bastiones "antichavistas", pues el CNE ha dispuesto que debe ser, al menos, 1 por ciento en cada estado del país.

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Ahora, los críticos de Nicolás Maduro entregarán lo recabado al CNE y a partir de entonces correrá un plazo de cinco días para revisar los documentos. En caso de que sean aceptadas las plantillas rubricadas, los venezolanos opositores deberán ir de nuevo a mesas de votación para ratificar su voluntad. Y si el conteo vuelve a ser superior a 1 por ciento, la oposición habrá ganado el derecho a convocar una consulta para un proceso revocatorio nacional.

Para ello, se necesita el 20 por ciento de firmas a nivel nacional y que el CNE las vuelva a validar. Sólo entonces, si se confirma a cabalidad el proceso, el árbitro electoral convocaría a un referéndum nacional que determine si Nicolás Maduro debe abandonar el Palacio de Miraflores antes de su gestión y llamar a elecciones presidenciales extraordinarias.

'Nosotros no queremos que esto termine en un golpe de Estado, ni en una intervención militar'.

La esperanza de la oposición está puesta en que Nicolás Maduro no tiene los niveles de popularidad que su antecesor Hugo Chávez y que ha probado no ser invencible en las urnas: ya en diciembre, la coalición de partidos que presenta al gobierno en el Congreso perdió la mayoría en los comicios parlamentarios.

El plan de destitución también llega en un momento en que el "chavismo" pierde líderes sociales y los adopta la oposición: figuras como Yuraima Randón, una exseguidora del "socialismo bolivariano", se han convertido en el símbolo de la agonía del gobierno. Las cámaras de noticias han registrado a esa mujer morena, voluptuosa, con una playera amarilla en la que se lee #RevocatorioYA, firmando la planilla contra la administración de Nicolás Maduro con el brazo izquierdo, donde tiene un tatuaje de su líder Hugo Chávez.

Los venezolanos están enojados por el nuevo plan para combatir la crisis energética. Leer más aquí.

Y aunque el oficialismo ha calificado este plan como un golpe de Estado e insiste en que no abandonará el poder, sus contrarios afirma que la campaña de firmas es la única salida para evitar un golpe de Estado y un estallido social que acabe con la vida de varios venezolanos.

"Nosotros no queremos que esto termine en un golpe de Estado, ni en una intervención militar. Tenemos que buscar un cambio político para transformar lo económico y lo social por la vía democrática y constitucional", ha señalado el excandidato presidencial.

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