Los equipos de rescate pierden la esperanza de encontrar supervivientes en Ecuador

Los equipos de rescate en Ecuador están perdiendo las esperanzas de encontrar más supervivientes del terremoto ocurrido el sábado en el que murieron al menos 507 personas, desaparecieron 107 y más de 4.600 resultaron heridas, según cifras oficiales.

Los angustiados familiares de quienes aún no aparecen suplican a los rescatistas que encuentren a sus seres queridos. Los equipos de rescate utilizan perros, sus propias manos, y máquinas excavadoras para buscar a través de los escombros de las casas, edificios y tiendas derrumbadas en la región más afectada, en la costa del Pacífico.

Sin embargo, el ministro del Interior José Serrano, explicó a Reuters que los esfuerzos de rescate se centran ahora en la búsqueda de cadáveres.

El martes, tres sacerdotes dieron oraciones y rociaron con agua bendita a los cuerpos encontrados entre los escombros de un pequeño supermercado cerca de la plaza central de Pedernales, un pueblo costero devastado. Los cadáveres de dos adultos y un niño ya habían sido trasladados en camillas, cuando bomberos, soldados y policías seguían buscando a otro niño extraviado.

"Mi primo me dijo que podía oír gente gritando hasta ayer", narra Tito Torres, hijo de los propietarios de la tienda, quien viajó a Pedernales desde Quito inmediatamente después del terremoto. Sus padres lograron salir corriendo de la tienda antes de que el techo se derrumbara parcialmente.

El sismo de 7,8 grados en la escala de Richter dañó también alrededor de 1.500 edificaciones y dejó a unas 20.500 personas durmiendo en refugios, informó el gobierno ecuatoriano. Las autoridades han pronosticado que las consecuencias económicas del terremoto pueden llegar a golpear en dos o tres puntos porcentuales el crecimiento económico, el cual ya se encuentra muy afectado por el desplome de los ingresos del petróleo.

"Va a ser una lucha larga, no nos engañemos", expresó el presidente Rafael Correa, mientras supervisaba el trabajo en las zonas del desastre. "La reconstrucción tras el sismo llevará años y costará miles de millones de dólares", sentenció.

A pesar que las fuerzas de seguridad, los equipos de rescate y las autoridades se movilizaron rápidamente, muchas personas en áreas remotas se quejaron por carecer todavía de agua, alimentos y medicinas.

El gobierno también ha sido criticado por tratar de controlar las noticias que salen desde las zonas afectadas, particularmente en la primera etapa tras el sismo, cuando la información disponible se limitaba en gran medida a algunos boletines informativos en los canales de televisión estatales, y ocasionales tuits presidenciales.

Esto provocó una dependencia de las redes sociales para obtener información y también generó un descontrol en la organización de ayudas no oficiales por parte de los voluntarios. Amplios grupos de personas viajaron desde la capital a la zona del desastre para ayudar en las tareas de rescate.

Los informes sugieren que el esfuerzo de los voluntarios ha resultado contraproducente.

"Muchas de las personas que están viajando para ayudar no están preparadas para enfrentar lo que encuentran", explica Johanna Coelho, residente de Quito, citando a sus familiares ubicados en la zona.

Ricardo Zambrano, un profesor universitario de la ciudad de Manta — donde se centran los esfuerzos de rescate — afirma que el principal problema es que es muy poco lo que los voluntarios pueden hacer de manera útil una vez que llegan a las áreas afectadas.

"Muchas personas vienen a ayudar, pero no hay herramientas", cuenta Zambrano. "Los médicos llegan desde Quito y otras partes del país y piden material para trabajar, pero no hay suministros suficientes".

Un temblor de magnitud 6,1 se registró este miércoles en la costa de Ecuador, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en ingles). Este nuevo sismo se registró a unos 25 kilómetros al oeste de Muisne, a una profundidad de 15 kilómetros, según el USGS.

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