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Hay vida más allá de Porn hub y estas artistas lo tienen muy claro

La pornografía cambia con el mundo y las nuevas iniciativas ofrecen miradas distintas. VICE News habla con directoras y actrices como Erika Lust, María Riot, Amarna Miller y María Llopis sobre su forma de entender y hacer porno.
La actriz porno argentina María Riot sostiene un libro de Erika Lust en al bañera. Imagen por María Faux.
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La vida de Shelley Lubben nunca fue fácil. A los 9 años sufrió abusos sexuales por parte de sus hermanos, y cumplida la mayoría de edad su situación no mejoró. De los 18 a los 26 ejerció la prostitución, se quedó embarazada tres veces, sufrió dos abortos espontáneos y cayó en las drogas. En esos años difíciles y violentos ejerció de actriz porno, y, a partir de los 24 años, lo hizo bajo el pseudónimo Roxy.

En 2008, a sus 40, inició una cruzada contra su antiguo trabajo denunciando la violencia sexual, casos de trata e inducción a la prostitución y de actrices obligadas a tomar drogas. La difusión de un vídeo producido bajo el nombre del colectivo Anonymous en el que era víctima de una violación contribuyó a dar mayor proyección a su lucha.

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Lubben abrazó el cristianismo, se casó con un pastor evangelista y fundó la Cruz Rosa, una organización para dar apoyo a extrabajadoras de la industria del porno.

El de esta exactriz ni es cosa del pasado ni es un caso aislado. Rachel Marie Oberlin, más conocida por su nombre artístico Bree Olson, difundió un vídeo hace unos días donde denunciaba otra de las caras ocultas de esta profesión: aquella que se revela una vez que abandonas el sector.

Confesiones ante una cámara de la exactriz porno Bree Olson.

"Aún veo mis anuncios, y mis películas están en todos lados en Internet. Esta gente sin cara que está detrás de la industria sigue haciendo millones y no sufren ninguna consecuencia. Somos la única industria del entretenimiento que no ofrece royalties cuando alguien [una actriz] la deja", afirma Olson.

La de la pornografía es una industria producida por y para hombres, denuncian sus críticas, y eso es algo manifiesto en la representación de la mujer en sus filmes.

"Si al ver determinadas escenas porno ya nos sentimos mal, infravalorados, y representados como objetos, en parte es porque quienes las hacen son hombres con muy poca inteligencia sexual y emocional, y poca sensibilidad hacia las mujeres", opina a VICE News Erika Lust, directora de origen sueco de un cine alternativo para adultos.

Lust apela a un "consumo inteligente" de cine adulto, denominación que ella utiliza como alternativa a la voz "pornografía" por la carga que, a su entender, lleva esta palabra. Ve en su cine un instrumento de empoderamiento para las mujeres y lo circunscribe antes en el ámbito de las producciones independientes que en el del porno propiamente dicho.

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Al contrario de lo que señalaban Lubben y Olson, ella se preocupa por sus performers. Para Erika Lust una productora de porno ético va a preocuparse de que cualquier persona que se inicie entienda las consecuencias que puede tener el hecho de actuar en un filme de esta índole.

Sexo seguro y consentimientos son algunos de los otros pilares en los que sostiene su propuesta. Algo que no siempre está presente en la pornografía convencional.

"Una de las razones por las que ingresé en el porno es por todo el activismo detrás en cuanto a empoderamiento y diversidad de cuerpos y de ideas, algo que encontré, en parte, en el porno alternativo o feminista", cuenta a este medio María Riot, una actriz porno argentina que rechaza asumir un rol pasivo ante la cámara.

Su historia contrasta con la imagen de supervivientes que proyectan las exactrices con las que abría el artículo. "Siempre grabé en ambientes donde me sentí cuidada y respetada no solo como performer sino también como persona", asegura ella, quien reconoce ser ajena a los avatares del porno de masas.

Riot matiza los abusos en la industria. Cree que estos se dan en muchos otros trabajos en los que no media sexo, y que de la industria convencional se pueden rescatar algunas cosas. Aunque coincide con Lust que, en ésta, hay una ausencia de "otra mirada o forma de relacionarse sexualmente".

"¿Existen abusos dentro de la industria? Por supuesto. Pero son una minoría, y sinceramente estoy cansada del argumento paternalista que nos convierte a las actrices en las víctimas del mercado de la carne". Amarna Miller, una actriz y empresaria del porno española establecida en Los Ángeles, va mucho más allá que su colega argentina. Ella lo tiene claro: la mayoría de actrices están en la industria porque quieren.

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Miller polemiza con Lubben, de quién destaca su filiación religiosa y el carácter abolicionista de su lucha personal. La performer española sabe de lo que habla cuando se refiere al sector, pues es uno de sus referentes. Y también da su opinión sobre el testimonio de Olson: "El enemigo del porno no es la propia industria, sino la sociedad y cómo percibimos el sexo".

Los posmachistas o cómo el machismo transforma su mensaje para perpetuar la desigualdad. Leer más aquí.

Fuera de la profesión María Riot también ha desarrollado un currículo activista. Hoy colabora con una ONG en pro de los derechos de los animales y coordina charlas sobre trabajo sexual en Ammar, un colectivo que defiende los derechos de las prostitutas. Dice sentirse lejos del feminismo argentino porque considera que buena parte de éste rechaza implícitamente a las propias trabajadoras del sexo.

"Me fui del grupo feminista del que participaba porque no me interesa un feminismo hipócrita que dice que las mujeres somos dueñas de nuestro cuerpo, pero cuando una es libre y elige hacer de su cuerpo lo que le da la gana, es criticada", expone María Riot.

La actriz y activista ha trabajado con Erika Lust y refiere otros proyectos con los que está en sintonía. CornucopiaX es uno de ellos: una iniciativa barcelonesa en cuyos relatos subyacen formas diferentes de entender las relaciones sexoafectivas. Las alternativas son diversas, y algunas, a veces, hasta polemizan entre ellas.

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María Llopis es una artista multidisciplinar que ha desarrollado su obra en los ámbitos de la fotografía, el vídeo y las performance en vivo, además de la escritura. En su libro El postporno era eso muestra algunas divergencias con Lust. "Para mi, estereotipar que es lo que les gusta a las mujeres, no es avanzar", declara Llopis a VICE News en este sentido.

Su obra está producida y realizada con muchos menos medios que los que la directora sueca tiene a su disposición. Y la misma María Llopis reconoce que sus películas están más presentes en centros sociales y espacios artísticos que distribuyéndose para el consumo privado. Aunque sí que percibe royalties por las copias de su obra vendida por la homóloga de Erika Lust en Inglaterra, la alemana Petra Joy, y por la televisión holandesa.

Negocio creciente en España y casi virgen en Argentina

España y Argentina están en el top 20 de países que más pornografía consumieron en 2015, en los puestos 13 y 18 respectivamente, de acuerdo a los datos de Porn Hub, página líder del sector a nivel mundial.

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En 2010, según datos del Festival Internacional de Cine Erótico de Barcelona (FICEB), en España la industria del sexo facturó 420 millones. El negocio, en este país europeo, ha sabido reinventarse y situarse en la vanguardia con incursiones en ámbitos como la realidad virtual. No ha sido así en Argentina.

"Argentina produce alrededor de una o dos películas al año. Por lo cual, es imposible señalar que tenemos una industria", explica a VICE News el periodista y escritor Hernán Panessi, autor del libro Porno Argento!. Panessi recuerda que la incipiente industria de su país vivió un breve momento dorado entre 2002 y 2004, algo que duró poco y que fue decayendo a medida que Internet se democratizaba.

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De acuerdo a los datos aportados por el periodista, en toda la historia de Argentina se han grabado poco más de 300 películas, producciones amateur incluidas. Las Tortugas Mutantes Pinja fue un filme pionero de finales de los 80. María Riot considera que buena parte del porno del país está pensado para un público masculino, algo que para Panessi, sin embargo, ya está cambiando.

El periodista reconoce que la pornografía es consumida mayoritariamente por hombres, aunque añade que, de acuerdo a sus datos, el porno dirigido al público femenino está ganando terreno tanto en términos de consumo como en número de producciones. Riot y Panessi enumeran algunos ejemplos de este nuevo espacio con mirada femenina.

Una performance en la que participaron pornoactivistas españolas en la Universidad de Buenos Aires (UBA) dio las primeras muestras de la existencia de nuevas maneras de ver y hacer porno. Actualmente, en Argentina, hay múltiples iniciativas que lo atestiguan: discusiones en foros de autoridad, en grandes medios, y la celebración de festivales de cine como Asterisco o Espacio Queer.

Para Riot una industria poco explotada puede ser una ventaja: no hay competencia, es novedad… Pero también hay que trabajar duro para que salgan los números. "Por eso es que fui a Europa a trabajar, ganar experiencia y luego, en un futuro no tan lejano, empezar algo distinto en Argentina", confiesa María Riot.

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"¿Queréis ayudar a que el porno presente una imagen más saludable de la sexualidad? Empezad pagando por aquello que consumís, u os convertiréis en el tipo de persona que critica al gobierno vigente sin haber ido a votar a las elecciones. ¿Queréis que la industria mejore? Dad vuestro dinero a las compañías que producen pornografía ética, y asumid un consumo responsable", concluye Amarna Miller.

La semilla está plantada a ambos lados del Atlántico. Ahora tiene que germinar.

Tus preferencias en el porno online no son ningún secreto. Leer más aquí.

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