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VICE World News

Lo que aprendí de Al-Qaeda después de analizar las cintas de Bin Laden

El hombre que ha investigado alrededor de 1500 cintas de casete sustraídas de la residencia de Bin Laden nos explica algunos de sus formidables descubrimientos.
Photo par Flagg Miller
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El hombre que ha investigado alrededor de 1500 cintas de casete sustraídas de la residencia de Bin Laden nos explica algunos de sus formidables descubrimientos.

En los meses posteriores a la evacuación de Kandahar, en Afganistán, en diciembre de 2001, las emisoras de televisión intentaron desplegar operativos para informar desde la guerra. En las polvorientas habitaciones traseras de un local que había sido un estudio de grabación, un corresponsal de la CNN se encontró con un tesoro memorable: casi 1.500 cintas de casete sustraídas de la residencia de Osama Bin Laden. Se trata de grabaciones registradas durante los cuatro años en que el líder terrorista vivió en la casa en cuestión: de 1997 a 2001, los años de mayor apogeo organizacional de Al-Qaeda.

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Las cintas fueron descubiertas intactas por una familia afgana después de que la casa fuese registrada. La intención era utilizarlas para grabar canciones de pop Pashto. Hasta que la CNN hizo una oferta en metálico y propuso un nuevo destino para las cintas.

En un primer momento el FBI examinó las cintas y declinó hacerse cargo de ellas. La gran mayoría de las cintas contenía las intervenciones de predicadores, reformistas y extremistas musulmanes de sobras conocidos en el mundo árabe. Sin embargo, no eran miembros de Al-Qaeda. Algunas de las grabaciones son de los años sesenta y tienen un mayor valor para los historiadores que para los analistas.

Incapaz de hacer nada con las cintas, la CNN las repartió entre los académicos. Primero acudió a los del William College, y luego a la universidad de Yale. Durante aquella época fui contratatado como el investigador principal del archivo. Yo me había formado como antropólogo lingüista y llevaba años estudiando los discursos políticos, el Islam y las tecnologías de casete en Yemen, hogar ancestral de Bin Laden.

Más de diez años después de aquella experiencia, mi libro se centra ahora en las cintas clave con el propósito de reexaminar los orígenes de Al-Qaeda, su desarrollo y su ideología hasta la caída de las Torres Gemelas.

Mis estudios se centran en más de una docena de cintas que no habían sido traducidas anteriormente, y en las que aparecen varios discursos de Bin Laden. Éstos fueron declamados entre finales de los 80 y hasta 2001.

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Cartas de amor y libros entre los documentos que EEUU ha publicado sobre Bin Laden. Leer más aquí.

El autor al empezar a catalogar las cintas en el William College en 2003. Foto vía Flagg Miller.

¿Y qué revelan las cintas de Bin Laden y de Al-Qaeda?

Primero, que Bin Laden no fue el líder de Al-Qaeda desde el principio — en realidad, la organización buscaba marginalizarle. La "Al-Qaeda" a la que se referían a menudo la inteligencia occidental y los círculos de las fuerzas de seguridad era poco menos que un campo de entrenamiento llamado Al-Faruq, que estaba situado al este de Afganistán. El campamento fue inaugurado a finales de los 80 y en un primer momento estuvo dirigido sobre todo por combatientes yihadistas egipcios y norteafricanos. Su intención no era otra que la de derribar algunos de los regímenes que, por aquel entonces, gobernaban el mundo islámico.

Para los primeros líderes, la riqueza y las credenciales saudíes de Bin Laden fueron sospechosas desde el principio: no querían que devolviera la revolución a su país. Mi análisis del tesoro subraya una cláusula del acta de fundación de Al-Qaeda que había pasado desapercibida. "Ni el comandante de los guardas ni sus asociados pueden haber nacido en ninguno de los estados del Golfo Pérsico ni del Yemen". Bin Laden supo que no podría contar con sus guardaespaldas de confianza desde el principio, de modo que tuvo que buscar apoyo y dirigir sus esfuerzos más allá del mundo islámico.

En segundo lugar, hay que recordar que Al-Qaeda se distinguió proverbialmente de otros grupos de combatientes yihadistas porque sus objetivos eran inequívocamente estadounidenses y occidentales. Sin embargo, los líderes de la organización favorecieron una política de múltiples enemigo, especialmente todos los líderes autoritarios del mundo árabes. Hasta 1993, los discursos de Bin Laden eluden cualquier mención pública a la actividad yihadista contra Estados Unidos. Y eso que su tierra natal había sido la base militar en la que se produjo el masivo despliegue de las tropas de la coalición liderada por Estados Unidos durante tres años.

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Bin Laden no niega en ningún momento que Arabia Saudí esté ocupada: "la suspicacia envuelve la tierra de los dos santuarios sagrados [La Meca y Medina] como un brazalete alrededor de la muñeca. Le pedimos a Alá que libere a los musulmanes de todo el mundo y que proteja nuestros dos santuarios sagrados".

Y, sin embargo, sigue dirigiendo su furia contra los musulmanes. "Desde nuestro Oriente llegan aquellos que rechazan al Sha… Y luego están aquellos que empatizan con ellos y que dan la espalda a las oprimidos. Sintonizad las emisiones de radio y televisión si queréis. Sus eslóganes hablan de "una única comunidad árabe con un mensaje imperecedero: "¡Unidad, Libertad y Socialismo!"

En los años siguientes, Bin Laden se dedicará a acabar con la retórica interna, especialmente cuando se dirige a las audiencias del mundo televisivo. Las imágenes de una emisora panislámica consagrada al terrorismo iban a resultar mucho más efectivas que las de una emisora dividida.

Ahora resulta que Bin Laden estaba preocupado por el cambio climático. Leer más aquí.

Una cinta que dice (en árabe) Las Guerras de las Cruzadas/Sheikh Osama bin Laden. Foto vía Flagg Miller.

En tercer lugar, la famosa "Declaración de Guerra a Estados Unidos" de 1996 no era ni una declaración ni un llamamiento a la guerra. Tales fueron las etiquetas otorgadas a Bin Laden por los periodistas y los traductores occidentales. Estos buscaban subrayar el creciente malestar árabe ante los devastadores efectos provocados por las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos contra Saddam Hussein, y contra el pueblo iraquí por extensión.

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El discurso, en el que aparecen 15 poemas a menudo condensados u omitidos en su traducción al inglés, se entiende mejor si se lee como una carta. Se trataría de una misiva de advertencia dirigida a la monarquía saudí. Se les advierte de que si continúan sacrificando los valores culturales islámicos y árabes para favorecer el secularismo occidental, terminarán enfrentándose a la insurrección yihadista.

Bin Laden descubrió enseguida que los expertos en seguridad occidentales nunca advirtieron lo arruinado de su economía y lo aislado que era su situación. Entonces entendió que incidir en los miedos de Occidente sería una estrategia que le favorecería.

En árabe, el término Al-Qaeda significa "base" o "ley". En realidad, en todas las cintas, los participantes solo se refieren a Al-Qaeda tal y como lo conocemos hoy en una ocasión; esto es, como una organización yihadista consagrada a atacar a Estados Unidos. Esta descripción solo fue airada en marzo de 2001, mucho después de que la noción fuese descubierta y propagada por Occidente.

En incontables otras ocasiones, el término Al-Qaeda es empleado en sermones y en clases magistrales relacionado con los preceptos fundacionales de la ética, la teología, la ley y la lingüística islámica. La dependencia del consenso académico es fundamental. Sin embargo, el hecho de que se rinda homenaje a una tradición ya establecida, complica la visión de los combatientes yihadistas que quieren concentrarse en los "campamentos base" radicalizados. Y la de aquellos que, como Bin Laden, intentaron dirigir a sus seguidores hacia una guerra a largo plazo con el Oeste.

En última instancia las cintas de este hallazgo muestra como la memoria de Al-Qaeda ha suscitado más disonancias y controversias que otra cosa. Y eso se complica todavía más cuando se observa que la mayoría de víctimas de Al-Qaeda, tanto antes como después del 11 de septiembre han sido musulmanes que no viven en Occidente. Cualquier entendimiento de la ideología, los objetivos y la estrategia de Al-Qaeda tiene que considerar su profundas raíces en el mundo árabe. Dejar pasar algo así por alto y concentrarse solo en el perfil yihadista de Al-Qaeda es como concederle a la organización terrorista una coherencia que no tiene y un alcance mayor del que tenía.

En otra cinta se lee Osama Bin Laden. Foto vía Flagg Miller.

Flagg Miller es autor de The Audacious Ascetic: What the Bin Laden Tapes Reveal About Al-Qa'ida.