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¿Qué hay detrás de las letales represalias de Turquía contra el PKK?

Las batallas en la ciudad de Silvan son la penúltima muestra de la ofensiva anti-kurda desplegada por el gobierno turco por todo el sudeste del país. La victoria del AKP del presidente Erdogan en las elecciones ha abierto la veda de la violencia.
Un vehículo blindado de Turquía en Silvan/Imagen por EPA
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El teléfono suena una docena de veces antes de que Mehmet Yalman responda. Tiene la voz cansada. Hace días que los tiroteos se suceden a la salida de su tienda. Está en Silvan, una remota ciudad del sudeste de Turquía.

"Amanecemos cada día con disparos. Y lo terminamos con cohetes y bombardeos", explica a VICE News este comerciante de 32 años. El teléfono y los comunicados repartidos por las redes sociales son la única manera de actualizar la información de lo que pasa en el pueblo, que solo se han atrevido a pisar un puñado de periodistas. Especialmente después de que las fuerzas de seguridad turcas entraran con mano de hierro a perseguir a los miembros de la zona del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), una formación proscrita, el pasado 3 de noviembre.

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La ciudad de mayoría kurda está surcada por bloques de barricadas y cuajada de orificios de bala. En las últimas dos semanas, se ha convertido en el escenario de durísimos enfrentamientos. Las imágenes colgadas en las redes sociales muestran tanques patrullando las calles del pueblo, donde ya han muerto siete residentes y un soldado.

La invasión es la última muestra de cómo se está recrudeciendo la campaña militar abanderada por el gobierno turco contra el sudeste kurdo desde que Recep Tayyip Erdogan y su partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) arrasaran en las elecciones celebradas el pasado 1 de noviembre, el día de los muertos. Desde entonces, un envalentonado Erdogan ha redoblado la ofensiva militar en contra de la modernizada insurgencia armada kurda.

"Hace solos unos meses ambos bandos estaban en paz", explica Yalman en alusión a la relación entre el ejército kurdo y las milicias kurdas. "Ahora la gente está huyendo de aquí en masa. Temen que el gobierno convierta a sus propios ciudadanos en refugiados". Un vídeo que apareció en los medios de comunicación turcos el pasado jueves, muestra cómo los residentes abandonan el lugar entre la imparable violencia.

La insurgencia kurda, que cuenta con 30 años de historia, volvió a la vida este verano, después de que un bombardeo mató a 33 activistas kurdos concentrados en un pueblo enclavado en la frontera turco-siria. Se sospecha que Estado Islámico (EI) fue el autor del atentado. Los miembros del PKK, en cualquier caso, tuvieron muy claro entonces que el gobierno turco habría brindado su apoyo a los terroristas secretamente. Y se vengó asesinando a dos policías, una medida que supuso el fin de dos años de alto el fuego y que ha desatado una oleada de violencia que ya se ha cobrado la vida de 172 agentes de seguridad y de 91 civiles, según datos del Grupo de Crisis Internacional (GCI).

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El AKP había prometido que terminaría con la violencia durante su campaña presidencial. El anuncio quería rebatir las acusaciones que le estaban lloviendo al partido. Se le acusaba de haberse puesto deliberadamente en pie de guerra para propagar la noción de que Erdogan y los suyos defienden la seguridad de la gente – y de utilizarlo como argucia electoral. Los votantes respondieron al mensaje electoral con rotundidad y propiciaron se aseguraran los 317 asientos de los 550 de que dispone el parlamento turco, para recuperar la mayoría absoluta que habían perdido en las elecciones de junio.

"Hoy hemos enterrado el caso, la violencia y la inestabilidad", declaró el primer ministro Ahmet Davutoglu tras la victoria de su partido. Sin embargo, desde entonces el gobierno ha anunciado el toque de queda en varias ciudades de mayoría kurda y ha alardeado de su nueva y fulminante ofensiva contra el PKK. En realidad, ya a finales de octubre, antes incluso de las elecciones las fuerzas armadas desplegaron una ofensiva contra el partido de la Unión Democrática (PYD), una milicia vinculada al PKK que está batallando contra Estado Islámico en Siria.

"Ahora que se ha quitado de encima las elecciones, el AKP ya podría concentrarse en la lucha por la por la paz. Claro que es evidente que ha preferido no hacerlo", explica Ziya Pir, uno de los dirigentes del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), que visitó Silvan el pasado 11 de noviembre.

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Según Pir, el ejército está usando tanques y morteros en las inmediaciones de Silvan, aunque sus reivindicaciones no han podido ser corroboradas, ya que son muy pocos los periodistas que se atreven a viajar hasta allí. El mes pasado, un agente de policía turco fue filmado amenazando a un periodista local a punta de pistola. Turquía ha deportado ya a tres periodistas extranjeros trabajando para el sudeste en lo que va de 2015, entre ellos a dos periodistas británicos de VICE News. Junto a ellos viajaban también el productor, intérprete y periodista Mohammed Rasool, de origen kurdo, a quien las autoridades turcas siguen manteniendo encerrado bajo acusaciones sin fundamento desde el pasado mes de agosto.

La Unión Europea condena ferozmente el encarcelamiento de periodistas en Turquía. Leer más aquí.

Mientras la lucha en Silvan se sigue sucediendo lejos de la mirada de las cámaras, las monumentales batidas y represalias que el gobierno está desplegando por toda la zona son más sencillas de detectar, relata Metin Gurcan, un analista de seguridad turco, y columnista en al-Monitor. "El gobierno desea añadir victorias militares a su victoria política", ha explicado.

"Al mismo tiempo, el PKK parece dispuesto a luchar en ciudades donde a nadie parecen importarle las bajas civiles. Ambos bandos se están quedando encerrados en un bucle violento. Están dilapidando cualquier solución política".

A principios de este años, parecía que ambos estaban cerca de cerrar un histórico acuerdo de paz. En marzo, el líder encarcelado del PKK Abdullah Ocalan hizo un llamamiento a su combatientes para que se retiraran del territorio turco. En junio, durante las elecciones generales, hubo un partido que rompió todo los pronósticos: el HDP. La formación, que ha reivindicado su vínculo con el pueblo kurdo, rebasó por primera vez en su historia el 10% de los votos nacionales. Su fulminante ascensión fue el motivo fundamental que privó al AKP de Erdogan de su primera mayoría absoluta en 13 años.

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Erdogan deseaba conquistar la mayoría para poder cambiar la Constitución a su antojo. El ascenso del HDP solo le dejaba dos alternativas: o formar un gobierno de coalición o volver a convocar elecciones. Eligió esta segunda y convocó los comicios para noviembre. Poco después, el conflicto entre kurdos y turcos volvió a estallar convenientemente para el AKP. Las batallas registradas antes de las elecciones han provocado que el HDP haya perdido casi 1 millón de votos respecto a junio. Ha caído del 13.1 por ciento al 10.3 ciento que alcanzó en el día de los muertos.

'Hace unos años todo el mundo hablaba de paz. Cuando pienso ahora en aquellos días, se me parte el corazón'.

"El PKK debería de abandonar inmediatamente la lucha armada en las ciudades donde los civiles son vulnerables", cuenta Tahir Elci, presidente del Colegio de Abogados de Diyarbakir, una de las ciudades más grandes del sureste de Turquía.

Elci saltó a las portadas de la prensa nacional el mes pasado, cuando declaró en la televisión nacional que no considera al PKK sea una organización terrorista. Fue detenido después de proclamarlo, mientras que la CNN turca, la emisora desde la que se difundió la idea, fue multada con 244.000 dólares.

"Hace solo unos meses, hasta los negociadores del gobierno llegaron a decir que 'el PKK es más que un grupo terrorista', puesto que saben que también representa los problemas reales de los kurdos", proclamó entonces Elci. "Ahora se me detiene por decir exactamente lo mismo. Mi temor es que el gobierno endurezca ahora todavía más sus represalias". La semana pasada, un tribunal kurdo absolvió a ocho ex guardias de seguridad de responsabilidad alguna por el asesinato de 21 kurdos en los años noventa. Los activistas a favor de los derechos del pueblo kurdo, tenían muchas esperanzas puestas en el caso. Creían que podría significar un hito histórico para los derechos de los kurdos.

En septiembre, la policía turca lanzó una ofensiva contra la ciudad kurda de Cizre, en la que asesinó a 21 personas. VICE News visitó CIzre a finales de octubre, y los vecinos parecían curtidos por la lucha. Los jóvenes kurdos hacían guardia frente a trincheras armadas con sacos de arena. Una bandera estampada con los colores kurdos ondeaba sobre uno de los barrios de la ciudad.

"No hay ninguna opción de que Ankara pueda conseguir victoria alguna en lugares como Silvan o Cizre", expresa Gurcan, el analista en seguridad. "Los jóvenes seguirán uniéndose al PKK y las barricadas se multiplicarán tan pronto como la policía y el ejército se vayan".

Mientras el gobierno continúa asegurando que va a recrudecer sus represalias contra el PKK, el comerciante Yalman se muestra preocupado por el futuro de Silvan. "¿Realmente solo tenemos dos alternativas? ¿O dejar nuestro hogar o perder la vida?, se pregunta mientras contempla una hilera de edificios con las fachadas calcinadas que puede observarse desde el escaparate de su colmado. "Hace unos meses todo el mundo hablaba de paz. Cuando me acuerdo de aquellos tiempos, se me parte el corazón"

Sigue a Noah Blaser en Twitter: @nblaser18