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Los rebeldes han ignorado a ISIS en el sur de Siria, hasta que les ha estallado en la cara

Hace apenas dos semanas una célula que aseguraba estar estrechamente vinculada a Estado Islámico salió de su madriguera, en las faldas de los Altos del Golán y lanzó sendas ofensivas contra importantes enclaves rebeldes. Ahora estos luchan por...
Combatientes rebeldes en Dara'a en 2013. (Imagen por Thaer Abdallah/Reuters)
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Estado Islámico controla amplias franjas de territorio del norte de Siria, pero nunca había constituido una amenaza demasiado seria en el sur del país — hasta ahora. Hace solo dos semanas, una célula de combatientes yihadistas que reivindica estar estrechamente vinculada a Estado Islámico (EI) o ISIS, salió de su aislada madriguera, situada al pie de los Altos del Golán, cerca de la frontera siria con Israel, y cercó dos grandes ciudades. Y al hacerlo, se asoció con un pequeña brigada conocida por su extrema violencia, una célula yihadista devota de la interpretación islámica radical de la organización terrorista. Ahora son solo uno.

La situación habrá escocido seriamente a los rebeldes nacionalistas de la zona, quienes no se habían preocupado de los grupos yihadistas hasta ahora, cuando, de repente, se han convertido en una seria amenaza — una amenaza que, de hecho, quizá haya adquirido un tamaño demasiado grande como para ser derrotada. O al menos sin ser derrotada en una batalla que deje una secuelas brutales, algo que nadie desea en el sur de Siria.

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Los dos grupos yihadistas son Liwa Shuhada al-Yarmouk (la brigada de los mártires de Yarmouk) y Harakat al-Muthanna al-Islamiyyah (el movimiento islámico Muthanna). Ambos unieron sus fuerzas, avanzaron conjuntamente y se dividieron en mitad del territorio controlado por los rebeldes nacionalistas al sur de la provincia de Dara'a. Y eso significa un gran problema para los rebeldes sureños, quienes luchan por tomar aquella franja del país de las garras del dictador Bashar al-Assad. Los rebeldes están sobreviviendo gracias a una línea de suministro que discurre por la frontera jordana. Sin embargo, el avance de los yihadistas amenaza con dejarles aislados.

Lo cierto es que se tenía noticia de las dos formaciones yihadistas desde hacía meses. En los albores de la guerra civil siria, Shuhada al-Yarmouk se había proclamado a sí misma como una facción nacionalista de la coalición rebelde conocida como Ejército Libre Sirio (FSA en sus siglas inglesas). De hecho, llegó a estar coordinada por grupos rebeldes de la zona que contaban con el respaldo de Estados Unidos. Claro que en su cúpula militar se contaban varios veteranos yihadistas, quienes habrían sido los responsables de procurar un giro radical al colectivo hacia finales de 2014, cuando decidieron incorporar el escudo de Estado Islámico a su bandera.

Por su parte, la milicia Muthanna — que inicialmente era una escisión de la filial de Al-Qaeda en Siria, el Frente al-Nusra — siempre se había definido como facción yihadista, aunque cuenta su leyenda que su espíritu se radicalizó tras la muerte de su fundador en 2013. Poco después, en marzo del año, emitió un comunicado en el que afirmaba su vinculación a la causa de Estado Islámico con algunas condiciones. En enero de este año, los Muthanna fueron expulsados de los territorios del este de Dara'a después de que los rebeldes les acusaran de orquestar una oleada de secuestros y de asesinatos deleznables en los territorios controlados por los rebeldes en el sur.

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A pesar de que el giro hacia el yihadismo radical de Shuhada al-Yarmouk era un secreto a voces en Dara'a, el resto de coaliciones rebeldes de la zona — que en su mayoría están adscritas al Ejército Libre Sirio — se habrían desentendido de los yihadistas hasta hace muy poco, y habrían concentrado sus energías en combatir a las fuerzas del régimen. Ahora, sin embargo, los yihadistas han unido fuerzas y desde el FSA los rebeldes empiezan a reconocer que ha sido un craso error haber consentido que la amenaza se haya propagado.

En negro se indica la zona controlada por los grupos vinculados a Estado Islámico, en verde aparecen las zonas controladas por los rebeldes, y en rojo las zonas controladas por el régimen sirio. (Mapa vía Agathocle de Syracuse)

Estos grupos rebeldes nacionalistas dependen del apoyo militar del impreciso y deliberadamente sombrío del Consejo de Operaciones Militares de Jordania, un cuerpo de coordinación militar político y estratégica entre cuyas fuerzas estarían la CIA, a la inteligencia jordana y a otros servicios de inteligencia de la zona.

Los comandantes rebeldes han relatado a VICE News que ya habían advertido a sus aliados occidentales que las facciones yihadistas eran peligrosas, que se venían con todo. "Yo mismo puse en conocimiento del Consejo de Operaciones Militares que las fuerzas de Shuhada al-Yarmouk eran cada vez más numerosas hace siete meses", relata un comandante rebelde local, que ha querido acogerse al pseudónimo Abu Khaled para hablar libremente. "Estaban recibiendo mucho apoyo financiero y recibiendo muchísimas armas, especialmente en comparación con el Ejército Libre Sirio".

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También ha contado que el sueldo de un soldado del Ejército Libre Sirio es de unos 30 dólares al mes, "una cantidad que ni siquiera alcanza para comprar un cartón de cigarrillos". Según él, los guerrilleros Shuhada estarían cobrando "300 dólares al mes, además de una asignación de 35 dólares para sus mujeres y por cada uno de sus hijos".

Durante las últimas tres semanas los rebeldes han estado batallando de aldea en aldea contra los grupos vinculados a Estado Islámico en Dara'a. A pesar de que se las han apañado para mantener abierta su línea de suministro, lo cierto es que tanto Al-Yarmouk como Al-Muthanna siguen controlando significativas partes del territorio en las afueras de Dara'a. Y que cada día amanece con una nueva ronda de batallas. Ahora mismo no está claro quien logrará salir airoso de los enfrentamientos.

EXCLUSIVA: Cómo explosivos 'Marca España' pudieron acabar en manos de yihadistas sirios. Leer más aquí.

Omar al-Hariri, activista local y portavoz de la Oficina de Documentación de los Mártires de Dara'a asegura que habrían muerto más de 50 guerrilleros de ambos bandos durante los enfrentamientos producidos el martes por la noche, aunque sospecha que los números podrían ser más elevados. Y también ha dicho que mientras los rebeldes combatían contra las facciones vinculadas a Estado Islámico, varios vecinos habrían sido alcanzados por el fuego cruzado.

"También han muerto varios civiles, víctimas de los sucesivos bombardeos entre las dos facciones", ha dicho al-Hariri. "El mayor número de muertes civiles se produjo en el pueblo de Jillin, una localidad controlada por los combatientes de Harakat al-Muthanna. Las facciones que intentaron bombardear el pueblo lo hicieron con morteros. Los enfrentamientos también provocaron la huida de miles de civiles hacia las llanuras, los barrancos y las zonas más inaccesibles en la periferia de las aldeas donde se sucedieron las batallas".

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Los rebeldes con los que ha podido hablar VICE News confiesan arrepentirse por haber permitido que los radicales se fortalecieran. "Las batallas a las que nos enfrentamos ahora son el precio que tenemos que pagar por nuestra complacencia y por la permisividad que hemos observado con los rebeldes del sur", ha comentado Asmat al-Absi, emisario de los rebeldes sureños en la Corte Suprema, lo que básicamente significa que se encarga de los asuntos judiciales en la región. "Así es como interceptamos a Shuhada al-Yarmouk y a Harakat al-Muthanna. El problema es que si nos seguimos mostrando así de complacientes, podríamos padecer el advenimiento de nuevas facciones de radicales".

"Ha sido un error", asegura el comandante rebelde Abu Khaled, quien es propietario de una granja en la primera línea de fuego, allí donde ahora se apostan las fuerzas fieles a Estado Islámico. "Su primera línea ya es grande", afirma.

En relación al porqué de lo sucedido, el mayor Hassan Ibrahim ha explicado que "nos demoramos tanto porque no teníamos otra alternativa a nivel militar". Ibrahim es un comandante rebelde sureño a quien también se conoce como Abu Osama al-Jolani. "Cuando tienes más de un enemigo, entonces solo puedes gestionar tus frentes de uno en uno".

Y por si fuera poco, los rebeldes se han resistido a asociarse a otro aliado que les podría haber sacado las castañas del fuego, aunque tampoco sean santos de su devoción. Se trataría del Frente al-Nusra, la franquicia de Al-Qaeda en Siria, que ha sido la única facción que se ha enfrentado a Shuhada al-Yarmouk durante el último año y medio. A los rebeldes les preocupaba que su asociación con los yihadistas les dejara desprovistos del apoyo occidental — eso por un lado, por el otro lo cierto es que nunca han sido demasiado amigos de unir sus fuerzas con los terroristas.

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"Los vecinos no querían saber nada de Al-Nusra por culpa de algunas injusticias que han cometido — por haber incurrido en prácticas propias de Estado Islámico", opina al-Absi, el experto legal. "De tal manera, cuando la lucha se desató la gente se la tomaba como el enfrentamiento de dos opresores luchando los unos contra los otros".

Otro de los motivos por el que los rebeldes habrían esperado a combatir el advenimiento yihadista es que sus aliados extranjeros les habrían dado órdenes de esperar y dejar que los radicales combatieran entre ellos. Algunos vecinos han comentado que el Consejo de Operaciones Militares de Jordania habría disuadido a los rebeldes de enfrentarse a Shuhada al-Yarmouk. No queda claro si lo habría hecho a través de órdenes directas o si les habría amenazado con cortarles las líneas de suministro.

"El Consejo de Operaciones Militares ha presionado a las facciones implicadas en los frentes del sur para que eludieran el enfrentamiento porque se trataba de una lucha entre dos mitades de Al-Qaeda", ha comentado al-Absi.

"La decisión la tomó el Consejo de Operaciones Militares", explica Abu Khaled. "Como grupo rebelde que somos estamos vinculados a ellos. Y son ellos quienes rechazaron nuestra propuesta de combatir a esas facciones puesto que en aquel momento Shuhada al-Yarmouk negaba tener vínculo alguno con Daesh" [el acrónimo árabe de Estado Islámico].

La CIA, el Pentágono y el departamento de Estado, se han abstenido de hacer declaraciones sobre nada relacionado con el Consejo de Operaciones Militares (MOC en sus siglas inglesas).

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El mayor Ibrahim, el comandante rebelde, se ha mostrado vago a la hora de referirse a los consejos que le habría dado el MOC. Ibrahim ha negado que desde el MOC se impusiera ningún veto a la lucha contra los extremistas, pero tampoco habla de si se sintió presionado para dejarlos solos. Él mismo enfatiza que los rebeldes prefirieron no comprometerse porque ya tenían suficiente en el otro frente, el que les enfrentaba al régimen. Y también asegura que nadie quería formar ninguna alianza con el Frente al-Nusra. Lo que sí admite, a pesar de todo, es que sus hombres "esperaron demasiado tiempo" y que ahora "no les queda otra alternativa, más que luchar".

"Son ellos o nosotros", comenta.

Y ahora que sus hombres están batallando contra Estado Islámico, asegura también que necesitan que Estados Unidos y sus aliados les brinden un apoyo más serio. De hecho, se queja de que el respaldo internacional, simplemente, no ha llegado. Si bien Estado Islámico está siendo bombardeado de forma intensa en el norte del país, Ibrahim y sus hombres no cuentan con un apoyo en infraestructuras ni remotamente parecido. "Los bombardeos aéreos son un sueño", relata. "Pero, en realidad, todo lo que precisamos es más dinero y más armas".

Los rebeldes dicen ahora que no se detendrán hasta que Shuhada al-Yarmouk y Muthanna hayan sido desarticulados y hasta que sus líderes no estén entre rejas. Igualmente la mediación de los vecinos más prominentes y de los sabios y viejos de los clanes locales, quienes habitualmente son capaces de detener los enfrentamientos en el sur, ha sido igualmente desactivada.

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Sin embargo, deshacerse de las dos células devotas de Estado Islámico no será una tarea sencilla. Lo que queda de los combatientes de Muthanna se ha replegado hacia el territorio de Shuhada al-Yarmouk, claro que Shuhada al-Yarmouk está ocupada librando su propia guerra territorial. Esta enfrenta desde hace tiempo a los distintos clanes y guerrilleros del valle de Yarmouk. Sucede que los guerrilleros son hijos de la zona, de modo que no están dispuestos a entregar sus granjas ni sus hogares tan fácilmente.

Al-Hariri, el portavoz de la oficina de documentación de los Mártires de Dara'a, ha comentado que deseaba que tanto Shuhada al-Yarmouk como Muthanna pudieran ser persuadidos para negociar su rendición. Claro que si no lo hacen, la única y temible alternativa, será que arranque otro atroz ciclo de violencia de sangre. "Me imagino que será difícil terminar con esas dos facciones", ha comentado. "Y en caso de que les las elimine por completo, luego, con el tiempo, terminarán rebrotando: los efectos secundarios consistirán en sus descendientes vengando los crímenes de sus ancestros. En Dara'a hay multitud de clanes que están cruzados, cuyos primos y hermanos se solapan entre los distintos clanes.

El alto el fuego en Siria se vuelve en contra de Al-Qaeda. Leer más aquí.

Reem Saad ha colaborado en este artículo.

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