Los miles de refugiados atrapados en Grecia dispuestos a desafiar el pacto entre UE y Turquía

Mientras los políticos se peleaban por alcanzar un acuerdo que ponga fin a la imparable llegada de migrantes y de refugiados a Europa, más de 14.000 personas siguen concentrados en la ciudad fronteriza griega de Idomeni. Muchas de ellas han declarado a VICE News que, a pesar del acuerdo entre de la Unión Europea y Turquía, seguirán acampadas en suelo heleno, a la espera de que los macedonios les reabran sus fronteras.

El tapón humano que se ha formado en la frontera entre Grecia y Macedonia se ha desatado, entre otras razones, por la decisión tomada por el gobierno austríaco hace dos semanas de limitar el número de personas que crucen hasta su territorio. La situación se ha complicado hasta formar el tapón humano de Idomeni, después de que otros países balcánicos hayan decidido emular las medidas adoptadas por el ejecutivo austriaco.

"No nos queda otra alternativa", cuenta a VICE News Nor Musa, una periodista que huyó de Raqqa, la capital del autoproclamado Estado Islámico (EI), al norte de Siria. Musa, atrapada en Idomeni, asegura que "Si ya no podemos avanzar ni retroceder, entonces esto es el final".

Macedonia solo acogerá a refugiados sirios de destinos lo 'suficientemente devastados'. Leer más aquí.

Por si la aglomeración humana no fuera ya lo suficientemente insoportable, las lluvias torrenciales caídas en la madrugada del lunes han convertido el escenario en un auténtico lodazal. Mohammed tiene 45 años y ha llegado de la ciudad siria de Homs. Está intentando improvisar un pequeño desagüe con ayuda de un palo para drenar el agua que se concentra alrededor de la tienda de campaña en la que reside con su familia. Mohammed clama por que Europa reabra sus fronteras y ponga fin a este calvario.

"Imagínate que fuesen tus hijos. Somos todos seres humanos", relata a VICE News. Mientras Mohammed lucha por achicar el agua, otros han intentado proteger a sus tiendas de las lluvias torrenciales con ayuda de mantas termales metálicas. "Mira esto, Alemania", grita una mujer siria que sostiene las ropas empapadas de sus hijos. La obertura de su tienda ha provocado la inundación del interior de su precaria residencia, y ahora todos sus enseres están cubiertos de agua.

Sobre las vías de tren, centenares de migrantes han soportado el aguacero apenas provistos por los impermeables de plástico que les han sido prestados, y se han movilizado hasta improvisar una manifestación. Montones de protestantes repiten el mismo cántico, que reza: "¡Mamá Merkel, por favor!", en alusión a la canciller bávara Ángela Merkel, a quien le reclaman clemencia ante su desesperada situación. Los manifestantes han ondeado por turnos una bandera alemana por encima de sus cabezas.

Otros muchos no han ocultado su rabia ante lo que se insinúa como el cierre virtual de la ruta que pasaba por Macedonia, el país que queda apenas unos metros por delante de Idomeni, rumbo a Grecia. "La policía nos ha dicho que a los que venimos de Damasco ya no se nos dejará cruzar", cuenta Mauz, un joven de 20 años. "Y yo me pregunto: ¿qué sabe la policía europea de lo que pasa en Damasco? ¿qué es lo que sabe ningún político? Damasco no es una ciudad segura. Es una ciudad en medio de una guerra civil".

Muchos de los aquí concentrados llevan ya más de dos semanas acampados en Idomeni. El imparable flujo de migrantes y de refugiados ha provocado que las condiciones de vida en el campamento se hayan ido deteriorando con el paso de los días. En las últimas jornadas solo se ha permitido a un puñado de migrantes cruzar la frontera que separa la población helena de Macedonia. Claro que eso no ha detenido a las hordas de migrantes y de refugiados que siguen llegando desde Turquía. Muchas familias viven hacinadas en tiendas mugrientas, y algunos duermen a la intemperie apenas protegidos por una pírrica manta.

Mientras tanto, los líderes de la Unión Europea (UE) han aceptado la oferta del controvertido gobierno turco. Este ha propuesto reacoger a todos los migrantes que han llegado a Europa procedentes de suelo turco. Los líderes europeos habrían aceptado las exigencias de Ankara, cuyo régimen ha exigido, a cambio, que se redoble la financiación, que las conversaciones para incorporar al país otomano a la Unión Europea se aceleren, y que se cumpla con el plan de distribuir visados para viajar gratuitamente a Europa entre los ciudadanos turcos, mucho antes de lo que estaba previsto.

Pese a todo, los puntos clave de la negociación se siguen discutiendo. Los 28 estados miembros de la Unión Europea ya han emplazado a sus funcionarios a que aceleren su trabajo en vistas a alcanzar un acuerdo definitivo con Turquía, con quien se espera cerrar un paquete de medidas de urgencia que se intuye de lo más controvertido, durante la próxima cumbre, prevista para el fin de semana de los próximos 17 y el 18 de marzo.

La canciller alemana Ángela Merkel y el primer ministro británico, el conservador David Cameron, entre otros han saludado la sorprendente propuesta turca como un posible avance sin precedentes para resolver la crisis de migración que asola Europa desde el último año y medio.

Paralelamente a la efusión de Cameron, las Naciones Unidas han expresado su preocupación ante cualquier pacto que puedan alcanzar los países europeos y el ejecutivo otomano, especialmente ante cualquier solución que contemple "el retorno indiscriminado de todos los individuos de un país a otro, una medida que ni siquiera está regulada ni protegida por la regulación internacional", han relatado los miembros del organismo internacional.

"Es necesario que se garantice legalmente la implantación de cualquier mecanismo que transfiera la competencia en la responsabilidad de dirimir los casos de asilo político", ha declarado el Alto Comisionado para los Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR) a través de un comunicado.

El compromiso europeo de reasentar a los refugiados sigue cumpliéndose bajo mínimos "comparado con las necesidades existentes, que exigen que se garanticen 20.000 destinos en los próximos dos años en localizaciones voluntarias", reza el comunicado de ACNUR.

Mira el documental de VICE News 'La inminente catástrofe humanitaria: Reventando las fronteras (dispatch 11)' (pronto con subtítulos en español):

Más de un millón de personas siguen huyendo de la guerra y de la pobreza en Oriente Medio y están llegando en manada hasta la Unión Europea desde principios de 2015. La gran mayoría están cruzando las peligrosísimas aguas del mar Egeo para alcanzar las costas griegas desde Turquía, un periplo que ya se ha cobrado la vida de más de 900 personas desde el arranque de la crisis. Una vez en Grecia, los migrantes se dirigen a los Balcanes y de allí sueñan con llegar hasta Alemania o los países más occidentales del viejo continente.

El primer ministro turco Ahmet Davutoglu ha señalado a los líderes de la Unión Europea que Ankara desea acoger a todos aquellos refugiados que hayan llegado a Europa procedentes de Turquía en el futuro, refugiados sirios incluidos, además de a todos aquellos interceptados en aguas internacionales. Claro que la oferta del primer ministro turco está plagada de condiciones

Ankara se compromete a aceptar la devolución de "todos los inmigrantes irregulares que crucen desde Turquía a las islas griegas siempre que la UE se haga cargo de los costes" de repatriación, según la declaración conjunta de los mandatarios europeos.

Por cada sirio que readmita Turquía desde las islas griegas, otro sirio será reubicado desde Turquía a los Estados miembros de los UE.

Preguntado por la legalidad de esta cuestión, Juncker aclaró que la normativa europea sobre procedimientos de asilo abre la puerta a soluciones de este tipo, en las que un Estado miembro puede rechazar estudiar una petición de asilo si considera que el país no comunitario al que se deriva el caso es un país seguro, como es el caso de Turquía para Grecia.

"Si cambiamos de estrategia lo hacemos con el objetivo de disuadir a la gente de embarcarse en la aventura de la migración ilegal y para prevenir el tráfico de humanos, para ayudar a la gente a que llegue a Europa de manera legal, de manera disciplinada y regulada", ha proclamado el primer ministro de Turquía, un país en que se incumplen y se abusan sistemáticamente los derechos humanos, en la cumbre con sus homólogos europeos.

El gobierno turco tiene muy claro lo que pedirá a cambio de detener el flujo de migrantes. Para empezar piensa reclamar que se doble la financiación del plan destinado a facilitar el asentamiento de los refugiados sirios se queden en Turquía en 2018. El ejecutivo turco también exigirá acoger a un refugiado sirio directamente desde Turquía por cada uno que haya regresado de las islas griegas del mar Egeo, según contempla un documento que ha llegado a manos de la agencia Reuters.

Davutoglu también ha insistido en que la Unión Europea retome un plan que había descartado por las lamentables condiciones de respeto a los derechos humanos observado por el país que dirige Recep Tayyip Erdogan. Se trata ni más ni menos de consentir que los ciudadanos turcos tengan acceso a visados que les permiten viajar libremente por Europa a partir de junio de 2016. Si el bloque europeo acepta esa condición, tendrá que discutir otra asociada a esta, que no es otra que volver a discutir con Turquía las cinco provisiones que debe cumplir el país otomano para lograr su soñada pertenencia a la Unión Europea. Las discusiones llevan meses detenidas debido a los sistemáticos incumplimientos del ejecutivo otomano, que ha incurrido en casos repetidos de detenciones arbitrarias, de instigación al terrorismo, de incumplimiento de las garantías para permitir la libertad de expresión, de persecuciones políticas, racismo, y hasta de haber convocado unas nuevas elecciones de manera sospechosamente democrática.

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Los líderes europeos se avendrían a anticipar la fecha de emisión del visado a los ciudadanos turcos para viajar libremente por Europa, si Ankara cumple con su palabra y se compromete a acatar todas las condiciones impuestas por el ejecutivo europeo. Entre estas se contarían la de modificar la política actual para extender visados a los ciudadanos de los países islámicos, e introducir pasaportes de nueva generación, documentos de identidad biométricos, que no resulten tan sencillos de falsificar.

Los líderes europeos han dejado abierta la cuantificación de la ayuda adicional que suministrarían a los refugiados que se queden en Turquía, y solo se han referido de manera vaga a la resolución de reabrir las conversaciones sobre los puntos más críticos que imposibilitarían que Turquía se incorpore a la Unión Europea.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que ha presidido la cumbre, ha asegurado que las conclusiones de la misma servirán para mostrar a los migrantes que ya no existe un camino rumbo a Europa para aquellos que busquen una mejor vida. "Los días de la migración irregular en Europa se han terminado", ha proclamado durante una rueda de prensa en la que le ha acompañado Davutoglu.

Reuters ha contribuido a este artículo

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