Photo de Oscar Rivera/EPA
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El plan fue recibido con escepticismo por los testigos de la violencia descontrolada en El Salvador, principalmente asociada con la rivalidad entre las dos pandillas más importantes del país: Mara Salvatrucha, o MS13, y Barrio 18.Ambas pandillas tienen sus raíces en California. Se apoderaron de El Salvador luego de que los Estados Unidos deportara grandes cantidades de salvadoreños tras los acuerdos de paz en 1992. Las frágiles instituciones del diminuto país centroamericano simplemente no se dieron abasto.'El momento de acabar con la violencia que ha provocado tanto sacrificio y derramamiento de sangre, ha llegado'.
"El Salvador ha tenido este problema de violencia por más de 20 años, pero el gobierno ha tratado de solucionarlo con más violencia", dijo Raúl Mijango, ex guerrillero de izquierda que ayudó a negociar una treguar entre las pandillas en 2012.A dicha tregua le siguió un breve, pero importante declive en el índice de homicidios que se revirtió una vez que se estropeó el alto al fuego y el gobierno intensificó sus famosas políticas de "puño de hierro". Tales medidas fueron reforzadas por el fallo de la Suprema Corte el año pasado, que catalogó a las pandillas como grupos terroristas.'En lugar de resolver el problema, sólo lo están empeorando'
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El Salvador terminó el año pasado como la nación más violenta en tiempos de paz del mundo, con un índice de homicidios de 104 asesinatos por cada 100.000 habitantes. Este año, la policía nacional ha reportado 2.230 personas asesinadas hasta el 20 de abril; un incremento de 158 por ciento respecto al mismo período en 2015."En lugar de resolver el problema, sólo lo están empeorando", dijo Mijango sobre la extensa lista de medidas rigoristas que continúan prolongándose. "En especial porque el uso de la fuerza excesiva conlleva el riesgo de violar los derechos humanos de ciudadanos que nada tienen que ver con el conflicto".La creación de la nueva unidad militar se da tres semanas después de que las pandillas ofrecieran una tregua al gobierno, a cambio de algunas concesiones relacionadas con sus condiciones en prisión. Las autoridades respondieron declarando estado de emergencia en siete prisiones, y transfiriendo a cientos de líderes de pandillas a instalaciones de máxima seguridad.
"Uno de los problemas de este gobierno es creer que la violencia en el país sólo puede solucionarse con disparos", expresó el miércoles vía Twitter, Óscar Martínez, renombrado reportero del sitio de noticias El Faro. "Algunos jefes de la policía ordenan a sus subordinados matar, conscientes de que si surgen problemas en el futuro por haber jalado el gatillo, ellos no serán los culpables".La interminable guerra contra las maras en El Salvador. Leer más aquí.
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