Se triplica la cifra de migrantes que alcanzan Canarias en plena crisis de refugiados

Mientras Europa da la espalda a la política de apertura a los refugiados que inicialmente impulsó la canciller alemana, Ángela Merkel, durante la primera fase de las negociaciones para repartir en cuotas a los migrantes que huían de las guerras y la violencia en sus países de origen, la ruta de las pateras que parte del Sáhara Occidental con destino a las Islas Canarias ha vuelto a crecer hasta triplicar el número de migrantes que apuestan por este canal de entrada. Algo siempre bañado por la tragedia. El lunes al menos 11 personas murieron ahogadas rumbo a Canarias.

La imagen de las vetustas embarcaciones abarrotadas de migrantes llegando a la costa de las islas españolas situadas a una latitud africana, no es una foto del pasado. De hecho, nunca lo fue pero, este año, el incremento de las llegadas con una cifra que supera las 850 personas es muy significativo porque supone que en 2015 las personas que emprendieron este peligroso viaje significan casi el triple de las que lo hicieron en 2014.

Así, el año pasado un total de 296 personas en situación irregular desembarcaron en Canarias, una cifra que en 2013 fue de 196 y que un año antes había sido de 173, de acuerdo con datos oficiales.

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La aceleración de esta tendencia al alza es, de acuerdo con José Cobo, un Guardia Civil que interviene en las tareas de recepción y control de los inmigrantes a su llegada al puerto de Arguineguín, en la isla de Gran Canaria, resultado de los esfuerzos del gobierno marroquí por intensificar los controles en las vallas fronterizas que separan las ciudades españolas de Melilla y Ceuta del territorio de éste país vecino.

Con todo, un total de casi 7.500 inmigrantes llegaron a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla en 2014, un 77 por ciento más que el año anterior.

Este esfuerzo incluye, de acuerdo con Cobo, la actuación de las fuerzas de seguridad en los campamentos donde estas personas se albergan esperando la mejor oportunidad para salvar la zanja que los separa de Europa.

Un análisis que comparte José Antonio Rodríguez Verona, responsable del equipo de respuesta inmediata de ayuda humanitaria y atención a inmigrantes de la Cruz Roja en la provincia canaria de Las Palmas, y que, como Cobo, habló con VICE News respecto de este fenómeno migratorio.

Para Rodríguez la situación que están viviendo países mediterráneos como Grecia e Italia, con la llegada de más de 600.000 personas desde principios de 2015 — muchas de ellas procedentes de Siria y otros países en conflicto — y la política cada vez más restrictiva de los países del Este, que conforman la ruta de los migrantes hacia la Europa próspera desde el país heleno o Italia influye en el repunte de otras rutas. De hecho, Europa ha reubicado a menos de 200 personas del total de 160.000 comprometidas por los 28 países comunitarios.

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"Las mafias operan internacionalmente e intentan utilizar los recorridos más fáciles y rentables, así que cuando ven que una ruta se vuelve complicada, potencian las mejores alternativas", explica Rodríguez. Pese a que la mayoría de los migrantes que se embarcan en el Sahara Occidental proceden de países como Mali, Guinea-Conakry o Senegal, también los hay de otros países africanos golpeados por la violencia y la guerra y de países aún más alejados como Siria.

"Si el crecimiento aumenta a este ritmo va a ser imposible atender adecuadamente a todos los inmigrantes", asegura Rodríguez en relación a las tareas de primera atención que desarrollan organizaciones sin ánimo de lucro como Cruz Roja que incluyen una muda, comida, el registro de datos personales de los recién desembarcados y una revisión médica en aquellos casos en los que es necesario. "Todo esto se hace desde el voluntariado, no hay personal de la administración pública implicado en estas labores de atención", precisa Rodríguez.

"Para la mayoría de los migrantes ni Canarias, ni el resto de España es el país de destino. La mayoría arriesgan sus vidas para ir a Gran Bretaña, Francia o Alemania", explica el responsable de Cruz Roja.

De la misma manera, aunque desde otra perspectiva, se expresa Cobo, quien considera que no existen ni medios humanos ni materiales para hacer frente a la vigilancia de las fronteras.

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Las mafias suelen cobrar a los migrantes entre 500 y 1500 euros por un trayecto de entre dos y cuatro días desde zonas del Sahara Occidental próximas a las ciudades de Tarfaya o El-Aaiún, explica Cobo. El riesgo que corren es muy grande, añade el agente que compatibiliza sus obligaciones profesionales con la secretaría de comunicación de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC).

"No podemos saber cuantos se quedan por el camino, pero si sabemos que los que llegan son cada vez más. Estos últimos meses ha sido un goteo incesante", afirma Rodríguez, en relación a los jóvenes entre 17 y 35 años que suelen emprender este peligroso viaje hacia el "paraíso".

"Por muy mal que estemos aquí, incluso en plena recesión, para ellos Europa era y sigue siendo un paraíso", concluye Rodríguez.

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