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La selección de fútbol de Eritrea muy mermada por las peticiones de asilo y deserciones

Ya son 50 los futbolistas eritreos que han desertado de su selección desde 2009. Los jugadores prefieren vivir como refugiados en el extranjero antes que regresar al país, actualmente investigado por la ONU por presuntas violaciones de los DDHH.
Imagen por Franck Robichon/EPA
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La selección nacional de Eritrea no podría disputar el torneo anual regional que se celebrará en Etiopía durante las próximas semanas. La ausencia será motivada en gran parte por la deserción de 10 de los integrantes del combinado, quienes han pedido asilo político en Botswana, tras jugar un partido allí.

Un funcionario del Consejo de Asociaciones de Fútbol para el Este y el Centro de África (CECAFA) ha anunciado que se espera que la Copa Challenge arranque el próximo día 21 de noviembre cuente con la participación de 11 selecciones. O lo que es lo mismo: jugarán todas las selecciones del África Central y Oriental, excepto Eritrea, tal y como ha informado la emisora Kenya Broadcasting Corporation.

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No queda claro si el equipo ha sido excluido de jugar en Etiopía por los antecedentes que acumula en las ediciones anteriores del campeonato, en las que se produjo la deserción de varios jugadores; o si, más bien, no lo hará por su falta de efectivos. Los sucesivos intentos de VICE News por contactar con la asociación africana han tenido una respuesta nula.

Los jugadores de Eritrea, por su parte, se han resistido a regresar a su país de origen. El estado del África Oriental está siendo actualmente investigado por la ONU, por presuntos crímenes contra la Humanidad. Se trata de un delito que podría ser perseguido por el Tribunal Criminal Internacional.

La ONU ya ha detectado en previos informes que la tortura y el esclavismo son prácticas habituales en el país. Además, se ha denunciado que el país africano cuenta con un servicio militar indefinido y que ya ha asesinado a muchos y muchas de los que han intentado huir de sus fronteras. El ministerio de Asuntos Exteriores de Eritrea ignoró el informe y no rebatió ninguna de sus denuncias.

Dick Bayford, abogado de los jugadores de la selección de fútbol, explica que existe la preocupación de que sus clientes sean imputados por un delito de deserción. Los jugadores son parte del ejército del país, que castiga la deserción con la pena de muerte.

Los jugadores permanecieron en un centro de conferencias durante más de dos semanas, hasta que Botswana les concedió el asilo político a los 10.

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Sin embargo, parece que el gobierno de Botswana está negociando repatriar a los refugiados a otro país debido a complicaciones logísticas. Augustine Makgonatsotlhe, viceministro de Defensa del país, ha declarado a Reuters que Botswana no ha revocado su asilo, pero que busca la colaboración del Alto Comisionado de Ayuda al Refugiado de Naciones Unidas (ACNUR), para encontrarles un nuevo destino.

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Según Makgonatsotlhe los refugiados tiene que vivir 10 años en el país, antes de ser integrados en la sociedad. Y ello significa que tendrán que vivir en campos de refugiados hasta entonces.

"No estamos diciendo que no les queramos aquí", ha explicado. "La única alternativa a ese destino es que ACNUR les encuentre otro país anfitrión".

Los jugadores están acogidos en el campo de refugiados de Duwaki, a unos 450 kilómetros de distancia de la capital, Gaborone. Makgonatsotlhe ha contado que los jugadores pueden solicitar salir del campamento si están en disposición de mantenerse por sí mismos. Sin embargo, lo que sucede normalmente es que a los refugiados que no tienen posibilidad de conseguir un trabajo no se les permite salir de los campos.

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La portavoz de ACNUR, Tina Ghelli, ha explicado a Reuters que los jugadores disponen de 3 opciones: la repatriación voluntaria a su país de origen, recibir un estatus alternativo o la residencia permanente en Botswana, o ser reasentados en un tercer país. Ghelli ha comentado que la decisión de reasentar a los refugiados en un tercer país dependerá de los informes que se redacten sobre ellos y de si cumplen o no con los requisitos específicos.

Ya son 50 los futbolistas que han huido de Eritrea desde 2009, cuando la selección rechazó regresar de un torneo que se estaba celebrando en Kenya en 2009. Uno de los casos más recientes sucedió en 2012, cuando el equipo al completo se presentó en la oficina de ACNUR en Kampala, Uganda, después de jugar contra el combinado nacional de allí. Finalmente, se les concedió asilo político en Holanda.

Otros veinte jugadores desaparecieron en 2013 durante un viaje a Kenya. 12 de ellos rechazaron volver a casa en 2009 después de jugar un torneo en Tanzania, al igual que hicieron otros 13 miembros en 2011 en el mismo país; es decir, Tanzania. En 2014 el torneo no se celebró después de que Etiopía renunciara a ser el país anfitrión. El país decidió organizar la competición este año después de que Ruanda renunciara a hacerlo.

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Nicolas Musonye, secretario general de la CECAFA, no ha confirmado a KBC si la ausencia de Eritrea es el resultado de la sanción que le fue impuesta en 2013 tras su deserción masiva. La falta de participación se produce después de que 10 de los jugadores del combinado nacional se negaran a embarcar en un vuelo después de un partido clasificatorio para el Mundial de Brasil de 2015, celebrado en Botswana en octubre de 2013.

El fútbol no es el único deporte eritreo que está asistiendo a la deserción de sus participantes. El corredor Weynay Ghebresilasie pidió asilo en el Reino Unido justo después de correr la maratón de los Juegos Olímpicos de 2012. Ghebresilasie había sido el deportista encargado de ondear la bandera de su país durante la ceremonia inaugural.

Además de los atletas, miles de eritreos y de eritreas han huido de su país en los últimos años, mientras que el número de gente que escapa no para de crecer. En 2014 más de 35.000 personas huyeron rumbo a Europa. En 2013 habían sido más de 13.000.

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