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ESPAÑA

Si abortar ya es difícil, hacerlo en un hospital sin asistencia médica es una pesadilla

Diversas pacientes españolas han denunciado que se vieron abocadas a auto-administrarse fármacos y expulsar el feto sin asistencia médica en dos hospitales de Galicia.
Imagen vía Plataforma Gallega por el Derecho al Aborto
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María, un nombre falso para proteger la identidad de un testimonio recogido por el periódico El País, abortó en el baño de un hospital hace dos años. Tuvo que expulsar su feto, por aborto inducido farmacológicamente, sin asistencia sanitaria, en el inodoro de una habitación del Complejo Hospitalario de A Coruña. Irene, que también es un nombre ficticio, pasó por una experiencia parecida hace 15 años en el actual Complejo Hospitalario de Ferrol, pero en su caso la expulsión se complicó y tuvo que agarrar y tirar del feto con sus propias manos, pudo saber VICE News.

Entre estas dos historias, y pese a la similitud de las traumáticas experiencias de María e Irene, median 13 años y la despenalización del aborto en España. Sin embargo, la Plataforma Gallega por el Derecho al Aborto (PGDA) y el Centro de Planificación Familiar (CPF) de A Coruña sostienen que la razón que motivó esta "cruel" deficiencia asistencial tanto en estos casos como en otros mucho más recientes sucedidos en los mismos centros hospitalarios es de naturaleza "ideológica-religiosa".

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Una "crueldad" que paradójicamente afectaría a mujeres que sufren no sólo la dolorosa experiencia de perder un bebé deseado, al tomar la difícil decisión de abortar por malformaciones fetales o para evitar poner en riesgo su propia salud, sino que, además, tendrían que pasar por ello sin la atención adecuada.

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"Les dan el fármaco [que debe aplicarse humedecido en el cuello uterino y que sirve para dilatar] y les dicen que avisen cuando hayan logrado expulsar el feto", explica Marián Ferreiro, diputada del partido socialista en el parlamento autonómico de Galicia y trabajadora social del CPF de A Coruña hasta el pasado mes de octubre.

A menudo, relata, con los nervios y la situación emocional por la que están pasando, no recuerdan las instrucciones que les han dado al ingresar, se sienten solas y asustadas y no se aplican bien el fármaco, explica Ferreiro, quien sostiene que cerca del 12 por ciento de los 165 casos que desde el centro de planificación se derivaron al hospital de A Coruña entre 2011 y 2015 se detectó un trato inadecuado o falta de atención por parte del personal médico. Unas cifras extraídas de la atención psicológica post intervención solicitada por estas mujeres tras el traumático episodio.

"Las tratan como pacientes de segunda, en una habitación que no está en las misma planta que los especialistas, no les prestan las mismas atenciones con las que atienden en los partos normales, pese a que este aborto es como un parto aunque no den a luz un niño con vida. Sin embargo, no les administran la epidural, ni sedantes salvo en los casos en los que el proceso se complica", remarca la ex trabajadora social.

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"El problema tiene muchos años, pero hace apenas unos ocho meses hubo una reunión entre representantes del CPF, la Plataforma Gallega por el Derecho al Aborto, y los responsables de la dirección médica y de enfermería, así como el gerente del hospital y el director médico del centro de A Coruña. Las autoridades del centro se mostraron dispuestos a corregir esta actuación y elaborar un protocolo, pero nada ha cambiado desde entonces", explica Ferreiro.

Para tener la garantía de una atención médica adecuada e integral en cuanto a la asistencia, asegura la diputada socialista, deben viajar hasta Madrid y, aunque la administración corre con los cargos, no todas están en disposición de hacerlo.

En Madrid, algo que no sucede en Galicia, existe la opción de abortar por el método de la aspiración, con un material plástico introducido por el útero que succiona al feto. El 80 por ciento de las mujeres prefiere esta técnica, que implica una intervención quirúrgica, al considerarla menos traumática, menos dolorosa y más segura.

Con todo, José Ramón Serrano, presidente de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), asegura que la técnica de la aspiración suele hacerse en fetos que tienen menos de 14 semanas y que en los embarazos más avanzados se opta casi siempre por la inducción farmacológica.

"La inducción farmacológica [que no implica intervención quirúrgica] se considera más natural pero, además, los médicos suelen apostar por este método porque casi no hay profesionales que dominen la técnica de la aspiración cuando el feto tiene más tiempo y es más grande porque entonces la intervención se complica", explica Serrano.

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Este experto recuerda que, aunque el aborto es legal en España, sólo el 10 por ciento de estas intervenciones se llevan a cabo en la red pública de hospitales y que las facultades de medicina ni siquiera proporcionan formación sobre la interrupción de embarazos.

Serrano discrepa con Ferreiras en cuanto a la necesidad de suministrar epidural o sedantes a las mujeres que se someten a un aborto por inducción farmacológica si no se registran mayores complicaciones, pero asegura que todos los hospitales deberían tener un protocolo de actuación médica para estos casos y que los profesionales deben encargarse de administrar el fármaco uterino y acompañar a las mujeres durante la expulsión.

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Fuentes del Hospital de A Coruña aseguraron a VICE News que cuentan con todos los recursos y medios necesarios para garantizar una atención adecuada a este tipo de pacientes las 24 horas, que tienen un protocolo que cumplen y que sólo tienen constancia de una denuncia: "un caso aislado que vamos a investigar". Sin embargo, otras denuncias públicas de pacientes coinciden en señalar esa misma desatención.

Alberto Núñez Feijóo, presidente del gobierno gallego, anunció que también abrirá una investigación pero defendió el protocolo que siguen los hospitales en Galicia. Unas declaraciones que chocan con las realizadas en la Cadena Ser por Ricardo López Boullón, director de procesos con ingreso de la Gerencia Integrada de A Coruña, y de acuerdo con quien "la asistencia está garantizada en unas condiciones no siempre óptimas".

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López Boullón también declaró, además, que este tipo de pacientes no están en la planta de hospitalización de especialistas "por protección psicológica, evitando el contacto con las mujeres que dan a luz a hijos sanos". Algo que Margarida Corral Sánchez, portavoz de APGD, también había criticado durante la manifestación que su organización convocó ayer en la puerta del centro hospitalario de La Coruña y que congregó a un centenar de personas.

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"Existe un componente ideológico [de carácter religioso], que deriva de la gerencia de estos hospitales y un gobierno de derechas que hace la vista gorda", resume Corral para VICE News. Esta activista asegura que este tratamiento discriminatorio en relación con las pacientes que abortan se viene dando desde hace 20 años y que no se trata de casos aislados.

"Sólo en el círculo íntimo de las cinco personas que formamos la plataforma teníamos constancia de más de 10 casos y nunca habíamos investigado sobre el tema. Ahora, una vez hecho público, se han detectado muchos más en A Coruña, pero también en Ferrol", precisa esta portavoz.

"La vergüenza, el tabú y el trauma que genera pasar por una experiencia como esta explica que esta situación no se haya visibilizado antes", concluye Corral. Aún así, a principios de 2014, algunos medios de comunicación ya informaron sobre el hecho de que diversos ginecólogos del hospital de A Coruña se acogieron a la objeción de conciencia para no practicar abortos.

Sigue a Maria Altimira en Twitter: @MariaAltimira

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