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opinión y análisis

TDAH, diagnóstico y medicación: estamos tratando a nuestros hijos con fármacos psicotrópicos

España es junto con Estados Unidos uno de los países donde más casos de TDAH se diagnostican y donde más se tratan con psicoestimulantes como el metilfenidato.

España es el segundo país que más medicamentos consume del mundo por detrás de Estados Unidos. En la actualidad a nivel mundial hay al menos dos niños en cada clase que toman medicación, un 4 por ciento de los adolescentes de EE.UU consumen antidepresivos y uno de cada cinco adultos consume fármacos psiquiátricos. Y continúan las cifras alarmantes: Los diagnósticos de autismo, TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad) y TBI (Trastorno Bipolar Infantil) se han multiplicado en las últimas décadas.

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El TDAH afecta entre un 6 y un 10 por ciento de la población infantil a nivel mundial y es considerado como la primera causa de fracaso escolar del siglo XXI.El doctor Allen Frances, catedrático emérito de la Universidad de Durham, denuncia en un artículo del Huffington Post, que "el índice de TDAH se ha triplicado en tan sólo 20 años" y advierte de que estamos convirtiendo a nuestros hijos en adictos a las pastillas.

Según un estudio del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (Center for Disease Control and Prevention, CDC por sus siglas en inglés), cerca de 10.000 niños de entre 2 y 3 años de edad están siendo medicados con psicoestimulantes como el metilfenidato (MFD por sus siglas) — los fármacos Rubifen o Concerta que se comercializan en España — para tratar el TDAH.

Por otro lado, el Metilfenidato, que es un análogo de la anfetamina, está considerado oficialmente en España un medicamento psicotrópico, y en Alemania está sujeto a la Ley de Estupefacientes. La agencia federal estadounidense encargada del control de las sustancias estupefacientes (DEA) lo define como "una sustancia con un alto potencial para el abuso que produce muchos de los mismos efectos que la cocaína o las anfetaminas." Afirma además que el abuso de esta sustancia ha sido documentado entre adictos a los narcóticos, quienes disuelven las tabletas en agua y se inyectan la mezcla.

Teniendo en cuenta que "el MFD no debe administrarse a niños menores de 6 años, debido a que hasta la fecha no se ha demostrado la seguridad ni los efectos beneficiosos del medicamento en este grupo de edad" (como informa el propio prospecto del fármaco Rubifen), no es sorprendente que muchos medios se hayan hecho eco de ello, denunciando la medicación de menores de 3 años con psicoestimulantes.

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Esta supuesta conducta irregular ha sido denunciada también por varios expertos, entre ellos, el Dr. Lawrence H.Diller, especializado en Terapia de la Conducta Infantil en Walnut Creek, California, quien dijo en una reciente entrevista en el New York Times que "esta práctica está fuera de la ley de atención sanitaria y la conducta de quienes prescriben a niños de 2 años debería ser considerada como negligente si algo va mal con un niño." De hecho, las directrices de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) no incluyen ni consideran la medicación con metilfenidato a menores de 4 años, debido a que la hiperactividad y la impulsividad se consideran apropiadas para el desarrollo de los niños pequeños, según afirman varios expertos, y se necesita más tiempo para comprobar si se trata de un trastorno real.

Según el Dr. Héctor González Pardo, co-autor de Volviendo a la normalidad: la invención del TDAH y del Trastorno Bipolar Infantil (Alianza Editorial), "los diagnósticos del TDAH y el TBI son meras descripciones por parte de los adultos de las conductas problemáticas en algunos niños, que ni siquiera alcanzan el estatus de enfermedad o trastorno mental."

El metilfenidato es el psicotrópico bajo fiscalización internacional con mayor distribución en el circuito legal. Los ingresos derivados del mercado de drogas para el TDAH -incluyendo al MFD y sus competidoras- alcanzan solo en EE.UU valores superiores a los 3.100 millones de dólares según datos de la consultora IMS Health.

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Aun teniendo en cuenta los efectos adversos del metilfenidato, sobretodo en edades infantiles, de los cuales se advierte en su propio prospecto, España es uno de los países, junto con EE.UU, en los que es más común el diagnóstico, y donde se continúa usando este fármaco como solución efectiva para el TDAH. A pesar de la existencia de estudios que evidencian los beneficios del MFD, ninguno de ellos ha investigado aún los verdaderos efectos a largo plazo.

La psiquiatra infantil del Cambridge Health Alliance y profesora asociada en Harvard Medical School, Nancy Rappaport, por su parte, defiende que se puedan utilizar medicamentos juiciosamente para ayudar a combatir los síntomas del TDAH cuando la enfermedad biológica esté realmente presente. Sin embargo, afirma que "el verdadero y correcto diagnóstico de TDAH no puede diferenciarse de otros problemas en edades tan tempranas" y añade que, aunque nos debemos a nuestros hijos para hacer todo lo necesario a fin de fomentar su desarrollo, eso no siempre implica recetar una pastilla."

El Dr. González, por su parte, recomienda abordar estos problemas de conducta desde un punto de vista más amplio, teniendo en cuenta factores psicosociales y médicos reales que puedan explicar estas conductas. La solución a estos problemas de conducta no es fácil, añade, pero desde luego hay diversas formas de entender estos problemas de conductas que no se basen en asumir un diagnóstico falaz como TDAH y esperar que una medicación "específica" nos ayude a solucionar el problema.

Otros especialistas sugieren que nos estamos encontrando actualmente con niños que ya no responden a los mismos parámetros que tanto a nivel familiar, social como educativo servían hasta no hace tanto, y que simplemente están reclamando mayor atención, ser escuchados y tenidos en cuenta, posiblemente desde nuevas pautas educativas. El psicólogo Marino Pérez, autor de Volviendo a la normalidad ((Alianza Editorial), defendía en una reciente entrevista en Público que ciertos comportamientos problemáticos, aunque propios de los niños, como el nerviosismo o los cambios de humor se han convertido en diagnósticos formales con el propósito de comercializar una medicación, y que esta problemática tiene que ver con el funcionamiento de nuestra sociedad. "Los padres tienen menos tiempo y menos espacio físico de esparcimiento, menos ocasión de educar" afirmaba, todo ello en una sociedad que nos estimula constantemente a que estemos entretenidos y a que nuestros actos tengan un resultado inmediato. Según Pérez, "hay unas condiciones de vida social que propician una serie de problemas que la propia sociedad no tolera."

Si este fuera el caso, probablemente estos niños necesitarían que no se anularan sus medios de comunicación y de expresión con medicamentos psicotrópicos que, en realidad, lo que hacen es solapar la causa de tales comportamientos sin tener en cuenta si quiera los graves efectos que les puede ocasionar a la larga.

Sigue a Alexandra Carrera en Twitter: @AlexndraCarrera