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VICE World News

¿Tendría Francia suficientes efectivos terrestres para luchar contra Estado Islámico?

El poderoso ejército francés podría castigar seriamente a Estado Islámico (EI) y hacerlo de un modo espectacular. Otra cosa bien diferente es si sería capaz de vencer la guerra sobre el terreno contra el grupo terrorista.
Photo via Wikimedia Commons
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Justo después de la matanza terrorista del viernes en París, el presidente francés, François Hollande, se apresuró a decir que Francia está "en guerra" contra Estado Islámico (EI). Y añadió, además, que su país presenciará esa destrucción. Sin embargo, el problema es que la primera batalla contra la que se enfrentará la nación gala será la que separe el objetivo prometido por su presidente, de su funcionalidad.

Francia tiene a su independencia y a su soberanía en muy alta consideración. Ha sido así proverbialmente y quizá ello explique por qué se trata del país europeo más armado. El ex presidente Charles de Gaulle sacó a Francia de la OTAN en 1966. El motivo fue una disputa provocada por el intento de la Alianza Atlántica de controlar el arsenal nuclear francés.

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A día de hoy, Francia es, junto a Estados Unidos, el único país del mundo que dispone de un avión destinado a transportar cargamento nuclear. El avión, como no, se llama Charles de Gaulle. Francia también se ha auto endosado la responsabilidad de mantener los lanzamientos espaciales europeos. El país galo entiende que su acceso al espacio será integral para mantener su soberanía nacional.

El énfasis en la soberanía, significa que a Francia no le quedará otra alternativa más que reaccionar de manera tan decisiva como visible al ataque. Habida cuenta de la dimensión de los ataques del viernes, el político francés no puede hacer otra cosa. Las declaraciones de Hollande sobre la destrucción de EI y sobre la implacabilidad de su reacción, son exactamente lo que cualquiera esperaría después de una matanza de tamaña magnitud.

Francia dispone de un poder militar de envergadura, moderno y tecnológicamente puntero. Y dispone también de un considerable arsenal nuclear. Pero, por encima de todo, Francia es, desde hace años, uno de los mayores y más exitosos aliados militares de la OTAN.

Y, sin embargo, su declaración de guerra está condenada a darse un canto en los dientes. La realidad y los presupuestos de las guerras modernas son ese canto. Todas las actividades de combate contra las insurgencias exigen una dedicación intensiva — una tarea que a menudo es mucho más compleja que librar una guerra convencional en el campo de batalla de turno.

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Según las estadísticas del ministerio de Defensa francés, el ejército galo estaba integrado por una flota de 111.628 soldados en 2014. Además contaría con otras 15.453 unidades de reemplazo. Si a esto se le resta al cuerpo de bomberos (que en Francia está contemplado como parte del ejército), Hollande dispondría, aproximadamente, de un ejército 120.000 soldados si decidiera reclutar a todas las fuerzas que tiene repartidas por todo el globo.

Y el primer problema al que se enfrenta Hollande es a cómo los ejércitos de hoy combaten las batallas cortas, y no las largas e interminables batallas de agotamiento.

Cuando se desata una cruda situación de emergencia nacional, uno puede enviar a todo su ejército al frente. Por otro lado, en las guerras dilatadas uno tiene que rotar a sus efectivos para que entren y salgan del campo de batalla. De tal manera, solo una tercera parte de esas tropas estaría combatiendo al mismo tiempo.

Mientras un tercio del ejército combate, otro tercio regresa, se recupera y hace acopio de más fuerzas y de armas. Y, paralelamente, el tercer tercio se entrena y se prepara para ser destacado al frente. Las cifras exactas varían, pero esta sería una estimación aproximada. Lo que significa que con un ejército de 120.000 soldados, el ejército francés podría disponer de 40.000 efectivos en el terreno para enfrentarse a un conflicto prolongado.

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Y eso lleva a la pregunta de cuántos soldados se necesitan realmente. Si se tratara de una guerra convencional desplegada sobre un solo campo de batalla, se estima que una ofensiva de 40.000 hombres sería capaz de liquidar a una tercera parte de ese número de enemigos. O sea, a unos 13.500, la cual es una cifra superior a los 10.000 efectivos que el ejército de Estado Islámico podría desplegar sobre el terreno de una tacada a día de hoy.

Más allá de entrar en los pros y los contras de su auténtica dimensión como ejército, se diría que la infantería de EI es más bien ligera. Claro que tampoco parece que vayan a darse mucha prisa en abanderar maniobras muy complejas o a desplegar ofensivas con distinto armamento. En virtud de todos esos números, , el ejército francés debería de ser capaz de derrotar a EI en cualquier campo de batalla convencional.

Sin embargo, el problema es que EI raramente plantea batallas convencionales — lucha, sobretodo, como insurgencia. Y entonces la aritmética varía. La manera más inmediata de calcular el número de tropas necesario para organizar una campaña militar contra la insurgencia es cuál es el número de soldados necesario por cada 1.000 civiles.

En caso de una guerra cruenta y sanguinaria, como la guerra de independencia que Argelia libró y que ganó contra Francia en los años 50 y 60, los franceses emplearon a 46.3 soldados por cada mil civiles. La cifra más baja para ganar una guerra contra una insurgencia tras la 2ªGuerra Mundial sería de 2.6 soldados por cada mil rivales.

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Siria tenía 22 millones de habitantes antes de que estallara la guerra civil. Hoy, entre muertes y refugiados, la población es de unos 16 millones. Si uno se basa en el escenario más favorable posible, Francia dispondría de las tropas justas para combatir una insurgencia nacional. De tal forma, necesitarían tener una presencia permanente de 43.160 tropas para mantener a Siria bajo control. Claro que, al otro lado del espectro, ese número explota hasta las 786.580 — una cifra superior a la que resultaría si sumáramos las tropas francesas a las estadounidenses.

Así que, esencialmente, Francia dispondría de serias posibilidades de conquistar Raqqa, la capital de hecho de EI. Claro que mucho más complicado le resultaría protegerla contra un bastión lo suficientemente obcecado de combatientes yihadistas.

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Y allí es donde se producen los bombardeos. La armada francesa ya ha enviado su avión enriquecido con poder nuclear rumbo al Golfo Pérsico, para que se sume a las ofensivas aéreas. Y lo cierto es que la prensa lleva 48 horas cubriendo el despliegue con mucha parafernalia.

Según el relato mediático Francia ha acometido varias violentísimas embestidas durante el fin de semana y ayer. Claro que, la verdad sea dicha, eran poco menos de 10 aviones dejando caer 20 bombas en varias posiciones de EI. Lo cual, tampoco es demasiado. Ni mucho menos. Se estima que durante el mes de octubre, las fuerzas de la coalición habrán registrado un promedio de 86 "artefactos lanzados" por día.

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Con semejante telón de fondo, a Francia no le queda otra (y es casi seguro que lo hará) que salir al paso de todas las declaraciones que cuestionan su envergadura militar. Que sellar los labios de todos los que considera que es un país militarmente demasiado endeble para proteger a los suyos. Para vengarles. Lo que significa que Francia destinará más aviones para alcanzar más objetivos. Claro que, llegará un punto, en que se quedará estancada en ese punto.

Incluso si dispusiera de un mejor servicio de inteligencia, si afinara más la precisión de sus taques, los bombardeos desde el aire tienen un problema de efectividad. Tras la caída de Mosul y la involucración de la coalición liderada por Estados Unidos en los bombardeos durante los últimos meses, los líderes de EI ya han aprendido que no tienen que dejar posiciones fáciles para enemigos tan hostiles y bien equipados como los estadounidenses.

Y eso nos devuelve al escenario de poner buena cara y sonreír mientras estás sudando sangre, algo que nunca vendió demasiado. Si hay una cosa que Hollande podría terminar haciendo es emular al reciente anuncio de Obama de que iba a destinar una flota de Fuerzas Especiales para que combatan directamente sobre el terreno, en Siria.

Si las Fuerzas Especiales trabajan de manera coordinada con los aliados locales y reciben el apoyo de un poder aéreo lo suficientemente puntero, la ecuación podría dar buenos resultados — como ya sucedió en 2001 con los talibanes en Afganistán. Claro que expulsar a alguien de un territorio, no es lo mismo que mantenerles fuera de él, tal y como demuestran las actuales batallas con los talibanes afganos.

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Entonces… ¿Y si las fuerzas locales aliadas sobre el terreno fueran incrementadas con un buen destacamento de franceses para luchar conjuntamente? Pues, en realidad, algo así es lo que ha estado sucediendo de manera extremadamente exitosa en las campañas militares impulsadas por los kurdos en el norte de Irak y en Siria. Claro que los kurdos no han mostrado interés alguno en liberar a ninguno de los pueblos vecinos en los que habían tenido feudos en el pasado, y es muy posible que no estuviesen de acuerdo en apoyar una campaña para exterminar completamente a EI.

Además, apoyar en demasía a las facciones kurdas equivocadas podría meter a los franceses en problemas con uno de los aliados de la OTAN a los que más necesitan; esto es, Turquía, el histórico enemigo del pueblo kurdo.

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Claro que en Siria hay muchas más facciones batiéndose a diario además de los kurdos. Sin embargo, si los franceses no se alían con alguien que no sea manifiestamente partidario del presidente sirio Bashar al-Assad y su aliado ruso, todo este enredo podría terminar con los cazas de Putin abatiendo a los soldados de Hollande. Y eso sería una catástrofe política de consecuencias desastrosas.

El reverso de semejante escenario sería que Francia se sumara a la alianza de Rusia e Irán si Estados Unidos no pone ninguna objeción. Claro distanciarse de Estados Unidos para alinearse junto a uno de los enemigos proverbiales de la OTAN como es Rusia, y sumar a Irán a la ecuación… tendría un precio político demasiado elevado y unas consecuencias diplomáticas aberrantes.

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Igualmente, si Francia decidiera aliarse con las tropas iraquíes estaría, por extensión, alineándose del lado de Irán, lo cual es inconcebible. Y respecto al resto de posibles alianzas alternativas en Irak, lo cierto es que no hay tantas opciones como uno se imaginaría a primera vista. Sobretodo, porque las milicias suníes con las que contaba Estados Unidos se han ido disolviendo hasta desintegrarse. Y, en cualquier caso, sería discutible que fuesen de mucha ayuda para alguien que desea meterse en Siria hasta la cintura.

Otra opción para Hollande sería sentarse a negociar hasta intentar persuadir a una coalición formada por distintas fuerzas árabes, claro que uno se pregunta cómo serían capaces de sacar adelante el consenso diplomático necesario, cuando han sido incapaces de comprometer a las tropas estadounidenses.

Así que… ¿Qué nos queda? ¿Enviar suministros y armamento? Eso sería una jugada de elegancia relativa y de escasa cotización que, además, entrañaría muchos más riesgos. Lo más posible es que un envío ambicioso de armamento puntero cayera en las manos equivocadas, lo cual podría desembocar en una situación todavía más dantesca que todas las anteriores, en la que un misil tierra-aire galo pueda terminar usado en otro ataque terrorista.

¿Y qué pasaría si Francia consagrara su reacción al terreno de la inteligencia? Si Francia es capaz de echarle el guante a un puñado de malvados o desbaratar grandes operaciones internacionales, entonces se anotaría un buen tanto públicamente.

Si Hollanda consigue emprender una acometida muy agresiva a nivel de inteligencia (algo que muy probablemente conseguirá) y consigue destinar a las Fuerzas Especiales en suelo sirio, donde podría completar algún que otro bombardeo bien fotogénico, entonces se estará cubriendo las espaldas adecuadamente y tendrá opciones de avanzar.

Claro que existe también una solución alternativa, y es que decida dar un golpe en la mesa y dejar constancia de su visibilidad. Algo que sucedería, por ejemplo, si añadiera misiles de crucero de largo alcance a la operación. O, incluso, si desplegara un ataque aéreo sin precedentes sobre Raqqa o cualquier otro gran objetivo yihadista. Sin embargo, la realidad es que, si bien un repentino y contundente golpe de fuerza podría dañar a EI y hacerlo de verdad, lo cierto es que París no dispone de suficientes botas sobre el terreno para pasar por encima de Estado Islámico con garantías.

Sigue a Ryan Faith en Twitter: @Operation_Ryan