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Tláhuac: el lago que se convirtió en guarida del narco en la Ciudad de México

En esta zona se abatió hace 8 días al peligroso líder de una cártel apodado 'El Ojos', quien distribuía la droga a través de una red de moto-taxis. VICE News fue a la Nopalera donde aún está fresca la tensión y continúan los operativos.
Imagen vía Saúl López/cuartoscuro.com
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Avenida Tláhuac colapsó. Dos patrullas cerraron el paso en ambos sentidos para que elementos de la policía persiguieran a un conductor de moto-taxi. Al mismo tiempo un helicóptero merodeaba la zona. Ante el operativo, la gente optó por dispersarse, agachar la cabeza y taparse los oídos como si hubieran disparado.

En una calle aledaña a la avenida, más de diez policías le cerraron el paso al moto-taxi, como si de esa detención dependiera la extinción del narcomenudeo en esta zona, al sur-oriente de la Ciudad de México.

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"A ver, fíjate si no la trae ahí bien guardada, ¿ahí la trae? Ah, es un toquecito", dijo el oficial Nieves, un tanto decepcionado cuando le encontraron al chofer un paquete de mariguana que no alcanzaría ni para animar una fiesta.

Una base de moto-taxis a un lado de la estación Nopalera. (Imagen vía Daniel Melchor).

Pero el despliegue de fuerzas está demostrado y los habitantes de la colonia Nopalera, en Tláhuac, están asustados.

"Nos están revisando a cada rato. Piden licencia y tarjeta de circulación. Te revisan todito. Ya creen que todos somos del narco", dice Julio Monroy, chofer de moto-taxi desde hace 5 años en las inmediaciones de la estación Nopalera de la Línea 12 del Metro.

"La neta te tienes que andar con cuidado. Por supuesto hay muchos que son 'halcones' (vigilantes pagados por el narco). Es imposible distinguirlos. Ni yo te puedo decir bien a bien quiénes son. Se pierden entre todos nosotros, por eso hay tantos".

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En esta zona la tensión está fresca. Hace 8 días, el pasado jueves 20 de julio los habitantes de la Ciudad de México comprobaron que el crimen organizado opera a sus anchas, como en el resto del país. Durante un operativo de la Marina y fuerzas federales, abatieron al líder del Cártel de Tláhuac, Felipe de Jesús Pérez Luna, alias 'El Ojos', junto con siete presuntos sicarios.

Pero lo imprevisible llegó después del enfrentamiento. Un grupo de choferes de los moto-taxis bloquearon las avenidas con vehículos en llamas, al estilo de los narcobloqueos, comunes en otras ciudades de México. Era evidente que algunos conductores de esos peculiares vehículos que circulan por Tláhuac, también trabajan para el narco como 'halcones', o 'burreros', quienes distribuyen la droga de una colonia a otra.

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Sin embargo, de acuerdo con José Luis Delgado, presidente del Consejo Ciudadano Delegacional, un órgano creado para defender las exigencias de los habitantes, los choferes no trabajaban por convicción para 'El Ojos' sino que eran amenazados.

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"Tenemos conocimiento de que los utilizan como 'burreros', pero algunos estaban obligados a hacer esto y también a cerrar o bloquear las calles. Lo sabemos porque hay choferes jóvenes que me comentaron que estaban amenazados", comentó Delgado.

"Lo que sí es que todos los líderes vecinales teníamos la misma exigencia, que aumentara la seguridad. Justo un día antes del operativo (de la Marina) platicamos con la Secretaría de Seguridad Pública y acusamos la falta de patrulla y policías", relató. "La verdad es que todos sabíamos que este grupo existía".

La gente en Tláhuac no se traslada en moto-taxis por el simple capricho de viajar individualmente, sino porque los gobiernos nunca les dieron otra opción para atravesar las 70 colonias y barrios.

Por ejemplo, si uno quiere moverse de la estación Nopalera del metro hasta la casa donde fue asesinado 'El Ojos', en la calle Simón Álvarez, es más rápido utilizar este método que esperar un camión. Además, este viaje de 1.7 kilómetros, se cobra en 10 pesos (medio dólar), mientras que la tarifa de un taxi común es de 25 pesos (poco más de un dólar).

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Debido a que la Secretaría de Movilidad local (Semovi) nunca ha querido regularlos, nadie sabe cuántos moto-taxis existen ni quiénes son los conductores. "No habrá regulación" ha dicho varias veces el titular de la dependencia, Héctor Serrano. Pero tampoco habrá alternativa.

Imagen vía Cuartoscuro.com. Dos microbuses incendiados el pasado 20 de julio en Tláhuac.

Entonces, ahora que la policía local, a cargo de Hiriam Almeida, aparece en la zona luego de que un cártel inoculara Tláhuac, la gente se fastidia porque los moto-taxis desaparecen. Entonces caminan hasta un kilómetro para llegar al metro.

"Después de lo que pasó, muchos ni vinieron a trabajar. Es que te bajan de la moto sin preguntar y es muy molesto. A algunos se los llevan (al ministerio público) sin razones", comentó un chofer que prefirió el anonimato.

***

Lo único que queda del origen lacustre de Tláhuac es el nombre. Si bien el primer camino vehicular se construyó a finales de los años cincuenta, actualmente esta zona es una representación gráfica de lo que significa el crecimiento irregular.

A cada uno de los 360.000 habitantes le corresponde alrededor de 3 metros cuadrados de área verde, una proporción que la Organización Mundial de la Salud considera dañina. Tláhuac es más asfalto deteriorado que parques públicos.

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Las colonias se expandieron de manera tan desordenada que ni siquiera tienen numeración. Es el caso de la presunta casa donde el narcotraficante fue abatido, ubicada en la colonia La Conchita Zapotitlán.

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El capo se dio cuenta pronto que esta delegación es tierra de nadie. Construyó su hogar violando los reglamentos. En La Conchita Zapotitlán se permiten únicamente casas de tres pisos, y 'El Ojos' erigió cuatro.

En las colonias de la clase alta en la Ciudad de México esta irregularidad es motivo de una inspección inmediata, pero no en Tláhuac.

Imagen vía Daniel Melchor. Casa donde fue abatido Felipe de Jesús alias 'El Ojos', la cual excede los pisos permitidos.

Pero los árboles no son los únicos que han sido depredados en este lugar. También el tejido social. El pasado 25 de julio, durante el funeral del capo, decenas de personas vitorearon su nombre.

La tristeza es evidente en el rostro de Antelmo García, un activista que desde hace diez años conforma una red cooperativa de diferentes actividades en Tláhuac como la producción de miel y amaranto, transformación de semillas, medicina tradicional, entre otras.

"Somos la moda ahorita. Hemos luchado por visibilizar la riqueza cultural de Tláhuac y este escándalo nos ubicó hasta el trending topic", relató García. "Te das cuenta cómo el narcotráfico tiene base social. Se muere este tipo y la cantidad de gente que sale a su funeral".

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Para Antelmo la degradación social en el territorio fue evidente desde que en 2015, durante la feria de Santiago Zapotitlán, una festividad supuestamente tradicional, Pérez Luna hizo alarde de tener un narco-corrido dedicado a su vida de narcotraficante.

"Las chinampas (método ancestral de cultivo) que son un potencial agroalimentario están totalmente abandonadas. Es de olvido, de indiferencia. La otra vez estábamos contando a los chinamperos (agricultores) que quedan. ¿Sabes cuántos contamos? 16, nada más", lamentó Antemlo, quien a través de los años ha visto cómo zonas de conservación se han convertido en colonias de asfalto sin nadie que regule su crecimiento.

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