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Italia

Así funciona el tráfico de metanfetamina en el barrio chino de Milán

En el barrio chino de Milán el tráfico de metanfetamina está controlado por clanes chinos, filipinos y rumanos. Después de 7 años de disputas entre dos familias, parece que la guerra ha terminado.
Un maxisequestro di shaboo da parte dei Carabinieri a Roma. [foto via Carabinieri]

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El distrito Paolo Sarpi de Milán lleva sumido en una interminable guerra entre sendas organizaciones criminales desde 2009. Todas luchan por hacerse con el control del territorio.

La larga historia de su contienda se ha escrito a machetazos y a balazos a partes iguales. Los dos clanes son chinos: por un lado está el de los hermanos Wu, Liang y Jin; y por el otro está Wang Bin, un joven nacido en la región de Zhejiang en 1989.

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Parece el guión de la última película de John Woo, pero lo cierto es que se trata de la realidad de un barrio, del Chinatown de Milán. Allí las que fueran antaño bandas juveniles se han convertido en auténticas organizaciones criminales con ramificaciones que conducen desde Italia a Polonia, el inesperado territorio hasta el que se desplegó la última investigación del fiscal de Milán, Luigi Luzi.

El último episodio de la saga lo ha escrito al juez Anna Brennan quien ha redactado la orden de detención en custodia preventiva de 19 chinos, un vietnamita y tres rumanos. Todos han sido acusados de tráfico internacional de estupefacientes. De metanfetamina, concretamente, que habrían estado produciendo, distribuyendo y vendiendo entre las comunidades chinas y filipinas de las regiones de Lombardía, Emilia y de Venento.

¿Qué es la metanfetamina?

La metanfetamina o crystal meth es la misma sustancia que producían Walter White y Jesse Pinkman en la serie de televisión Breaking Bad. Se trata de un clorhidrato de metanfetamina que se vende en pedazos cristalizados que recuerdan a la sal marina.

En Italia, funciona como una especie de droga "étnica", que se consume en karaokes "chinos" y en discotecas "filipinas". De acuerdo con el Observatorio Europeo de las Drogas y la Toxicomanías se estima que 3 millones de usuarios europeos consumen anfetaminas anualmente.

Los proveedores aseguran que un gramo cuesta 30 euros, aunque lo cierto es que se puede producir por 10. En Italia el último decomiso se produjo el pasado 13 de octubre. La policía se incautó de 3,5 kilogramos cuyo valor en el mercado habría podido alcanzar los dos millones de euros.

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La investigación que arrancó en Milán ha llegado hasta Wolka Kosowska, un población enclavada a 25 kilómetros de Varsovia. Se trata de una pequeña aldea plagada de naves industriales. Basta con meterse en Google Earth para descubrir que todos los negocios tienen sus rótulos escritos en mandarín, que es exactamente lo que sucede en la aldea italiana de Prato.

El principal laboratorio que suministraba la sustancia al Chinatown milanés y para clientes de toda Europa estaría escondido en uno de los almacenes polacos.

¿Cómo funcionaba la red de Milán?

En Milán, el grupo de presuntos traficantes lo formaban Shi Xiadi, alis A-Di, y Gao Quanlun, más conocido como Gabri. Sus proveedores habrían variado. A veces eran organizaciones relacionadas con los hermanos Wu, y otras acudían a los esbirros de Wang Bin.

Según los investigadores, Xiadi habría sido el traficante de referencia "directo" no solo para la comunidad china, sino también para la filipina —sostiene la acusación —, cuyos traficantes también incluían al clan filipino de los Mendoza, una familia residente en el barrio milanés de Gallaratese.

En esta red también estarían implicados varios trabajadores independientes, encargados de gestionar el tráfico entre varios clientes distintos, los cuales competirían los unos contra los otros. El nombre de uno de ellos sigue sin ser desvelados. En las llamadas telefónicas interceptadas algunos de los sospechosos se referirían a él como a el "Mónaco", de quien todo apunta a que habría nacido en 1981.

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El primero en referirse a el "Mónaco" habría sido el traficante Zhang Peng, nacido en China en 1993 y con domicilio legal en Barcelona, por mucho que a día de hoy resida de manera permanente en Varsovia. Él mismo habría vendido la droga que le suministraba el Mónaco Ji Pao Pao, otro traficante que operaría en Módena a las órdenes de otro de los cerebros de la trama, Hu Jintao, chino residente en Hungría.

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Según revela la investigación, las primeras pistas sobre la existencia de Zheng Peng salen a la luz en abril de 2014, cuando los Carabinieri interceptan la señal de un paquete que el traficante chino ha enviado a Italia a través de sendos correos vietnamitas. Tras cruzar la región de Tarvisio, el paquete se detiene en Padua. De ahí llegará a Reggio Emilia, y más adelante, a Prato.

Ji Pao Pao y sus correos serían arrestados: ¿ambos transportan 900 gramas de hielo? Sucede que en algún momento del periplo, Ji Pao Pao habría percibido la proximidad del peligro. Así se desprende de las escuchas telefónicas. Eso explica que hubiese propuesto a Zhang y a la mujer de este que se comunicaran a través de WeChat, un servicio de telefonía online que, en principio, no podía ser interceptado.

El proveedor polaco escapa entonces del arresto (aunque es algo que no podrá hacer el 13 de octubre), porque llega tarde al punto de encuentro con los traficantes, el hotel de Reggio Emilia donde se llevará a cabo la redada. El afortunado traficante, al menos durante aquel día, se bajó del tren para acudir a su cita en la estación equivocada.

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La historia de "el Mónaco" resulta todavía más rocambolesca. Los investigadores han intentado rastrear sus movimientos y averiguar su auténtica identidad. Según parece, se habría embarcado en su último vuelo de Milán a Varsovia con un pasaporte robado, lo que habría impedido seguir su rastro.

Lo que parece incuestionable es que el ubicuo traficante es todo un pez gordo, probablemente el principal vendedor de metanfetamina en Wólka Kosowska. Cuando se comunica con Ji Pao Pao por teléfono, Zhang Peng no se refieran a él hasta que la conversación está muy avanzada.

La metanfetamina ha sido descubierta camuflada en el interior de cajas de galletas incautadas en el Chinatown milanés (Foto del comando provincial de la policía de Milán).

El enclave principal en que opera la red de narcotraficantes es la aldea Prato. Y luego, en Milán. En la Toscana, toda las hipótesis apuntan a que el principal traficante sería Lin Faqiang, quien dispondría de un almacén en la calle Pistoiese. Él sería el principal destinatario de todas las drogas que llegan desde Polonia.

Según sostiene la acusación, un vez la carga llegaba a Milán, la droga llegaba almacenada principalmente en cajas dirigidas a dos destinaciones: el mercado Hogkai, ubicado en la calle Cogne, y un apartamento domiciliado en la calle Farini.

El titular de la licencia del mercado sería el traficante disfrazado de mayorista galletero Shi Xiadi. Sin embargo, el auténtico propietario oficial del negocio es un individuo de nacionalidad rumana presuntamente nacido en 1983: Eugen Enache, más conocido como Sergio. Según los investigadores, el grupo de traficantes se encargaba de repartir la droga a domicilio.

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Sergio habría contado a los investigadores que el negocio se originó en Prato, el enclave fundamental de la conexión entre China y Rumanía — el negocio habría arrancado con participación de un mujer rumana nacida en 1990, M.E, hoy convertida en socia del chin A-Di.

Según el mismo Sergio, ambos se habrían conocido durante la época en que ella se prostituía en Prato, donde tanto ella como A-Di residían por aquel entonces. Ambos terminarían trasladándose juntos a Milán, conjuntamente con Vladiva Cerlinca, otro rumano que hacía las veces de proxeneta: conseguía prostitutas rumanas para clientes chinos.

Entre los clientes de Shi Xaobo también se contaría el capo de la banda, Wang Bin, además de Dou Fu, uno de los distribuidores de su mercancía. Y, a partir de aquí, todos los nombres que se barajan en la investigación son los mismos que hace dos años, la primera investigación que asestó un golpe a la violenta trama desplegada en el Chinatown milanés; y, particularmente, a los hermanos Wu.

La pelea y las detenciones

Sucede que Wang Bin es ludópata. Él mismo cuenta a los investigadores que se pasa el día jugando a máquinas de "no ganar". Se dedica a observar a diversos jugadores desdichados que se van con las manos vacías. Y entra para intentar ganar el premio que otros no obtuvieron.

Bin cuenta que gracias a esta técnica gana 3.000 euros al mes. Sin embargo parece que su margen de beneficios no le pertenece del todo legítimamente. Según Wu, Bin se habría quedado con el 30 por ciento de sus emolumentos.

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Durante los primeros meses de 2014 las visitas de Wu para marcar el territorio se hacen cada vez más frecuentes. Y será en marzo de ese mismo año, cuando Wu Liang se presente en uno de los karaoke en los que se ha citado con su rival, provisto de un machete.

En realidad la visita de cortesía machete en mano también será conocida por Dou Fu, su propio distribuidor. Wang Bin logrará escapar ileso de la embestida. Y a la mañana siguiente se pondrá en contacto con el jefe del clan rival. "Me he decidido a llamarle", reproducen los investigadores, "porque en el pasado hemos sido amigos o conocidos, y quería decirle que no había ninguna necesidad de que me tratara como me trató.

Hoy tiene 27 años y cumple sentencia en la cárcel de San Vittore. Su rival, Wu, también ha terminado con sus huesos en la sombra desde junio de 2014. Aquel ataque sería el primero de una serie de ajustes de cuentas que culminarían el 28 de febrero con un tiroteo en pleno centro del barrio de Signorelli, justo delante del karaoke Milan Zhiye.

En aquella ocasión moriría el propietario del restaurante, Hu Xipu, un chino de 36 años. Al parecer había incumplido con los pagos de la extorsión que le exigía Wu para protegerle. Así que fueron a por él, algo que ya había sucedido en multitud de ocasiones en las tiendas de la calle Paolo Sarpi.

Y sin embargo, y pese a la denuncia, las fuerzas del orden nunca llegaron y la comunidad china nunca han colaborado con la justicia.

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