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Estados Unidos

Donald Trump está dificultando que la policía de EEUU persiga a los supremacistas blancos

Para expertos en seguridad pública consultados por VICE News, la tibia condena del ocupante de la Casa Blanca a los ataques racistas en Charlottesville, Virginia, están resultado en una seria amenaza para la paz en Estados Unidos.
Imagen por Chris Kleponis/POOL/EPA
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La administración de Donald Trump en Estados Unidos es tan tibia a la hora de condenar las amenazas que representan los grupos de supremacistas blancos y de neonazis —como los que generaron el asesinato de una mujer y 19 heridos el pasado sábado en Charlottesville— que es posible esperar un pico de violencia por parte de esas organizaciones de ultraderecha.

Así lo han alertado diferentes expertos en seguridad pública, quienes han investigado el extremismo conservador desde antes de la presidencia de Barack Obama. Según los especialistas consultados por VICE News, sólo hasta que el autonombrado supremacista blanco Dylann Roof asesinó en 2015 a nueve afroamericanos que asistían a una iglesia en Charleston, Carolina del Sur, fue que el gobierno de Estados Unidos comenzó a tomar pequeñas acciones para combatir la violencia de la ultraderecha. Y esa omisión es notable hasta ahora.

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"Si tú eres un supremacista blanco y escuchas el lenguaje que expresa la actual administración de Estados Unidos, puedes pensar que la presidencia realmente cree en lo que tú crees; que ellos te respaldan", aseguró John Cohen, un exanalista del Departamento de Seguridad Nacional. "Eso es lo que preocupa a la gente dedicada a hacer cumplir la ley".

Prevenir el ataque racista que ocurrió en Charlottesville requiere una cercana coordinación entre policías locales y el FBI para identificar a las personas involucradas en el movimiento de ultraderecha que ha resultado en una estela de violencia, aseguró John Cohen.

Estas estrategias —que a menudo implican el involucramiento directo de autoridades federales— incluyen acciones tan básicas como la respuesta a las llamadas telefónicas en los números de emergencia de familiares que están preocupados por la salud mental de sus seres queridos, el entrenamiento de líderes comunitarios para identificar signos de radicalización en sus vecindarios y el monitoreo en redes sociales de amenazas racistas.

"En lo que respecta a prevenir ataques contra inocentes, sabemos lo que hay que hacer", aseguró John Cohen. "Ese tipo en Charlottesville (James Alex Fields Jr., responsable de la muerte de Heather Heyer de 32 años) encaja en el típico perfil del agresor. Su familia ya había hablado con la policía".

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Pero incluso con tácticas de prevención tan claras, la administración de Donald Trump ha logrado lavar las culpas de los blancos supremacistas a tal grado que el resultado puede ser que se sientan motivados a generar más actos de violencia, dejando a las policías locales con una mayor responsabilidad y con menos herramientas para perseguirlos.

Días después del ataque racista en Charlottesville, Sebastian Gorka, un consejero del presidente Donald Trump, dijo que los supremacistas blancos "no son el problema", durante una entrevista de radio con el sitio ultraconservador Breitbart.

Para rematar, el presidente Donald Trump dijo ese mismo día que en los encontronazos entre racistas y opositores al racismo en Charlottesville hay "gente buena en ambos bandos".

Trump culpa a supremacistas y también a opositores por la violencia en Charlottesville. Leer más aquí.

Un comunicado interno en el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional, obtenido por el sitio Foreign Policy, ha dejado claro que las amenazas que suponen los grupos de ultraderecha es algo que los encargados de la seguridad pública deben tomar en serio. El memorándum titulado "Las posturas de los supremacistas blancos suponen una violencia letal", muestra que esos simpatizantes del grupo racista Ku Klux Klan son responsables de, al menos, 49 asesinatos en 26 ataques ocurridos entre 2000 y 2016, lo que los ubica como el grupo extremista más letal dentro de Estados Unidos.

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"Estoy muy preocupada por la retórica de esos grupos", expresó Jennifer Daskal, exfiscal en la división de Seguridad Nacional del Departamento de Justicia de Estados Unidos. "Espero que la gente que sigue en el trabajo esté haciendo su labor y esté rastreando las amenazas que surgen de ese discurso de odio".

Mientras los empleados de la ciudad de Charlottesville limpiaban la ciudad, este lunes por la mañana el procurador Jeff Sessions uso el término "terrorismo doméstico" para describir el atropellamiento doloso de un supremacista blanco contra manifestantes que pedían que se removiera del espacio público la estatua de un conocido esclavista.

¿Quién era la mujer asesinada por blancos supremacistas en Estados Unidos? Leer más aquí.

El sábado, el mismo día que ocurrió ese ataque, agentes federales en Oklahoma arrestaron a un hombre que supuestamente intentaría poner una bomba en un banco cercano a un vecindario de población mayoritariamente afroamericana. Y el lunes, el Departamento de Justicia anunció que logró sentencias judiciales contra 89 personas, "la más grande persecución a nivel nacional de individuos ligados a actos violentos por parte de grupos supremacistas".

Ryan Lenz, vocero de la ONG Southern Poverty Law Center, aseguró que es necesaria más inversión en la desradicalización de personas con el objetivo de prevenir futuros ataques racistas. Sólo este año, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos canceló un donativo de 400.000 dólares para la organización civil Life After Hate, los únicos especializados en el país que intervienen en comunidades con una alta presencia de extremistas de derecha.

"Vemos con agrado las sentencias, la justicia, la persecusión de esos supremacistas blancos, pero el mayor problema está a un nivel de policía local", aseguró Ryan Lenz. "Lo que debemos hacer es destinar grandes recursos al hallazgo de esas amenazas antes de que se materialicen".

Para el vocero, confrontar las amenazas de la ultraderecha implica que la administración de Donald Trump debe alejarse de la narrativa de que sólo el "radicalismo del terrorismo islámico" es el que importa en el país.

"La realidad es que al gobierno federal de Estados Unidos le cuesta mucho trabajo reconocer que los propios estadounidenses también pueden ser terroristas", afirmó Ryan Lenz. "¿Es porque un terrorista luce tan normal como tu vecino? Probablemente. Pero a la luz de lo que pasó en Charlottesville, no es posible que la policía y los políticos no tomen acciones para defender las vidas y derechos de todos los ciudadanos del país".

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