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VICE World News

Turquía autoriza los bombardeos contra Estado Islámico desde su territorio

Los aviones norteamericanos y aliados podrán a partir de ahora desplegar sus ofensivas contra Estado Islámico desde el sur de Turquía.
El parlamento turco se reunió este miércoles en Ankara para discutir los bombardeos contra Estado islámico y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán /EPA

Los aviones norteamericanos y aliados podrán a partir de ahora desplegar sus ofensivas contra Estado Islámico desde el sur de Turquía. Paralelamente, los cazas turcos han empezado a bombardear a los guerrilleros kurdos del PKK tanto en Irak como en Turquía.

Turquía ya había suscrito un acuerdo con anterioridad. En aquel, permitía a los aviones de la coalición contra Estado Islámico (EI) liderada por Estados Unidos, operar desde la estratégica base aérea de Incirlik, ubicada al sur del país. Mientras tanto sus propios cazas se concentraban en bombardear las posiciones de los guerrilleros kurdos.

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A partir de ahora los bombarderos estadounidenses y de las fuerzas aliadas podrán desplegar sus ofensivas contra EI desde la base aérea de Incirlik, según anunció el ministerio de Asuntos Exteriores turco ayer miércoles. La operación permitirá que la coalición pueda intensificar su campaña aérea contra los combatientes yihadistas. A partir de ahora podrán arrancar sus misiones a solo 90 kilómetros de distancia de la frontera con Siria.

La decisión supone una significativa vuelta de tuerca en la política exterior turca, que hasta ahora se había resistido a asumir un rol prominente en la batalla contra Estado Islámico, a pesar de las críticas y de la intensa presión internacional que había despertado con su inacción.

Turquía acometió sus primeros bombardeos contra posiciones de EI el pasado viernes, después de que combatientes yihadistas abrieran fuego contra un puesto fronterizo turco y mataran a un soldado. Además, a principios de semana, un presunto terrorista suicida de EI se llevó por delante a 32 activistas pro kurdos en territorio turco.

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Ankara arrancó entonces un campaña prácticamente simultánea contra las posiciones de los miembros del prohibido Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en el norte de Irak y en Turquía. Desde entonces, las fuerzas turcas han desplegado un considerable mayor número de ataques contra el PKK que contra EI, que culminaron en una ofensiva de madrugada. Según las autoridades, los ataques alcanzaron un buen número de las bases y de los almacenes del grupo. Un funcionario declaró a la agencia Reuters que los bombardeos habían sido los más potentes desde que arrancara la ofensiva la semana pasada.

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La desproporción entre los débiles ataques contra Estado Islámico y la enorme ofensiva contra el PKK ha motivado que los activistas kurdos hayan leído el ataque de la administración Erdogan contra Estado Islámico como una burda maniobra de encubrimiento. Desde su punto de vista, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) que dirige Erdogan se ha aprovechado de la situación para intensificar su represalia contra las largamente reprimidas ambiciones políticas y territoriales del pueblo kurdo.

Turquía, al igual que la Unión Europea y que Estados Unidos, considera al PKK como a una organización terrorista debido a su dilatada historia de ataques contra objetivos civiles y militares. Los kurdos llevan 30 años luchando por una autonomía que ya se ha cobrado más de 40.000 vidas.

Sin embargo, un histórico acuerdo de alto al fuego suscrito en 2013 motivó el arranque de un frágil proceso de paz en el sureste de Turquía, donde la población kurda es mayoría. El acuerdo garantizaba ampliar los derechos de la población kurda sometida a restricciones en su libertad por hablar su propia lengua y expresar su propia cultura. Por otro lado, la actitud respecto al PKK también se ha suavizado internacionalmente, gracias al activo rol que han asumido sus miembros para combatir a Estado Islámico en la región kurda de Irak. Allí el PKK lucha junto a las fuerzas peshmerga, que cuentan con el respaldo de Occidente.

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El sábado pasado, el PKK comunicó en respuesta a los severos bombardeos padecidos, que las condiciones que habían suscitado el alto el fuego habían sido violadas y que el gobierno de Ankara era el único responsable de la situación. "Turquía parece haber dinamitado de manera prácticamente unilateral el acuerdo de no agresión establecido por el proceso de paz. No hay otra forma de comprender sus recientes ofensivas", afirmó el lunes a VICE News Zagros Hiwa, portavoz de la Unión de Comunidades de Kurdistán  (KCK), el consejo político ejecutivo del PKK.

"Como Movimiento de liberación del pueblo kurdo que somos nos defenderemos a nosotros y defenderemos a los nuestros contra los ataques de la administración [del presidente Recep Tayyip] Erdogan", proclamó. "Una nueva era de lucha y de resistencia ha empezado para los kurdos".

Desde entonces, el grupo ha desplegado una serie de ataques contra fuerzas del ejército y de la policía turca, que se han cobrado las vidas de varios miembros de las fuerzas de seguridad.

Erdogan afirmó el martes que el proceso de paz es ahora imposible.

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Sin embargo, el partido de la Democracia de los Pueblos (HDP), la formación pro kurda que consiguió entrar en el parlamento turco tras las elecciones de junio, hizo un llamamiento para que se ponga fin a las hostilidades. Así lo declaró su líder, Selahattin Demirtas, quien exigió que se retomara el proceso de paz.

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"Necesitamos diseñar inmediatamente las condiciones para volver a declarar urgentemente una tregua y abrir un nuevo proceso de diálogo", expresó Demirtas, tal y como recogía Associated Press.

El HDP se aseguró un lugar en el parlamento por primera vez en su historia tras rebasar en las urnas, en junio, el umbral del 10 por ciento de los votos que exige la normativa de Turquía. La formidable conquista del HDP impidió, además, que el partido que estaba en el poder, el AKP de Erdogan, se viera desprovisto de la mayoría absoluta que detentaba en el parlamento, ininterrumpidamente, desde 2002. El golpe asestado por el HDP se llevó por delante el plan soñado del presidente de cambiar la Constitución e instaurar un estado presidencial, que le aseguraría un dominio absoluto de la política turca.

En vista del revés padecido, el AKP tiene ahora dos alternativas: o formar un gobierno de coalición o convocar elecciones anticipadas. La disyuntiva ha provocado que muchos de sus rivales políticos hayan vislumbrado en la guerra contra el terror desplegada por la administración de Erdogan, una deliberada estrategia para impulsar la escalada del nacionalismo. De esta forma, la administración desviará la atención sobre sus problemas internos y generará el escenario perfecto para convocar las deseadas elecciones anticipadas.

A pesar de todo, la OTAN comunicó el martes su "inquebrantable apoyo" a Turquía, después de que fuera convocada una reunión de emergencia en Bruselas para discutir los dos frentes abiertos de Ankara en su "guerra contra el terror".

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Miembros representantes de los 28 países de la OTAN expresaron su total solidaridad y su "completo acuerdo" con la causa turca, y condenaron el terrorismo "en todas sus formas". Así lo proclamó el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, en su posterior rueda de prensa.

Sin embargo, los bombardeos contra los kurdos también dejaron al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en una posición comprometida. Gran parte del territorio que separa la frontera turca con Siria, está sostenida por la milicia kurdo siria de las Unidades de Protección Popular (YPG), un movimiento afiliado al PKK que combate ferozmente a los terroristas de Estado Islámico. Los norteamericanos son un socio fundamental en la lucha contra los combatientes yihadistas y ha suministrado a los cazas turcos un apoyo fundamental. Sin embargo, los líderes turcos también han tachado al YPG de "terroristas", y se han mostrado alarmados ante la reciente expansión del territorio controlado por el grupo, debido a su avance en su lucha contra EI.

El portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores turco, Tanju Bilgic, ha expresado que el acuerdo de Incirlik no contemplaba el apoyo de los bombarderos estadounidenses para los kurdos que combaten a EI, informó Reuters.

El lunes, las YPG acusaron a los tropas turcas de haber bombardeado el pasado viernes tanto a los kurdos como a los rebeldes aliados del Ejército Libre Sirio (FSA). La operación fue desplegada en una aldea cercana a Jarabulus, un pueblo controlado por EI, y en la misma resultaron heridos civiles y miembros de la FSA. Acto seguido, el domingo, el ejército turco habría atacado a las posiciones kurdas en la misma aldea y también a un vehículo del YPG al este del enclave fronterizo de Kobane.

"En lugar de atacar a las posiciones ocupadas de los terroristas de EI, las fuerzas turcas atacaron las posiciones de nuestros defensores", expresó la YPG en un comunicado. "No se trata de la actitud adecuada. Apelamos urgentemente a los líderes turcos para que detengan esta agresión y se ciñan a las directrices internacionales. Le pedimos al ejército turco que dejé de bombardear a nuestros combatientes y a sus posiciones".

Horas más tarde, funcionarios turcos aseguraron que estaban investigando los alegatos kurdos y que las posiciones de las YPG no eran ningún objetivo intencionado.

Sigue a John Beck en Twitter: @jm_beck