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VICE World News

Un acuerdo de libre comercio internacional podría suponer un enorme ataque a la protección del medioambiente

Estados Unidos y otras 11 naciones negocian el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico, el cual podría permitir a las empresas desafiar las regulaciones ambientales en los tribunales.
Imagen vía Flickr

Estados Unidos se encuentra en medio de la negociación de un masivo acuerdo de libre comercio que algunos grupos ambientalistas temen socavará leyes que protegen el aire, la tierra, el agua — y la democracia.

El Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP en sus siglas en inglés) incluye a los Estados Unidos y otras 11 naciones del Pacífico, como Australia, Singapur, Japón, Vietnam, Perú y Canadá. Si se aprueba, el pacto cubriría aproximadamente el 40 por ciento de la economía mundial. Defensores del Tratado dicen que la asociación impulsaría el comercio entre los países, así como haría crecer el producto interior bruto de cada nación.

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Pero, teniendo en cuenta anteriores acuerdos comerciales internacionales como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA en sus siglas en inglés) y otros tratados bilaterales, algunos grupos ecologistas temen que este acuerdo pueda erosionar las protecciones ambientales actualmente en vigor y aumentar el poder de las empresas para perforar, cortar, o pescar donde y cuando lo deseen.

Si bien el texto de la propuesta del tratado se ha mantenido en secreto a lo largo de las negociaciones, el año pasado se filtró un borrador del acuerdo de 29 capítulos. Los ecologistas presentado alegaciones a una disposición del acuerdo sobre protección de inversiones, llamado solución de controversias entre inversores y Estados, que legitima a las empresas a ir a los tribunales comerciales internacionales y argumentar que las leyes nacionales están limitando su capacidad de generar ganancias.

Ilana Solomon es directora del Programa de Comercio Responsable del Sierra Club. Ilana cuenta a VICE News que bajo el TPP más corporaciones podrían litigar contra las regulaciones nacionales y locales.

"Las corporaciones están reclamando que las nuevas políticas energéticas y climáticas violan su nivel mínimo de trato", dijo. "A menudo tratan de utilizar una serie de garantías en estos capítulos de inversión y tirar los espaguetis en la pared y ver qué se pega".

La Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo informó que a partir de 2013 se presentaron más de 568 reclamaciones entre inversores y Estados en virtud de acuerdos de libre comercio. El número de reclamaciones iniciadas en 2013 no estaba muy por debajo del récord del año anterior.

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Según Jake Schmidt, director del Programa Internacional del Consejo de Defensa de Recursos Naturales, muchas nuevas empresas tendrán que ponerse en pie para defender estos casos. "Nos exponemos seriamente a que muchas de las leyes que protegen nuestra política medioambiental sean cuestionadas por los tribunales".

Un documento hecho público en abril desde el Servicio de Investigación del Congreso de EEUU, dice que las reglas del acuerdo internacional de inversiones relacionadas con la salud pública, la seguridad o la regulación ambiental no pueden considerarse una expropiación de los beneficios empresariales, lo que podría mitigar algunos temores acerca de un posible impacto del TPP en las protecciones normativas existentes.

Y por su parte, el Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR), la oficina que supervisa el desarrollo de normas de comercio internacional de EEUU, dice que el acuerdo "reafirmará el derecho de cualquier gobierno signatario del TPP a asegurar que las inversiones en su territorio se efectúen teniendo en cuenta de una forma sensible al medio ambiente, la salud, u otros objetivos de normativos". Según el USTR, Estados Unidos ya tiene acuerdos de solución de reclamaciones entre inversores y Estados, con seis de los 11 países que participan en las negociaciones del TPP.

"No hay nada en el TPP que impida a un gobierno regular en el interés público, ya sea para la protección del medio ambiente, salud y seguridad, o cualquier otro objetivo relacionado con el bienestar público", dijo el USTR en una declaración a VICE News. "Por el contrario, estamos trabajando en el TPP para aumentar la protección del medio ambiente en la región Asia-Pacífico y abordar los desafíos regionales críticos como el tráfico ilegal de vida silvestre, la tala ilegal y la pesca pirata."

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Precedentes jurídicos parecen apoyar ambos lados.

Bilcon, una compañía de energía estadounidense, ganó a principios de este año un caso contra Canadá, que había negado el plan de la empresa de ampliar una cantera de grava en Nueva Escocia. Los gobiernos nacionales y provinciales rechazaron la propuesta por motivos ambientales. En virtud de los estatutos del NAFTA, Bilcon ahora podría cobrar daños y perjuicios de hasta 300 millones de dólares.

En un caso anterior, una comisión de arbitraje se alineó con el gobierno de Estados Unidos en una demanda contra Methanex Corporation con sede en Canadá, un proveedor de metanol para los productores del aditivo de la gasolina MTBE — una sustancia prohibida bajo la ley estatal por razones de salud y medioambiente de California. Methanex reclamó daños y perjuicios por valor de 970 millones de dólares debido a la prohibición del estado.

Solomon dice, que pese a las garantías del gobierno, a su organización le sigue preocupando que el TPP amplíe la cantidad de ataques corporativos contra las regulaciones ambientales nacionales. Alrededor de 9.200 filiales estadounidenses de empresas de países del TPP tendrían nuevos poderes para poner en marcha los casos de reclamaciones entre inversores y Estados contra el gobierno federal, según Public Citizen, un grupo de defensa de los intereses de los consumidores, think tank y lobby. Los países incluidos en el tratado podrían hacer frente a los desafíos de 19.200 filiales.

Kyle Ash, de Greenpeace Estados Unidos, dice que el secretismo de las negociaciones del TPP refleja el verdadero objetivo del tratado. "No se trata sólo de comercio — se trata de la reducción de la supervisión pública, se trata de la ampliación del amiguismo corporativo", dijo a VICE News.

Solomon se hizo eco de la preocupación de Ash. "Una vez que entendemos quién ha estado involucrado en la conformación del tratado y quién ha sido apartado, es mucho más fácil entender quién se beneficia más del acuerdo", dijo a VICE News. "En muchos casos, serán algunos de los mayores contaminantes del mundo."

Sigue a Emma Foehringer Merchant en Twitter: @emmafmerchant

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