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Un juez afirma en una sentencia revolucionaria que las terapias de reorientación constituyen un fraude

Un juez declara que las terapias de reorientación —los métodos de "curación" orientados a los homosexuales— constituye un fraude.
Imagen vía Wikimedia Commons

En una sentencia sin precedentes, un juez ha declarado que la "terapia de reorientación"-una serie de métodos enfocados a la "curación" de los homosexuales a través de un tratamiento y un estilo de vida extremadamente restrictivo- constituye un delito porque define erróneamente la homosexualidad como un trastorno.

Un juez del Tribunal Supremo de Nueva Jersey emitió esta sentencia en el sumario parcial de un juicio presentado contra JONAH (Judíos Ofreciendo Nuevas Alternativas para la Curación), una agrupación que realiza este tipo de terapias y que supuestamente tenía clientes que golpeaban efigies de sus madres, se desnudaban en círculos alrededor de su consejero e incluso se intentaban quitar el uno al otro dos naranjas que supuestamente simbolizaban sus testículos.

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La empresa incitaba a sus clientes a recibir el tratamiento -cuyo coste era de 100 dólares por sesión individual y 60 dólares por la sesión grupal-, alegando que la homosexualidad era una enfermedad, afirman cuatro ex clientes en la demanda.

El juez Peter Bariso declaró que cualquier compañía que relacione la homosexualidad con un desorden mental está cometiendo un fraude. Bariso también se negó a escuchar el testimonio de "expertos" en terapias de conversión, defensores de la JONAH, y aseguró que se trata de una "ciencia basura". El juicio está programado para el próximo 1 de junio.

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Actualmente, no hay leyes que prohíban las terapias de "conversión" para adultos en Estados Unidos. Sam Wolf, uno de los abogados que representa a los demandantes en el caso de Nueva Jersey, ha explicado a VICE News que esta sentencia allana el camino para poner fin a esta práctica destructiva.

"Esto es una advertencia para todas los terapeutas de reconversión en todo el mundo"

"Esto es una advertencia para todos los terapeutas de reconversión en todo el mundo", explica Wolfe a VICE News, abogado del Centro Sureño para la Ley de Pobreza.

La declaración del juez no significa necesariamente que la asociación JONAH sea condenada por delito de fraude. El abogado de JONAH, Charles LiMandri, declaró a VICE News que la organización judía solo considera la homosexualidad como trastorno "de acuerdo con el plan de Dios", y que cada grupo tiene derecho a su propia libertad religiosa.

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"No estamos contentos con esta sentencia pero, de todos modos, no creemos que ello vaya a incidir en el resultado del caso", afirmó LiMandri a VICE News. También aseguró que los clientes de JONAH pagaron al consejero que trató a los pacientes, pero no a la organización propiamente. Además, el abogado añadió que el consejero nunca usó la palabra "trastorno".

"El consejero está haciendo lo que se conoce como "coaching" personal para estas personas", esgrimió LiMandri.

La Asociación Estadounidense de Psiquiatría dejó de asociar homosexualidad como "trastorno" en la década de los 70, pero solo en los últimos 10 años algunas de las asociaciones más destacadas han denunciado esta práctica de reconversión, afirmó Shannon Minter, el director del Centro Nacional para los Derechos de las Lesbianas.

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Recientemente, California, Nueva Jersey y Washington, DC aprobaron una ley que prohíbe estas terapias de reconversión para menores. Más de 20 estados están considerando leyes similares, dijo Minter.

"Es realmente urgente proteger a los menores porque no están tomando ellos mismos sus propias decisiones", afirmó Minter, apuntando al hecho de que estas sesiones suelen prolongarse durante años. "La media de edad del colectivo LGBT ha caído drásticamente. Tenemos a jóvenes que tienen entre 8 y 9 años que se identifican con este colectivo, y muchos de sus padres no están preparados para afrontarlo. Esto hace especialmente vulnerables a los más jóvenes"

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El daño psicológico puede ser devastador. El ex paciente Mathew Shurka, quien empezó las sesiones a los 15 años de edad en Great Neck, Nueva York, pasó años sin hablar con su madre y sushermanas siguiendo las órdenes de su terapeuta. Shurka explicó a VICE News que estuvo al borde del suicidio después de que su depresión se agravara.

A sugerencia de su padre, Shurka empezó el "tratamiento" y a obsesionarse con la recuperación de su orientación siguiendo con dedicación las recomendaciones de su consejero. Shurka rechazó intercambiar más que pocas palabras con su madre después de que su terapeuta le limitara todo tipo de contacto con cualquier mujer, para así reducir su propensión a las cualidades femeninas.

El terapeuta de Shurka -tuvo hasta cuatro distintos durante los cinco años de tratamiento- también le animaba a que viera todo tipo de pornografía y a que se masturbara en cualquier mmento que tuviera una erección, especialmente si se sentía atraído por otro hombre.

"Si tenía una erección fuerte, me decían que debía ir al baño más cercano y eyacular porque no querían que en ningún caso vinculara mi erección con un chico. Preferían que me masturbara", recordó. "Cuando era adolescente, me masturbaba en todo momento. Yo ya lo hacía de por sí, pero es que además me incitaban a ello". Mientras tanto, la atracción de Shurka hacia otros hombres continuaba creciendo. En los últimos años de su adolescencia se enamoró, pero su terapeuta le dijo a su padre que intentara convencer al novio para que lo dejara. Meses más tarde, Shurka, con el corazón roto, aprendió la lección y dejó de hablar a su padre y al terapeuta. Pero nuevamente regresó al tratamiento, en esta ocasión con su primer terapeuta de JONAH, quien le dijo que nunca sabría lo que es el amor si no se enamoraba de una mujer.

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"Me fui de la terapia y no pagué", recalca Shurka, que ahora es un activista en contra de esta práctica.

Ryan Kendall, un amigo de Shurka y un ex paciente en terapias de reconversión, también hace campaña para poner fin a este tipo de prácticas que, según ha explicado a VICE News, han dejado en él "heridas perdurables". Cuando tenía 14 años, los padres de Kendall -cristianos conservadores de Colorado Springs- le enviaron a un especialista. Cuando cumplió 16 años, se fue de casa.

"Pasé unos 10 años muy deprimido y arruiné mi educación", dijo Kendall. Ahora, con 23, se ha recuperado y se ha graduado en la Universidad de Columbia.

"Esto casi acaba conmigo, dijo. "Después de salir de ahí, vi que otras personas estaban pasando por lo mismo, y que tenía que hacer algo para acabar con todo aquello."

Sigue a Meredith Hoffman en Twitter: @merhoffman

Imagen vía Wikimedia Commons