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Venezuela castiga al chavismo con el holgado triunfo de la oposición en las legislativas

Los resultados de las elecciones parlamentarias desplazan del poder al gubernamental partido socialista por primera vez desde que Hugo Chávez inició la revolución bolivariana.
Photo de Fernando Llano/AP
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La oposición venezolana ha ganado las elecciones de la Asamblea Nacional tras 17 años de hegemonía del chavismo en un duro varapalo para el actual presidente Nicolás Maduro y la revolución bolivariana, iniciada por su predecesor Hugo Chávez.

Con el 96% de los votos escrutados y 22 asientos pendientes de asignación, la Mesa de la Unidad Democrática [que aglutina a la oposición chavista] logró doblar en número de diputados, 99, al Partido Socialista Unido de Venezuela [el partido gubernamental conocido por las siglas PSUV], que obtuvo 46. Esta es la primera vez que el PSUV pierde el control de la legislatura desde que Chávez llegó al poder en febrero de 1999.

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"Venezuela necesitaba un cambio y este cambio ha empezado", aseguró Jesús Chuo Torrealba, secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, en un discurso realizado inmediatamente después de conocerse los primeros resultados oficiales. Chuo señaló que esto no es el cambio "de una nueva mayoría para aplastar a una minoría" y llamó al diálogo y al entendimiento entre hermanos para que el país avance.

Maduro, por su parte, reconoció la derrota en un discurso dirigido al pueblo venezolano que se emitió en todas las cadenas nacionales.

"Hemos venido con nuestra moral, con nuestra ética, a reconocer estos resultados adversos, a aceptarlos y a decirle a nuestra Venezuela que ha triunfado la Constitución y la democracia", afirmó Maduro sentado al lado de un bandera venezolana y delante de un cuadro de Simón Bolívar —  icono del movimiento independentista que recorrió Sudamérica en el siglo XIX.

¿Caza de brujas en Venezuela? Políticos, pero también activistas y ciudadanos en la mira. Leer más aquí.

Los resultados del domingo no significan sólo un duro golpe para el chavismo en Venezuela, sino también un toque de atención para toda la generación de líderes izquierdistas de Latinoamérica que llegaron al poder entre finales de los 90 y principios del nuevo milenio y que ahora pasan horas bajas debido a diversos escándalos de corrupción y a situaciones económicas complicadas.

Hace dos semanas el empresario Mauricio Macri ganó las elecciones presidenciales de Argentina, venciendo así al candidato elegido para suceder a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff [del Partido de los Trabajadores] afronta, un proceso de destitución.

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La presidenta de Brasil, a un paso de ser juzgada por presunta manipulación de cuentas. Leer más aquí.

En Venezuela, la oposición ha sabido sacar rédito electoral de la recesión ligada a la dependencia económica del país sudamericano respecto de las exportaciones de petróleo.

El chavismo había construido su apoyo en base a programas sociales y subsidios para los pobres financiados gracias a los beneficios procedentes de estas exportaciones, que se han derrumbado debido a la caída de los precios del petróleo.

Hoy los venezolanos están sufriendo debido a los recortes en productos de primera necesidad que sólo pueden conseguirse tras horas de colas interminables, y a veces, ni tan siquiera tras estas inacabables esperas. El país sufre además de una inflación de tres dígitos y de un crimen rampante.

En su discurso televisado, Maduro atribuyó su derrota a la "guerra económica" provocada por el "capitalismo salvaje" y alimentada por una oposición "desleal".

Pero aunque el discurso de Maduro estuvo repleto de duras referencias, el pronto reconocimiento de su derrota contrasta con las amenazantes declaraciones realizadas antes de las elecciones en las que aseguró que "nunca permitiría" la victoria de la oposición.

La tensión que vive el país viene de lejos y ha ganado terreno al calor de la proliferación de incidentes violentos, incluyendo el asesinato de un miembro de la oposición durante un acto de campaña que tuvo lugar el pasado mes de noviembre.

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Crece la tensión en Venezuela tras el asesinato de un candidato de la oposición. Leer más aquí.

Sin embargo, el domingo electoral se desarrolló pacíficamente y sin altercados de importancia con el chavismo concentrando todas sus fuerzas en sus bastiones tradicionales.

Aún era de noche en Caracas y en el populoso barrio del 23 de Enero, donde el chavismo siempre ha gozado de un amplio apoyo, una furgoneta con unos enormes altavoces tocaba diana. Era la señal en las zonas chavistas para despertar a la gente e instar al electorado a depositar su voto y cumplir así con el deber cívico de la democracia.

A las 5 y media de la mañana, cuando aún no se habían abierto los centros electorales, en la Biblioteca La Cañada, una fila de diez personas aguardaba su turno para votar. "Vengo tempranito para tener la tarea hecha y cumplir con la revolución", dice Ana Sanz, vecina del 23 de Enero desde hace 40 años. " La pelea es peleando y esto es con votos", repite.

Pero los electores que apoyan a la oposición también se levantaron temprano.

"Yo espero que haya un cambio, este país ha sufrido demasiado y necesita un cambio, no podemos soportar más", dijo Antonio Hernández. Al lado, una señora se persignaba y sentenciaba "Venezuela está en manos de Dios".

Si un domingo normal en Caracas contrasta de modo abrumador con el trasiego de los días laborables, durante la jornada electoral las calles parecían las de una ciudad fantasma. Los centros comerciales cerraron, apenas había restaurantes abiertos y los que lo estaban, lucían abarrotados, como los alrededores de algunos centros electorales.

El ruido no volvió a las calles hasta el anuncio de los primeros resultados. El triunfo de la oposición se convirtió en una fiesta con fuegos artificiales, bocinazos y banderas venezolanas ondeando por el cambio.

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