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El VIH sigue esparciéndose en Chile y muchos ni siquiera saben que son portadores

En la última década, el número de infecciones se ha duplicado. Hoy, cerca de 25.000 personas son tratadas contra el virus y las autoridades estiman que otros 14.000 podrían estar viviendo con VIH sin saberlo. Indígenas y jóvenes, los más afectados.
Un malade du VIH dans un hôpital (Photo par Claire Ward / VICE News)
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_Para este reportaje VICE News se ha asociado con la _University of British Columbia's Graduate School of Journalism_ y International Reporting Program para Hidden in Plain Sight: Stories of HIV and migration in Chile._

Cuando Ana supo que era VIH positivo hace seis años, no había escuchando nunca de la enfermedad.

Vivía en una en una región rural al sur de La Araucanía, y como miembro de la comunidad indígena Mapuche su conocimiento de la salud chocaba con la medicina occidental.

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"Los mapuches tienen esta expresión: 'uesá kutrán', enfermedades malignas traídas por los huinca", dice Ana, usando el término que designa a las personas no indígenas.

El hecho de que el VIH sea visto como una enfermedad ajena a ellos evita que muchos mapuches portadores del virus tengan acceso al cuidado necesario. Esto es especialmente cierto en La Araucanía, corazón de la comunidad Mapuche, donde uno de cada cuatro infectados desconoce que son seropositivos, según informan los expertos.

Ana, quien pidió no usar su nombre real a causa del estigma asociado al VIH en su comunidad y en Chile, vivió con el virus durante dos años sin saberlo antes de tener el diagnóstico. A pesar de que ahora se encuentra en tratamiento antirretroviral, no se lo ha contado a nadie de su familia ni de su comunidad.

"Vivimos en pequeñas comunidades y odiaría que mi familia fuera rechazada", dijo.

La violencia entre terratenientes y los indígenas de Chile sigue empeorando. Leer más aquí.

El estigma del VIH no es un asunto sólo de los mapuches, es un problema en todo el país y es también la causa de un aumento de casos de personas infectadas.

En la última década, el número se ha duplicado. Hoy, cerca de 25.000 personas son tratadas contra el virus en Chile, y las autoridades estiman que otros 14.000 podrían estar viviendo con VIH sin saberlo.

Mientras el número podría aún parecer pequeño en comparación con los países vecinos, los expertos se preocupan acerca de la exactitud de la información del gobierno. Dicen que unas 50.000 personas podrían estar viviendo con VIH en el país.

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"Las políticas son muy débiles", dice Carlos Beltrán, reconocido inmunólogo y jefe de SIDA-Chile, una organización dedicada a detener la propagación del VIH. Afirma que el estigma, junto con políticas obsoletas para diagnosticar y tratar la enfermedad, conducen a un aumento de nuevos casos.

"La prevención se basa en campañas públicas que promueven el uso de preservativo, pero el alcance de estas campañas dentro de la población es muy corto", explicó.

Mira VICE News' The silent rise if HIV in Chile:

Mientras el cuidado de la salud en Chile es gratuito y el acceso universal a los antirretrovirales está garantizado por la ley, el tratamiento no se apega a las últimas pautas internacionales. Tampoco se ofrecen pruebas rápidas ni hay clínicas móviles, las cuales son medidas estándar para el diagnóstico en otras partes del mundo, incluyendo partes del África Subsahariana.

El doctor Beltrán se ha mostrado preocupado porque las autoridades no reconocen que Chile está entrando en un momento fundamental en la lucha contra el VIH, y si las políticas no cambian su curso, el virus continuará expandiéndose.

"No vemos que las autoridades estén conscientes del momento que estamos viviendo, ni de la necesidad de actuar urgentemente en términos de acceso y diagnóstico", dijo.

'Vivimos en pequeñas comunidades y odiaría que mi familia fuera rechazada'.

El diagnóstico pobre y las estrategias de tratamiento no son el único problema en Chile. La educación sexual es deficiente a tal grado que en 2015 las políticas nacionales obtuvieron el peor lugar en la Latinoamérica dentro de las listas de la Federación Internacional de Planificación Familiar.

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Esto es crucial, ya que la transmisión sexual es la principal forma en la que el VIH se contagia.

"Cuando finalmente preguntamos cuántas escuelas tenían educación sexual, la respuesta es que muy pocas la tienen", afirmó David Palma Díaz, investigador de salud sexual para la Fundación Iguales, una organización LGBT en Santiago.

Esto ha tenido un impacto significante en los nuevos diagnósticos en personas menores de 19 años. De acuerdo con un reporte realizado por el Ministerio de Salud, el número de nuevos casos registrados entre 2009 y 2014 en este grupo era un 74 por ciento más alto que en los pasados cinco años.

"Si el día de hoy es 74 por ciento y todo continúa igual, en cinco años el número se va a duplicar", informó Palma Díaz.

En ningún otro lugar el aumento de la enfermedad es más evidente que en la ciudad de Arica, al norte de Chile. Los índices de infección ahí son los más altos del país, y los menores de 19 años son cuatro veces más propensos a ser diagnosticados con VIH que sus contemporáneos en cualquier otra parte de Chile. Eso es en parte porque el uso del preservativo no es una práctica común en Arica.

Un club nocturno en Arica, Chile. (Imagen por Jon Hernandez / VICE News).

La propagación del virus aquí es tan alarmante que las autoridades de salud locales lanzaron una controversial campaña llamada 'Arica tiene VIH'. Parte de sus soluciones a nivel regional incluían el equipamiento de una clínica en el centro de Arica con máquinas para hacer pruebas de VIH.

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Es uno de los únicos dos lugares en todo el país donde uno puede entrar sin tener cita y realizarse la prueba.

"Tenemos una gran inconsciencia del problema en Arica. Esto es, en parte, razón por la cual la gente no usa preservativos", dijo Liliana Muñoz, una trabajadora social en la clínica. Parte de su trabajo involucra implementar estrategias de intervención, en este caso, repartir preservativos en los clubs nocturnos.

"Aún hay muchos prejuicios. El señalamiento y la discriminación son los principales frenos cuando se trata de hablar sobre pruebas de VIH en la región", explicó Muñoz.

El sida afecta a dos millones de personas en América Latina. Leer más aquí.

Oficiales del gobierno admiten que su respuesta ante el VIH no ha sido fuerte. En un reporte publicado en 2013 por ONUSIDA, el programa nacional de VIH de Chile se calificó a sí mismo con un 4 sobre 10 al momento de evaluar sus estrategias de prevención.

"El Ministerio de Salud tiene un compromiso con la salud de todos en Chile, así que la política debe considerar las necesidades y derechos de la población entera", afirmó Irene Escribano, encargada del Programa Nacional de Prevención de VIH/SIDA de Chile.

Dijo que el virus afecta generalmente a la población marginada, como los jóvenes y grupos indígenas, lo que dificulta poder brindarles el tratamiento necesario y contribuye a que el virus siga esparciéndose.

"Es difícil acercar a estos grupos a todos los recursos disponibles del país: diagnósticos, acceso al tratamiento antirretroviral y otros servicios que podrían mejorar su calidad de vida", detalló Escribano. "Necesitamos integrar al sistema de salud a todos aquellos que viven con el virus del VIH y no lo saben".

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Una persona que lleva activamente a la gente a recibir el tratamiento es Ruth Antipichún, quien es sanadora mapuche. Se ha asociado con una clínica pública en Lampa, un pueblo a las faldas de Santiago, para proveer un acercamiento intercultural al tratamiento del VIH/SIDA.

Ruth Antipichún métodos de sanación tradicional para ayudar en el tratamiento de los síntomas de VIH y dar a sus pacientes una mejor calidad de vida. (Imagen por Peter Mothe/VICE News).

Este tratamiento combina las prácticas tradicionales mapuche, como el uso de plantas medicinales y ceremonias espirituales junto con los antrirretrovirales. Ella cree que es la mejor manera de conectar a los mapuches VIH positivos con la medicina, manteniendo también una conexión con sus tradiciones.

"Nuestra Ñuke Mapu [Madre Tierra] tiene algo para cualquier enfermedad en nuestro cuerpo", dijo Antipuchún. "La naturaleza está ahí para ayudarnos con los síntomas del VIH/SIDA".

Esta medida es un paso más para romper el estigma que aún está fuertemente asociado con el VIH en las comunidades indígenas de Chile.

Ana se mantiene firme y cree que a menos que las actitudes cambien cuando se trata de hablar sobre VIH, las políticas del gobierno no mejorarán y el virus continuará esparciéndose en todo el país.

"Si el gobierno no canaliza los recursos en esto", dice, "No puedo ver cómo podemos reponernos de esta enfermedad como sociedad".

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