Imagen por Philimon Bulawayo/Reuters
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Los grupos conservacionistas, los mismos que alzaron su voz para denunciar la exportación de 60 elefantes coordinada por el gobierno del país el año pasado — la mitad de los cuales partieron rumbo a China, donde los animales son enormemente valorados por sus colmillos — se han abstenido de hacer declaraciones. Se estima que alrededor de 54.000 de los 80.000 elefantes de Zimbabue viven en el parque nacional de Hwange. Se trata de una cifra cuatro veces mayor de la que el parque, en teoría, debería de acoger. El caso es que se espera que la sequía empeore las condiciones, ya de por sí desesperadas, y que los recortes del suministro de agua en Hwange, se recrudezcan. En realidad en Hwange no hay ríos y depende de los donantes para comprar combustible, para extraerlo de sus pozos subterráneos. El periódico de propiedad privada Zimbabwe Independent ya denunció en febrero que Bubye Conservancy, una reserva natural privada situada al sur de Zimbabue, podría verse obligada a sacrificar a 200 leones para reducir la superpoblación del poderoso felino. Muchos cazadores han querido distanciarse de Zimbabue en los últimos meses. El director general de Bubye, Blondie Leathem, ha contado en las páginas del rotativo Independent que tras la brutal cacería del famoso león Cecil el año pasado, las visitas al parque habrían disminuido. Cecil fue abatido brutalmente por un dentista estadounidense a mediados del año pasado y su muerte desató feroces reacciones en las redes sociales y entre los conservacionistas de todo el mundo. Walter Palmer, un cazador que llevaba todo la vida recorriendo grandes parques naturales de todo el mundo con su rifle, un tipo oriundo de Minnesota, fue vapuleado por propios y extraños después de cazar a Cecil a principios del verano pasado. Cecil no era solo una de las atracciones del parque, sino que, en el momento de su muerte, estaba siendo objeto de un estudio como parte de un proceso de investigación dedicado a los leones en peligro de extinción. Zimbabue ya había exigido extraditar a Palmer por el asesinato de Cecil. Sin embargo, en septiembre del año pasado el dentista ya advirtió que no podía ser imputado puesto que tenía en su poder los permisos necesarios para cazar. El dentista fue objeto de una auténtica caza de brujas en Estados Unidos una vez su identidad fue desvelada, especialmente después de que confesara su crimen. Palmer decidió interrumpir su trabajo durante 2 meses, a la vista del gran número de activistas y defensores de los derechos de los animales que se plantaron a la salida de su consulta poco después de que su identidad saliera a la luz. Palmer fue objeto de toda suerte de amenazas, unas amenazas de las que tampoco escapó su familia. Sigue a VICE News En Español en Twitter: @VICENewsEsLos Emiratos Árabes planean construir una montaña artificial para que llueva de verdad. Leer más aquí.