Metanfetaminas y cárteles en Filipinas: la trampa del shabu (Trailer)

A comienzos de 2015, el ciudadano mexicano Horacio Hernández Herrera, presuntamente tercero al mando del tristemente célebre cártel de Sinaloa, fue detenido en la capital de Filipinas, Manila, en medio de una redada de drogas por un valor de 12 millones de pesos [255.000 dólares].

La detención de Herrera sucedió mientras las autoridades filipinas confirmaban que no sólo los cárteles mexicanos son quienes compiten por un trozo del cada vez más grande negocio de tráfico de drogas en el país, sino que existe una alianza con la mafia china para hacerlo.

¿Y cuál es la droga elegida en Filipinas? El shabu: el nombre local para el cristal de metanfetamina, presente en más del 90 por ciento de los barrios de la capital.

Mientras la popularidad del shabu se ha disparado en la última década — en parte por su capacidad para permitir que los filipinos más pobres puedan trabajar más horas — el enganche a esta droga en Manila ha alcanzado un punto crítico, mientras las tasas de desempleo siguen siendo muy elevadas y los pactos entre las pandillas, la policía y el gobierno local son un hecho consumado.

Mientras Herrera espera por su juicio en la capital, VICE News investiga el narcotráfico en Filipinas. Visitamos el distrito Tondo de Manila, una zona portuaria abrumada por el shabu, hablamos con los distribuidores que defienden su territorio y con agentes de policía que tratan de lidiar con las porosas fronteras, un poder judicial atrofiado, y — su enemigo más complejo — la galopante corrupción dentro de las propias fuerzas.

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