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Aproveché para hablarle del caso colombiano. Él sabía que estábamos entre "los países más minados del mundo" pero se sorprendió cuando le dije que somos el segundo país con más víctimas por minas después de Afganistán (11.000). Ni se imaginaba que compartíamos tan cerca una tragedia. En Camboya es común ver a vendedores ambulantes mutilados o con deformaciones físicas por causa de las minas. No es un tema de viejos o generaciones pasadas. Quince días después de nuestra primera charla, dos niños pisaron una mina al norte del país. Sobrevivieron pero quedaron heridos.Salvar vidas se convertiría en una terapia para lidiar con el pasado.
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El campo camboyano, al menos en el norte de país, es similar a los paisajes de los Montes de María en Colombia.
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