Conoce a las monjas pachecas del Valle de San Joaquín

El año pasado, en octubre, el gobernador de California Jerry Brown aprobó la Ley de Regulación y Seguridad de la Mariguana Medicinal que pide a las jurisdicciones locales desarrollar sus propias regulaciones con respecto a la mariguana para el 1 de marzo de 2016 o ceder su autoridad al gobierno estatal. Como resultado, 19 ciudades en todo el estado decidieron prohibir los dispensarios de cannabis antes de la fecha límite y muchas otras están considerando implementar prohibiciones o restricciones.

Una de esas ciudades es Merced, que se ubica en el Valle de San Joaquín, al norte de California, donde los legisladores locales votaron para imponer un moratorio en el cultivo de mariguana para uso medicinal hasta que la ciudad decida qué hacer.

En el período previo a la votación del concejo municipal, los opositores principales fueron las Hermanas del Valle, un par de mojas new age que cultivan mariguana para uso medicinal en el garaje de la hermana Kate, una monja de la tercera edad que es la fundadora del grupo. Las Hermanas se dedican a cultivar cepas de cannabis ricas en CBD, un elemento no sicoactivo de la mariguana, y a vender ungüentos medicinales, infusiones y otras cosas por Etsy.

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A pesar de que las Hermanas del Valle visten hábitos, no son monjas en el sentido tradicional. La hermana Kate y su socia, la hermana Dee, no siguen ningún tipo de religión organizada sino que se ven a sí mismas como una hermandad espiritual devota a la mariguana de uso medicinal. VICE habló con la hermana Kate sobre la lucha de las Hermanas contra la prohibición y su compromiso de fabricar mariguana medicinal siguiendo el calendario lunar.

VICE: ¿Quiénes son las Hermanas del Valle? ¿Qué representan?
Hermana Kate: Si eres una hermana, representas el orden, la limpieza, la eficiencia y la honestidad. Un día me puse a pensar "¿Qué puedo hacer que sea autosustentable, que sea una hermandad, que se mezcle con la espiritualidad y con la Madre Tierra?" y se me ocurrió formar las Hermanas del Valle. Queremos ser un grupo autosuficiente dirigido por mujeres y con mujeres como propietarias.

¿Y por qué usan hábitos?
Escogimos ese uniforme porque la gente se identifica con él muy rápido. Pero nunca ocultamos el hecho de que no somos monjas católicas: somos una hermandad new age. Tratamos de operar basándonos en lo que harían nuestras madres. Fabricamos nuestra propia medicina de la luna nueva hasta la luna llena, trabajamos todos los días con nuestros hábitos puestos, hacemos ceremonias para rezar y nos enfocamos en la medicina. Cuando hay luna llena, descansamos por dos semanas. Durante ese tiempo nos relajamos y salimos [sin los hábitos puestos].

Ninguna de las personas que trabaja con nosotros tiene la obligación de ponerse el hábito a menos que se sienta cómoda. Sí hacemos votos pero nuestro compromiso es con los ciclos de la tierra y con las plantas.

¿Te preocupa que cierren la hermandad?
[El concejo municipal de Merced] puede cerrarla. Pero ya les dejé muy claro que van a tener que pasar sobre mi cadáver.

¿Cómo describirías tu espiritualidad como "monja" autoproclamada?
Creo que hay muchas mujeres que no conocen el concepto de hermandad, de una hermandad que se apoya. Nunca me atrevería a decir que tratamos de ser como las monjas católicas porque no es cierto. Tratamos de hacer algo basado en el activismo que se enfoque en el planeta y en la Madre Tierra. En lo que sí somos muy estrictas es en ser veganas durante los ciclos lunares cuando producimos nuestra medicina. Somos veganas dos semanas al mes porque eso ayuda a la Madre Tierra. Eso para mí es como poner una rama de olivo al viejo concepto de hermandad. Queremos ser mujeres empoderadas que aporten algo a la cultura del activismo.

¿Podrías explicarme cómo cultivar mariguana es una práctica espiritual para las Hermanas?
La cultura del cannabis, de los pachecos, es un poco ofensiva para los que hemos sostenido una pipa para pacientes con Parkinson y que hemos visto cómo después de una sola fumada dejan de temblar y pueden pararse y hacerse un té como una persona normal. Para mí, la espiritualidad es una buena forma de desarrollar una ética en mi negocio. Es un modo de trabajo que requiere excelencia, alta calidad, una intención y un propósito. Tener eso en mi vida diaria me nutre. Pero es más que eso. Mientras seamos mujeres honorables y vistamos el hábito con orgullo, vamos a ser el contrapeso de la cultura pacheca.

¿Qué tan importante es el cannabis para esa espiritualidad?
Nuestra cultura de hermandad no se trata sólo del cannabis. La espiritualidad consiste en seguir la sabiduría milenaria, plantar conforme a los ciclos lunares, cosechar conforme a los ciclos lunares y participar en las actividades que nutren el alma. Estamos tratando de crear un estilo de vida en el que metemos nuestras manos en la Madre Tierra durante las primeras horas del día, hacemos tareas de oficina en la tarde e incluimos un poco de espiritualidad en ese horario.

No le rezamos al cannabis. De hecho, me dio mucha risa cuando una persona insinuó que le rendíamos honores a la planta. Pero no. Lo que hacemos es poner nuestra energía sanadora en el cultivo y fabricar la medicina que hacían nuestras madres.

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