Hablamos con personas que han vivido el terremoto de México
Fotografía por Rogelio Velázquez

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Hablamos con personas que han vivido el terremoto de México

"Aún hay gente entre los escombros".

Cientos de personas corren de un lado a otro. Unos, con megáfonos, dan órdenes, pocos las respetan. Traen palas, picos, cascos y botellas de agua. Son ciudadanos que han acudido a apoyar las labores de rescate para poder sacar con vida a las personas que aún se encuentran debajo de los escombros: hace unas horas un terremoto de 7,1 grados los sepultó bajo toneladas de cemento. Saben que hay gente viva ahí abajo porque se han comunicado con ellos mediante el móvil. Están desesperados.

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El Ejército Mexicano, la Marina Armada y la policía de la Ciudad de México impiden el paso para que no se desorganicen aún más los trabajos. No hay momento en que las sirenas de las ambulancias dejen de sonar. Bomberos van y vienen. Se llenan carritos de supermercado con agua y medicinas. Se improvisan listas de personas rescatadas, pero no se sabe a qué hospital los han llevado.

No hay momento en que las sirenas de las ambulancias dejen de sonar

En algunos puntos, los servicios de rescate exigen silencio total para escuchar los gritos de las personas atrapadas. Empieza a oscurecer, no hay luz. No hay tiendas de autoservicio. Se forman cada vez más brigadas de auxilio. Médicos, estudiantes, amas de casa, comerciantes y más ofrecen sus manos para el rescate.

Una voz alerta sobre una fuga de agentes químicos. La gente huye despavorida por una posible explosión. Es la colonia Roma Norte, una de las más afectadas por el terremoto.

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Foto por Rogelio Velázquez

Rebeca, 27 años

Venía en mi bici por Álvaro Obregón cuando oí la alarma sísmica casi llegando a Insurgentes. Sentí un tirón hacia el suelo. Me caí y me hice daño en el brazo y los nudillos. En ese momento, a mi derecha comenzó a caerse un edificio. Los cables daban latigazos y ya no pude avanzar más.

"En ese momento, a mi derecha comenzó a caerse un edificio"

Me subí a la bici y encontré partes de mi edificio derrumbados y otras partes como si se hubieran despegado. A mi me urgía llegar porque mi madre se pone bien loca con los temblores. A dos manzanas de mi casa se cayó un edificio.

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Tengo un perrito que se llama Talibán y durante el temblor quedo dentro de mi piso, hasta que yo llegué y lo pude sacar. Toda la colonia Roma Norte olía a gas por las fugas. Ahora no puedo regresar a mi edificio porque no sabemos cómo está de afectado.

Bruno, 15 años

Estaba durmiendo en el segundo piso del piso que está en la calle de Puebla, en la Roma Norte, cuando me despertó el temblor. No oí la alerta sísmica. Pero me asusté por el ruido del edificio de enfrente, que quedó inhabitable. Parecía que se caía.

Tomé las llaves de la casa y descalzo salí a la calle, a resguardarme en la acera. Era un caos, toda la gente estaba asustada. Me dio mucho miedo. La red de telefonía estaba colapsada. Me dio más miedo este seísmo que el pasado porque en esta ocasión estaba solo. Ahora vamos a ayudar a nuestros vecinos más afectados. Aún hay gente entre los escombros.

Hans-Maximo Musielik

Jéssica, 29 años

Soy médica. Vengo con mi hermana y mi novio a ayudar en lo que se pueda, pero ahorita en la calle de Valladolid nos acaban de desalojar porque ahí se cayó un laboratorio y los agentes químicos quedaron expuestos y puede haber un accidente. Venimos por altruismo porque sabemos que necesitan nuestra ayuda.

Ramsés, 27 años, novio de Jéssica

Cada uno hace su parte, nosotros tenemos que hacer la nuestra: la humana y médica, por eso estamos aquí. Hemos visto mucho apoyo de las personas de distintos puntos de la ciudad. Vamos a estar el tiempo que sea necesario para poder apoyar a los que más necesitan de nosotros. Necesitamos vendas, gasas y material de curación en general para los heridos. Esperamos que todo aquel que pueda ayudar se sume a las brigadas de rescate.

"Vamos a estar el tiempo que sea necesario para poder apoyar a los que más necesitan de nosotros"

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Guadalupe, 55 años

Fue algo horrible. En los 31 años que llevo en México no había sentido algo así. Quise bajar las escaleras de mi piso pero no podía de lo fuerte que se sentía el terremoto. Los edificios de al lado se tambaleaban y tiraban mucho polvo, como a punto de derrumbarse.

Como pude, bajé, pero me caí y me lastimé el antebrazo. Lo tengo todo raspado. Todo se cayó en la casa, los muebles y todo se vino abajo. Ahorita no funciona nada en la colonia, no tenemos luz y no hay tiendas Oxxo. Mi edificio fue construido en los años 50, pero ahora parece que quedó de lado.

Uno de los problemas es que esta zona es sísmica y han hecho edificios que han violado las reglas de construcción. El jefe de gobierno no puede estar dando permisos ni vendiendo nuestra colonias a la gente de dinero sin respetar las leyes porque puede pasar una tragedia mayor.

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Foto por Rogelio Velázquez

Dulce, 28 años

Me encontraba en el tercer piso del Hospital Obregón porque mi hermana esta ingresada. Cuando sonó la alarma pudieron salir los pacientes del primer piso y de urgencias, pero yo no. Nosotros nos quedamos en el pasillo y regresé a la habitación con mi hermana. El edificio se tambaleó horriblemente, pero durante el terremoto un camillero regresó por mi hermana. A los familiares de los enfermeros nos obligaron a bajar primero y después salieron los pacientes.

A todos nos pusieron sobre la mediana de la avenida Álvaro Obregón. Desalojaron por completo el hospital porque nos dijeron que había una fuga de gas y que no podíamos estar adentro. Colgaron sábanas de los árboles para protegernos del sol.

"Nosotros seguiremos aquí, en la mediana, toda la noche y, supongo, varios días"

A mi hermana sólo le quitaron los sueros del trípode que tenía al lado, mientras nosotros sosteníamos un recipiente donde drena un líquido que es parte de su operación. En la mediana dividieron a los pacientes que estaba en urgencias y a los que estaban en quirófano. Toda la calle se llenó de enfermos, personal médico y familiares.

Mi hermana estaba muy angustiada porque tuvo que caminar a pesar de no poder hacerlo. Tres horas después devolvieron a los pacientes al hospital después de revisar que no corrían peligro. Ahorita todos los pacientes están en la planta baja. Nosotros seguiremos aquí, en la mediana, toda la noche y, supongo, varios días.