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Cuando la esperanza llega a 'El Hoyo', el territorio más violento de la Ciudad de México

Esta ciudad perdida, de callejones y 405 casas, es impenetrable para la policía. Ahí se pierde la pista de crímenes como secuestros, homicidios y robos. Hoy, un pequeño grupo de jóvenes se niega a creer que el barrio ya escribió su destino.
Imagen por Óscar Balderas/VICE News.

Bienvenido a uno de los territorios más violentos de la Ciudad de México. Una colonia impenetrable para la policía, desconocida para miles de capitalinos y fuera de las mediciones de bienestar del gobierno local.

Esta es la cuna de 'El Ivancito', el niño sicario que antes de cumplir 17 años mandó a la tumba a 19 personas. El barrio donde jugaba 'El Pechugas', un secuestrador tan peligroso que lo sentenciaron a 167 años, por si escapaba dos veces del infierno. El bastión que controlaba 'El Bebé', el capataz de una banda de unos 200 ladrones dedicados a robar autos de lujo con violencia. El lugar donde eran célebres 'El Ganso', 'El Negro' y 'El Perico', asesinos y dílers con arrojo suicida que convirtieron este lugar en un territorio insondable para los patrulleros de la violenta delegación Iztapalapa. Esta barriada recibe a sus visitantes con una capilla dedicada al Señor de Chalma en la entrada de la calle que funciona como único acceso y salida. El santuario tiene grabado el alias de quien pagó su construcción: 'El Zombie', un homicida de mirada vidriosa al que mataron hace varios años. Por si alguien siente ganas de rezar antes de entrar.

Esta ciudad perdida de unos 7,000 metros cuadrados se llama, oficialmente, Colonia La Joya. Pero casi todos la conocen por su apodo: 'El Hoyo'. Los vecinos dicen que es porque sus 405 casas están metidas en una cavidad que era una mina de piedra volcánica. Después del devastador terremoto de 1985, fue invadida ilegalmente por los más damnificados y pobres de Tepito, el temido barrio bravo mexicano. Pero la Policía de Investigación tiene otra versión: el sobrenombre hace honor a la capacidad de la barriada para devorar las carpetas de investigación.

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