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"Cocinamos entre 10 y 80 perros al día", dijo el chef mientras preparaba una orden de costillas en una parrilla de carbón que da hacia la calle.El Restaurante 999 se ubica en una antigua zona industrial y se especializa en tres clásicos caninos: perro al curry con coco, sopa de carne de perro con hormigas rojas y perro asado a la parrilla. Cada plato incluye una ensalada de flor de plátano y una salsa hecha de una pasta picante de fermentado de pescado.
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En abril, un grupo de expatriados se reunió en un parque de Phnom Penh para pasear con correa a sus mascotas con el fin de protestar en contra de la costumbre de comer carne de perro. Sin embargo, la policía y los guardias de seguridad los dispersaron lo más rápido posible. Más tarde, el gobierno dijo que era "extraño" e "inadecuado" que un grupo de extranjeros llevaran a cabo un desfile de perros.En 2003, el gobernador de Phnom Penh solicitó ayuda a los ciudadanos para liberar la ciudad de la plaga de perros salvajes –es decir, que se los comieran–, según el periódico The Cambodia Daily. "Vamos, la carne de perro es deliciosa", dijo. "A los vietnamitas y a los coreanos les encanta comer carne de perro."
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"La carne de perro nos ayuda después de tomar cerveza", dijo uno mientras arrancaba la carne de una costilla y veía a la mesera acercarse con dos botellas de Sra Tinam o "vino curativo", una potente mezcla casera de arroz fermentado, ginseng y un surtido especial de raíces, especias, hojas e insectos."La carne de perro relaja nuestros cuerpos y el vino relaja nuestras mentes", añadió el hombre. Tomó un trago del tónico y acto seguido soltó un suspiro de satisfacción. "Los extranjeros no entiende; creen que estas cosas son solo para camboyanos. Deberían probarlo antes de juzgar".La dueña del restaurante, que se la pasa dando vueltas por el lugar y tomando ordenes sin libreta ni pluma, renunció a su trabajo de mesera en un salón para bodas en 2009 y abrió su propio restaurante, el Restaurant 999. Antes de irnos, dijo que tenía un ultimo mensaje para todos los que creían que los perros deben pueden ser mascotas y no proteínas."¿A poco en serio les preocupan las vidas de los perros?", preguntó de forma agresiva volteó hacia la parrilla, arriba de donde propio can mascota –llamado Tor o "León"– yacía relajado. "Si tanto les preocupan las vidas de los perros, deberían pensar en eso cada que van al mercado a comprar carne de puerco o de res".