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deporte y conflicto

El racismo, la lacra que amenaza con opacar la Copa América

Las autoridades temen que el repunte de actitudes racistas en los estadios afecte la Copa América, el gran torneo de selecciones nacionales de Sudamérica.
Foto de Ricardo Moraes, Reuters

Es uno de esos incidentes que no tienen cabida en el deporte, un rifirrafe en la cancha que termina en una pelea. Un jugador blanco, furioso, se gira hacia un jugador negro del equipo rival y le lanza un ataque racista.

Aunque parezca una copia del incidente entre Luis Suárez y Patrice Evra en 2011, este suceso ocurrió en la primera división de Argentina. Damián Pérez, del Arsenal de Sarandí, atacó a Jerry Bengtson del Belgrano de Córdoba: "¡Negro de mierda", le gritó.

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A diferencia del incidente entre Suárez y Evra, que fue ampliamente seguido por la prensa y recibió una severa sanción disciplinaria, Pérez logró zafarse con una mera disculpa tras el partido. Bengtson, por su parte, se llevó una tarjeta amarilla.

Esta clase de incidentes se han vuelto habituales en el fútbol latinoamericano —tanto, de hecho, que se ha temido por lo que pueda ocurrir en la Copa América que se disputa en Chile. Existe preocupación por la posibilidad de que se cometan actos xenófobos; la CONMEBOL lo tiene tan presente que ha emitido advertencias sobre posibles sanciones severas en caso de que se produjeran incidentes racistas.

Bengtson es jugador de la selección de Honduras y apareció en los tres encuentros de la fase de grupos en el Mundial de Brasil. Foto vía PA Images.

Por desgracia, hay muchos elementos que apuntan a que estas preocupaciones están bien fundamentadas.

Un buen ejemplo es el reciente y lamentable caso de Jhoel Herrera, jugador del Real Garcilaso de la primera división de Perú. Herrera llevó a su familia al estadio para que presenciaran el enfrentamiento entre su equipo y el Cienciano para celebrar el Día de las Madres el pasado mes de mayo. Poco podía esperar Herrera que tendría que aguantar 90 minutos de abusos racistas que fueron ignorados completamente por el árbitro. Herrera logró mantener la cabeza fría durante todo el partido y trató de mantener la fuerza en la entrevista pospartido hasta que vio que su madre estaba siendo atacada físicamente por un grupo de aficionados del Cienciano. El vídeo de Herrera dejando la entrevista para ir a defenderla en las gradas es suficiente para avergonzar a cualquier fan del fútbol (y a cualquier ser humano en general, de hecho).

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El racismo en Latinoamérica, sin embargo, no es patrimonio exclusivo de los estadios. Su aborrecible lacra también ha afectado otros ámbitos del deporte, como cuando el narrador radiofónico Alberto Raimundi llamó "negro de mierda" al futbolista colombiano Teófilo Gutiérrez o cuando el político mexicano Manuel Treviño de Querétaro llamó "simio" al brasileño Ronaldinho.

Por desgracia, este no es un fenómeno nuevo. El Dr. Rory Miller, profesor de la Universidad de Liverpool y autor de Football in the Americas: Futbol, Futebol, Soccer, explica a VICE Sports que el racismo "siempre ha estado ahí": "La naturaleza del racismo ha cambiado de un país a otro, pero siempre ha estado presente. En Brasil, la rivalidad entre Flamengo y Fluminense en la década de 1920 se basó mucho en las diferencias étnicas, en particular en el empleo de jugadores negros y mestizos por parte del Flamengo".

"Costó mucho tiempo aceptar a jugadores negros en la selección nacional en Brasil, e incluso fueron culpados en varias ocasiones por los fracasos de su equipo en los Mundiales hasta su primera victoria 'carioca' en 1958. En Perú, la rivalidad histórica entre La U y Alianza se ha basado tanto en etnia como clase", apostilla Miller.

Sin embargo, el repunte de los incidentes racistas en los últimos años podría explicarse por un cambio de actitud en toda América Latina: "Lo que creo que es importante es la forma en que la gente piensa sobre las etnias ha cambiado en Sudamérica", explica Miller. "Antes de los años 90 no había un problema 'blanco-y-negro' como sucedía en Estados Unidos, donde o te encasillaban en un grupo o en el otro".

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"La mezcla étnica se solía aceptar sin problemas", prosigue el investigador británico. "Lo que para algunos podría parecer un término racista en ciertos contextos se usaba como muestra de afecto. Así, 'cholo' en Perú podía ser un insulto si los blancos adinerados lo usaban para referirse a los migrantes indígenas de Lima, pero en cambio los aficionados se referían al futbolista Hugo Sotil como 'El Cholo' con afecto y admiración. La percepción social de los indígenas y la opinión sobre la mezcla étnica ha cambiado a medida que han crecido los movimientos políticos y sociales alrededor de los primeros".

Otras fuentes, en cambio, apuntan a una falta de liderazgo de las autoridades como causa de la escalada de racismo. La senadora chilena Lily Pérez escribió una carta abierta al presidente de su país en la que deploraba la falta de acción del gobierno: "Es lamentable que no sea solo el entrenador nacional quien está experimentando dolores de cabeza por la Copa América", señala. "El gobierno también se enfrenta a una situación muy difícil, y no es precisamente el retraso en la entrega de infraestructura, sino el completo fracaso a la hora de llevar a cabo una campaña efectiva contra un problema que plaga las canchas de fútbol: el racismo y la incitación al odio".

La senadora Pérez ha iniciado una campaña con el objetivo de que el gobierno chileno se involucre más en la regulación de los abusos racistas y está preocupada particularmente por la escasa preparación de las autoridades chilenas para lidiar con el problema.

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"A solo unas semanas del torneo, la acción del gobierno ha brillado por su ausencia. Las autoridades se han preocupado más por poner asientos en los estadios que por desarrollar campañas educativas y preventivas sobre la incitación al odio por cuestiones raciales. Brasil invirtió tiempo, dinero y sobre todo liderazgo en intentar resolver este problema, y lo mismo hacen los países de Europa en sus torneos domésticos", apunta Pérez.

Pérez usó un accidente que ocurrió en Chile hacia finales del año pasado para destacar su petición. Emilio Rentería, un venezolano de nacimiento, tuvo que dejar el campo llorando al ser víctima de un sistemático abuso racista por parte de los fans del equipo contrario.

"Como autora de un proyecto que identifica el racismo y la incitación al odio en todas sus formas, me gustaría invitar al gobierno a invertir sus esfuerzos en este tema. Deben recordar que el fútbol es una fiesta para todos", asegura la senadora.

El fracaso de Chile a la hora de implementar un plan efectivo para lidiar con el racismo es una preocupación compartida por la CONMEBOL. La confederación sudamericana de fútbol ha expresado su consternación ante los escasos intentos del país anfitrión de llevar a cabo una campaña anti-racismo, hasta el punto que su presidente, Juan Ángel Napout, recordó a los chilenos que podría haber "sanciones muy fuertes": Tenemos procedimientos disciplinarios claros y los usaremos en su totalidad si ocurrecualquier accidente xenófobo durante la Copa", aseguró el mandatario.

El fútbol necesita que la Copa América esté libre de controversia. Con el fiasco de la FIFA aún fresco en la memoria de los fans, sería muy decepcionante que la atención de los aficionados se desviara de nuevo hacia otro lamentable caso de abuso racial.