a
Ilustración por @sinmuchasfotos.

FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Sabuesos Guerreras: las madres detectives que le hacen el trabajo a la policía de México

Hace un año eran ocho mujeres, hoy son 100 y durante ese periodo han logrado encontrar 17 cuerpos, más de uno por mes.

Artículo publicado por VICE México.

La pala de acero rompe la tierra una y otra vez. Se incrusta en el suelo fangoso, quiebra las raíces de la maleza y recoge los trozos de lodo que se forma. Es sostenida por las manos de una mujer que desde hace minutos libra una batalla desigual contra el escarpado terreno. Mientras más cava, más se hunden sus pies. Pero su empeño ha permitido que el boquete de la superficie aumente su tamaño. Viste jeans, una playera blanca y porta unos guantes para evitar que broten ampollas en sus palmas por la fricción de su piel contra la madera de su instrumento. Está aquí porque busca un tesoro: el cuerpo de su hijo desaparecido o al menos uno de sus huesos.

Publicidad

La voz de otra mujer explica lo que pasa: “Hola, buenos días. Estamos transmitiendo en vivo una búsqueda de Sabuesos Guerreras. Estamos por el sur de la ciudad. Un anónimo nos está diciendo que probablemente aquí podamos encontrar algunos tesoros. Se ha excavado algo. Salen olores fétidos. Ojalá el día de hoy podamos regresar a algunos tesoros, esos corazones que han dejado de latir, a casa. Si tu nos estás viendo y sabes de alguien o dónde pudiera haber una fosa clandestina, avísanos”.

Después de horas de luchar contra la agreste geografía del la zona, se anuncia el júbilo con voz entrecortada: “En estos momentos ya se ha encontrado la evidencia. Las compañeras salen de la fosa, le toca ahora a los peritos. Esto es en verdad emocionante. Ha salido un tesoro, esperemos encontrar más”. Dos mujeres con la ropa cubierta de lodo se abrazan dentro de la tumba recién descubierta.

Es la mañana del 9 de octubre de 2017. Es la primera búsqueda de la asociación civil Sabuesos Guerreras, un grupo de madres, esposas, hijas, hermanas, novias, que buscan a sus seres queridos debajo de la tierra de Sinaloa, uno de los estados más violentos de México ubicado en las costas del Pacífico.

10 meses antes, el 26 de enero, desapareció Yosimar García Cruz, un policía de 28 años que estaba apunto de casarse. Ese día, mientras aprovechaba su descanso para ir a bañarse a su hogar, un comando de hombres armados, vestidos con uniforme tipo militar y capuchas, entró a su casa para someterlo de forma violenta frente a su novia y a uno de sus hermanos. Se lo llevaron en ropa interior.

Publicidad

Inmediatamente su madre, María Isabel Cruz, comenzó su búsqueda. Tiempo después, el 30 de agosto, fundó junto con otras ocho mujeres Sabuesos Guerreras. El nombre de la asociación se debe a dos motivos. El primero es un homenaje a perros como Grecia, Charly, Reyna, Guapo, Roja y Chanel, que las ayudan con el rastreo de los cuerpos, y el segundo porque “somos madres que como perras vamos y rascamos la tierra para buscar a los nuestros”.

La fecha de fundación del grupo de búsqueda no es casualidad. Desde hace unos años la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 30 de agosto como el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. Pero ¿qué es la desaparición forzada?

De acuerdo con la propia ONU:

“El arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad que sean obra de agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado”.

Es decir, aquellas desapariciones que son cometidas por militares, marinos, policías o funcionarios públicos. Además, la institución reconoce que aunque este delito fue principalmente el producto de las dictaduras militares durante el siglo pasado, puede perpetrarse hoy día en situaciones complejas de conflictos internos.

En México los datos no muestran un panorama alentador. El Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas ha contabilizado un aproximado de 34 mil casos de personas extraviadas en el país. Sin embargo, cifras de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas señalan que 1,394 personas han sufrido desaparición forzada, tres cuartas partes de los casos han ocurrido en cinco estados: Guerrero, Veracruz, Sinaloa, Tamaulipas y Zacatecas.

Publicidad


Pero más allá de buscar culpables y saber si quienes se llevaron a sus familiares eran militares, marinos, policías o narcotraficantes, las mujeres de Sabuesos Guerreras quieren saber dónde están los suyos. Por ello, en las jornadas de búsqueda salen uniformadas desde las 7 de la mañana a lugares recónditos del estado; equipadas con botas, radios de comunicación, agua, un botiquín, cubetas, sogas, guantes, cubre bocas, sombreros, sueros, repelentes y, por supuesto, machetes, picos y palas. Si no tienen éxito terminan a las 4 de la tarde, pero si encuentran un cuerpo o algún hueso regresan hasta las 10 de la noche.

No sólo buscan tesoros en fosas clandestinas, también en cárceles locales, morgues, hospitales psiquiátricos, centros de rehabilitación y en las calles de pequeños poblados alejados de las grandes ciudades esperando encontrar a algún indigente que quizá haya perdido la memoria y resulte ser alguno de sus familiares. Hace un año eran ocho mujeres, hoy son 100 y durante ese periodo han logrado encontrar 17 cuerpos, más de uno por mes.



En su portal de Facebook es común ver mensajes de aliento como: “Gran labor, gente con un gran corazón. Están ayudando a mucha gente a regresar a casa, Dios las bendiga siempre” o “Fortaleza para ese duro andar. Que la esperanza nunca muera y el amor las motive”. Incluso les piden ayudar a encontrar a otras personas desaparecidas fuera del estado, lo que ha permitido que trabajen en conjunto con otras organizaciones de desaparecidos en el país.

Publicidad

“Vamos, escarbamos, y cuando localizamos un cuerpo le damos aviso al gobierno, pero realmente nosotras estamos haciendo las labores que les corresponden a ellos. Esta semana localizamos a un muchacho de Jalisco que se encontraba en la morgue desde diciembre pero las autoridades no habían dado aviso a sus familiares. Ocho meses de agonía. ¿Crees que es justo para una madre? Son las autoridades incompetentes que no están haciendo su trabajo”, señala María Isabel Cruz.

La madre de Yosimar cuenta que más allá de las largas jornadas de trabajo, el intenso calor, el cansancio, el olor de los cuerpos descompuestos y el impacto emocional cuando localizan los restos de alguna persona, lo más difícil para ella es lidiar con la corrupta burocracia gubernamental. Pero todo vale la pena por saber dónde está su hijo, porque en México ser policía no significa contar con un manto protector contra las desapariciones.



Lo que más extraña de él es su risa, sus abrazos, su aroma, su esencia. Recuerda lo mucho que le gustaba pasar horas frente a la computadora jugando en línea, su afición por el box o cuando acudía al Taekwondo en su infancia. Siempre lo extraña y para sentirlo más cerca escucha su voz musicalizada con rap. Y es que Yosimar es amante del Hip Hop y ha compuesto algunas canciones.

“Quiero tenerte junto a mi, parar el tiempo. Sentirte cerca de mi a cada momento. Sentir tu cuerpo y demostrarte que con sólo un beso detienes todo mi tiempo. Escribo esto para mostrarte todo lo que por ti siento. Aunque tenemos poco o mucho tiempo, gracias a ti mi corazón está contento”, dice una de las letras que grabó meses antes de su desaparición.

Publicidad

En junio pasado su madre subió esa canción al Facebook de Sabuesos Guerreras. La voz de Yosimar suena mientras aparecen decenas de fotografías de fosas clandestinas, mujeres con palas, tierra removida, carteles con la leyenda ‘¿Dónde están?’, fotos de desaparecidos y restos humanos.

Son imágenes que de repente chocan con la dulzura de la letra, pero que a veces la abrazan y le dan sentido a la melodía. Entre ellas, aparece fugazmente lo que parece la portada de su disco: él sentado en una posición retadora con un gorra negra y botas color miel, con sus característicos lentes, y las letras ‘YOSI MX Da King’ con distinta tipografía sobre un tono sepia.

Como si fuera una batalla de rap entre madre hijo en la que el ganador es quien más cariño demuestra, su madre le respondió con otra canción en la descripción del video: “Pueden pasar tres mil años. Puedes besar otros labios. Pero nunca te olvidaré. Pero nunca te olvidaré. Puedo morirme mañana. Puede secarse mi alma. Pero nunca te olvidaré. Pero nunca te olvidaré".

Y es que para María Isabel Cruz, de la misma forma que muchas madres, esposas, novias hermanas, hijas, no hay otra forma de vivir más que buscando tesoros en este panteón llamado México. “Mi hijo es mi vida, lo amo y no voy a descansar hasta encontrarlo. Mi último suspiro al morir, si aún no lo encuentro, será para él”.