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Cultură

Los toreros de California usan velcro en lugar de lanzas

En la festa de Thornton, California, no se derrama una gota de sangre. Cada toro que entra a la plaza sale vivo y completamente ileso.

Todas las fotos por la autora.

Toda mi vida he vivido en California y en todo ese tiempo nunca supe que había corridas de toros en Central Valley. Y eso se debe a una buena razón: el brutal deporte está prohibido en California porque están en contra del maltrato animal. Ningún animal merece morir de esa manera, con lanzas clavadas en su cuello hasta que estén tan cansados que ya no puedan luchar cuando llegue el momento de ser matados. Pero en Central Valley, donde hay una gran población de inmigrantes portugueses, las corridas de toros no son así. Allá no se derrama sangre: los toros llevan un pedazo de velcro en sus hombros y los toreros montados en caballos tratan de marcarlos con dardos con punta de velcro.

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Mi amiga Ángela, una chica que convivió mucho con la comunidad portuguesa de California durante su infancia, me invitó a ver las corridas de toros en persona en una festa. La festa es una reunión que dura un fin de semana a la que asisten inmigrantes portugueses y sus familias. La celebración incluye desfiles, baile, una misa católica, mucha comida tradicional y, por supuesto, corridas de toros. En el verano hay varias festas en varias ciudades en todo el estado pero la de Thornton, California, a la que fui con Ángela, es una de las más grandes.


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Thornton es una comunidad rural con 1,131 habitantes pero alberga a más de 30 mil personas durante la festa, cuando todos llenan lo que parece ser la única calle del pueblo. La mayoría de las personas que estaban ahí hablaban portugués y parecía que todos se conocían. Si no hubieran sido tan amables ofreciéndome salchichas de sangre y rollitos dulces, me habría sentido como un intruso en la reunión familiar más grande del mundo.

Poco después de llegar, Ángela y su hija se encontraron con personas que no habían visto en más de diez años —amigos, primos, tátara tíos y un muchos otros familiares que, al igual que Ángela, no habían asistido a una festa desde que eran niños—. Y ahora que tienen hijos propios, regresaron para mostrar la cultura portuguesa a la nueva generación.

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Ángela es estadunidense pero es descendiente de tercera generación de inmigrantes portugueses y aprendió sobre la cultura portuguesa gracias a las festas. California es el estado con la población más grande de inmigrantes portugueses con cerca de 330 mil habitantes de origen portugués, sin embargo, la familia de Ángela era la única familia portuguesa en el vecindario de Sacramento, por lo tanto, las festas y eventos similares eran muy importantes para ella.

De niños, Ángela y otros niños de origen portugués encontraban consuelo en las festas porque tenían la libertad de ser ellos mismos. En la escuela eran totalmente estadunidenses pero en las festas eran libres de adorar como en sus tradiciones católicas, comer platillos portugueses y bailar desinhibidos, a diferencia de los demás adolescentes estadunidenses que luchaban por alejarse de los gimnasios de sus escuelas. Era como celebrar el día de la independencia, una graduación y una boda al mismo tiempo.

"Mis tatarabuelos tenían planeado regresar a Portugal pero nunca lo hicieron, igual que la mayoría de los inmigrantes", explicó Ángela. "Es una forma de aferrarse a algo familiar".

Al igual que muchas celebraciones, las festas se basan en creencias antiguas —en este caso, en la Virgen de Fátima, un nombre que se le dio a la Virgen María cuando apareció ante tres pastores en Fátima, Portugal, con un mensaje de Dios—. En Thornton hay una estatua de la Virgen de Fátima y se rumora que llora lágrimas de verdad, por eso se le considera muy milagrosa ente la comunidad católica.

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Para honrar estas creencias, organizan un desfile en honor a la comida tradicional, los bailes y a la Reina Isabel de Portugal, famosa por su gran caridad. Sus sacrificios se conmemoran de varias formas simbólicas, algunas de las cuales sobrepasan la metáfora, como dar comida a los pobres durante la celebración. Cuando los inmigrantes portugueses llegaron a EU, se reunieron en comunidades agrícolas y el desfile también rinde honor a ese legado. En la calle paseaban las vacas más grandes que jamás he visto, con baba goteando de sus hocicos. Un chico se detuvo para posar frente a mi cámara con un sombrero de torero en la cabeza y una cabra al otro extremo de su correa. Todo parecía haber evolucionado de raíces portuguesas pero con una consciencia estadunidense. Y las corridas de toros eran el ejemplo perfecto.


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La atracción principal en las corridas de toros españolas y mexicanas (las versiones más conocidas del deporte) es el matador, que significa asesino. Pero en las corridas de toros portuguesas, la atracción principal es el cavaleiro, que significa algo como "jinete". Las corridas de toro al estilo portugués se realizan a caballo y en realidad el toro no es más que una excusa para mostrar la gran habilidad del jinete. Los toros salen vivos de la plaza, aunque en las corridas portuguesa tradicionales, el cavaleiro clava varias banderillas pequeñas en la espalda del toro.

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Sin embargo, en la festa no se derrama una gota de sangre. Cada toro que entra a la plaza sale vivo y completamente ileso. En este evento no hay banderillas, en vez de eso, los toros llevan un pedazo de tela en la espalda al que se pegan las "lanzas" con velcro, que están diseñadas para provocarlos, no para apuñalarlos.

Nunca había ido a una corrida de toros y me di cuenta muy fácil contagiarse de la energía de la multitud. Cada que el cavaleiro adhería su lanza de velcro en la tela del toro y evitaba ser corneado, yo saltaba de mi asiento y gritaba de emoción como todos los demás.

En total entraron seis toros a la plaza, uno tras otro, pero no antes de enfrentar a la pega, un equipo de jóvenes formados atrás del hombre principal, que trae puesto un sombrero verde ridículo que traiciona la gravedad de lo que sigue. Tiene que torear al animal cuando éste embiste, tomarlo por los cuernos y montarlo cara a cara mientas el resto de su equipo se le echa encima al animal para reducir su velocidad hasta que se detenga por completo.

Tres de los cavaleiros viajaron desde Portugal para participar en la corrida de toros. En EU hay solo 20 corridas de toros al año, así que cada una es muy importante y la seguridad de todos los involucrados —humanos o animales— depende de la habilidad de los participantes, por eso vale la pena tener a los mejores. Alberto Conde, uno de los cavaleiros originarios de Portugal, dijo que, para él, esto era su legado. "La cultura portuguesa es movimiento, color, música, arte…"

Cuando terminó, los adolescentes corrían por todos lados enfrascados en sus vidas amorosas incipientes, esperando con ansias el baile nocturno —el mismo donde Ángela conoció a su esposo—. Miles se reúnen para la misa al aire libre y la vigilia a la luz de las velas, acompañados de cientos de estadunidenses de origen filipino que se unen a la celebración católica. Los viejos amigos se reencuentran y presentan a sus hijos, quienes empiezan a formar lazos como los que sus padres formaron en el transcurso de muchas festas.

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