Imagen por Michael Reynolds/EPA
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En sus años más abarrotados, llegó a tener entre 700 y 800. Hoy, Guantánamo tiene 41prisioneros. De esos, 26 son "forever prisoners", según la prestigiada organización American Civil Liberties Union.No existe suficiente evidencia contra ellos, o la evidencia está contaminada para poder condenarlos, pero el gobierno los ha declarado como "demasiado peligrosos para ser liberados" y, por eso, los mantienen en aislamiento, con miedo constante y en cuartos diminutos.Mohamedou Slahi es un ingeniero eléctrico de 44 años, originario de Mauritania, acusado de ser miembro de Al Qaeda y de reclutar a tres de los secuestradores en los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Entre 2002 y 2006 fue prisionero de Guantánamo y a su salida narró las torturas que vivió en aras de la guerra contra el terrorismo."Pensé que iban a ejecutarme. Debido a la paliza no pude estar de pie, así que el otro guardia me arrastró con los dedos de los pies trazando el camino y me arrojaron al camión. La paliza continuó por las siguientes tres o cuatro horas", contó Slahi en su libro Guantánamo Diary.Exprisioneros de Guantánamo suplican a Obama que lo cierre de una vez por todas. Leer más aquí.
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Para los "forever prisoners" como Paracha y Zubaydah, la esperanza de recuperar su libertad estaba puesta en que días antes de que Barack Obama concluyera su mandato, cumpliera con su promesa de clausurar la cárcel. Sin embargo, eso no sucedió. Y con Donald Trump como el nuevo ocupante de la Casa Blanca, sus esperanzas están perdidas.Trump ha compartido a sus seguidores su entusiasmo por mantener Guantánamo abierto y llenarlo con nuevos prisioneros. En diciembre, como presidente electo, usó su cuenta de Twitter para atizar la polémica."No debería haber más liberados de Gitmo. Estas personas son extremadamente peligrosas y no se les debe permitir volver al campo de batalla", escribió en su cuenta personal.No era la primera vez que Trump se pronunciaba sobre un tema de prisioneros, guerra y terrorismo: durante un mitin en Ohio en junio del año pasado, apoyó la táctica de "waterboarding" con un par de frases contundentes: "Me gusta mucho. No creo que sea lo suficientemente fuerte".Si bajo Obama el cierre de Guantánamo parecía una realidad, Trump y su presidencia han eliminado ese sueño. En su última carta abierta al Congreso, un día antes de la inauguración de Presidente Trump, Obama explicó que no había justificación para mantener Guantánamo abierto, pese a sus esfuerzo por clausurarlo, y culpó al Congreso de no actuar, para velar por los intereses del Partido Republicano."Guantánamo es contrario a nuestros valores y socava nuestra posición en el mundo. Ha pasado demasiado tiempo para poder terminar este capítulo de nuestra historia", escribió Obama el 19 de enero, a menos de 24 horas de la toma de protesta de Donald Trump.Con Trump en la Casa Blanca, y un nuevo Congreso de mayoría republicana, Guantánamo no sólo seguirá vivo. A partir de 2017 comenzará a crecer de nuevo._Sigue a VICE News En Español en Twitter: @VICENewsEs_