Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
SOBRE LA TÉCNICA…
- Vipassana, que significa ver las cosas tal como realmente son, es una técnica de meditación ancestral que fue enseñada hace más de 2.500 años por Gautama, el Buda, como un remedio universal para calmar y liberar la mente de odios, depresión, agresividad y toda clase de estados negativos.
- La Vipassana no es una religión y no está en contra de ninguna religión, pues no contiene componentes religiosos ni sectarios. Es puro entrenamiento mental. Digamos que usted practica spinning, trota o hace yoga para entrenar su cuerpo, bueno, la Vipassana es lo mismo, pero para la mente.
- La Vipassana se imparte a nivel global, tanto en las prisiones como fuera de ellas, de manera completamente gratuita, pues todos los costos son cubiertos con las donaciones de personas que ya han realizado los cursos, han quedado agradecidas y quieren que otros tengan la oportunidad de conocer la técnica.
- La técnica se enseña en cursos de retiro de diez días, durante los cuales los participantes deben permanecer en completo silencio y respetar un código de disciplina que consiste en abstenerse de matar, robar, tener actividad sexual, mentir y usar intoxicantes durante el curso. Este código disciplinar permite calmar la mente, que de otro modo estaría demasiado agitada para realizar la tarea de autoobservación, que es la base de la Vipassana.
- Durante los tres primeros días de cada curso se les pide a los meditadores que se concentren en observar con los ojos cerrados y en completo silencio como entra y sale el aire naturalmente a través de las fosas nasales. Esto con la intensión de enfocar y calmar la mente que suele estar agitada debido a las ocupaciones y preocupaciones de la vida diaria.
- En tiempos del Buda se enseñaba que si se entrena la mente para que sea ecuánime; es decir, para que no juzgue ni reaccione con deseo o aversión ante cualquier circunstancia por agradable o desagradable que sea, la mente se va purificando e iluminando. Es por esta razón que a partir del cuarto día los meditadores dejan de observar sólo su respiración y empiezan a observar en profundidad sus diferentes sensaciones corporales y estados mentales en silencio, calma y sin juzgarlos ni reaccionar ante ellos.