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¿Quién armó al Estado Islámico? ¿Cómo evitar que vuelva a pasar?

Todos los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU pueden haber contribuido, indirectamente, a armar al grupo terrorista.

Rusia, Francia, China y otros 30 países, incluidos todos los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, podrían haber contribuido a armar a Estado Islámico (EI) en la última década. Amnistía Internacional ha catalogado más de 100 tipos distintos de armas y municiones en manos de esta organización, procedentes, originalmente, de al menos 25 estados. La ONG achaca el significativo potencial militar del grupo a la falta de control sobre el comercio de armas.

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El Estado Islámico ha tenido acceso a este armamento, principalmente, apoderándose del arsenal de los ejércitos iraquí y sirio. La caída de Mosul en junio de 2014 marcó un antes y un después, cuando la huída en masa de las tropas iraquíes de la ciudad dejaron a disposición de la organización terrorista un amplio elenco de armas y vehículos militares, algunos de ellos de fabricación estadounidense.

La presencia del autodenominado Califato en ambos lados de la frontera de Siria e Irak amplía el abanico de fuentes de provisión de armamento. Entre 1980 y 1988, en pleno conflicto iranoiraquí, al menos 34 países vendieron armas a Saddam Hussein y otros 28 se las vendieron al régimen de los ayatolás: una contienda clave en el comercio internacional de armas moderno, de acuerdo con el informe. El embargo de la ONU de 1990 truncó este comercio hasta 2003, después de la invasión de Irak.

Las armas de Siria, a su vez, son de exportación rusa, iraní y de países de la órbita soviética. La región ha devenido un polvorín en las últimas décadas.

Además de este complicado entramado de ventas y reventas, cabe añadir las armas conseguidas por el Estado Islámico mediante la expropiación de arsenales suministrados por países de la zona a grupos afines, ya sean rebeldes o progubernamentales, mediante los cuales defienden sus intereses políticos en la región.

"Es sabido que todos los países de la región han armado a los rebeldes y han ayudado a los rebeldes militarmente. Por lo tanto, cualquier venta de armas a Turquía puede ser utilizada para los rebeldes", declara a VICE News Pere Ortega, del Centre Delás de Estudios para la Paz.

"No puedo decir que estas armas hayan llegado a ISIS, pero son grupos que, entre ellos, algunos son aliados y otros enemigos. Pero cuando tú suministras armas a Qatar… y sabemos que Qatar ayuda a los salafistas, y de ahí hayan acabado en manos del ISIS…", continúa Ortega, utilizando las siglas anglosajonas para referirse al Estado Islámico. El investigador recuerda que el 23% de las exportaciones de armas españolas son a países de la región.

El informe no se limita a la denuncia. Amnistía Internacional propone una serie de mecanismos para evitar que se repita una situación como ésta: propuestas como evaluaciones más rigurosas que tengan en cuenta el efecto a largo plazo de una transferencia susceptible de ser desviada, registrar las transferencias de manera transparente, controles tras la entrega o cooperación con grupos expertos en sanciones de la ONU.

"La primera medida, por supuesto, es respetar los embargos que se decreten. La segunda medida es denegar la exportación a países que incurren en uno de los supuestos de vulneración de los derechos fundamentales señalados en el Tratado, colaborando con la ONU en las tareas de control, gestión y DDR: desmovilización, desarme y reinserción de los grupos y armas trasladadas a ese país", le dice a VICE News Juan Álvarez, responsable de Amnistía Internacional en esta área.

Álvarez recuerda que su organización exigió que fueran los agregados militares de las embajadas los que se encargaran del control de su uso después de una exportación.